Treinta y cuatro; carrusel

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"Gira y gira el carrusel"

Voy a casa de Jared después de trabajar porque no nos habíamos visto mucho durante esta semana después de pasar unos agradables días en Cocoa. Ahora que Sam no estaba, volvía a tener más trabajo y estaba ocupada la mayoría del tiempo. Había ido al gimnasio cuando podía pero no había coincidido con Jared porque iba antes. No sabía qué estaba haciendo si no estaba trabajando, aparte de pasar más tiempo con su hermano.

Llamo a la puerta y tarareo la canción que tengo en la cabeza desde esta mañana. Toco la caracola que tengo en el colgante que Jared me regaló y dejo de tararear cuando Adam abre la puerta. Nos sonreímos y le doy un pequeño abrazo.

— ¿Has comprado ya el colgante?

— Sí. Tengo que prepararlo todo para el fin de semana. Me gustaría que me dejarais la casa libre el sábado.

— Eso está hecho.

Entro con una sonrisa pero se me borra al ver en el salón el cabello castaño de Mía. Decían que los ojos eran el espejo del alma, y mi alma ahora estaba echando humo, por lo que intento suavizar las facciones, pero mi ceja izquierda se alza sin quererlo.

— Hola —saludo.

— Hola —dice Mía mordiendo su labio.

Mi novio levanta sus cejas y sonríe para después levantarse y darme un pequeño beso en mis labios.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta

— He visto una rana en la tienda de animales y me he acordado de ti —me encojo de hombros y Adam suelta una carcajada sentándose en el sofá.

— Muy graciosa —Jared se sienta de nuevo sin perder contacto visual conmigo, como si nos estuviésemos leyendo la mente—. Mía va a abrir una clínica veterinaria, estoy asesorándola —señala los folios que tienen delante.

— ¿Tratáis también a ranas? —Le pregunto.

Ella sonríe e intenta no reírse. — Podríamos tratarlas, sí.

— Tratan también a ranas —digo mirando a Jared con una sonrisa.

— Bien, será mejor que me vaya. Gracias por todo, Jared —Mía se levanta y dejo que el bolso encima de una silla mientras Adam me mira con diversión.

— Te acompañaré a la puerta —dice Jared—. Echaré los papeles mañana y esperaremos a que te llegue el certificado para poder abrir.

— De acuerdo. Me alegro de verte, Grace —me sonríe

— Igualmente, Mía —le sonrío de vuelta.

Jared la acompaña a la puerta y los pierdo de vista. Poso mis ojos en Adam y alzo una de mis cejas.

— ¿Qué te hace tanta gracia? —Le pregunto.

— Tu sonrisa falsa —dice en voz baja.

— ¿Se ha notado mucho?

Adam se ríe y escucho la puerta cerrarse. Espero a que mi novio llegue al salón y empieza a recoger todos los folios guardándolos en una carpeta.

— Hola Grace, cuánto tiempo sin verte, ¿Qué tal el trabajo? —Digo en un tono de voz grave.

— ¿Puedo saber por qué estás celosa? —Cierra la carpeta y la tira a un lado de la mesa para después echarse sobre el sofá.

— No estoy celosa —me señalo.

— El polígrafo hubiera explotado —Adam le saca punta al lápiz y lo miro mal haciendo que él sonría y ponga una mano en su boca.

— La estoy ayudando a abrir su negocio.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora