Siete; ¿Obligación?

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"Estoy intentando ser amable, pero parece que no consigues verlo"


Mamá me da la cerveza y no tardo en darle un trago mientras ella se sienta frente a mí. Se enciende un cigarrillo y expulsa el humo. Su pelo ahora está corto y castaño y su ropa es casual y juvenil. Lleva unas gafas a lo Elton John que me han hecho mucha gracia pero me alegro de verla radiante.

— Y bueno, ¿cómo te va? —me pregunta.

Está dando un poco de sol en Chicago pero aún hace frío, sin embargo, mi madre solo va con una rebeca mientras yo llevo mi abrigo. Nos hemos puesto fuera porque ella quiere fumar.

— Me va muy bien, el trabajo bien y todo bien —me encojo de hombros.

Hubiera preferido tomarme la fría cerveza dentro del local, no soy capaz ni de coger el frío botellín.

— Me alegro.

— ¿Cómo te va a ti?

— Muy bien —ella sonríe abiertamente—. El trabajo bien y todo bien —se encoge de hombros y sonrío—. ¿Cómo está tu... padre?

— Está como siempre.

— ¿Sin ninguna arruga? —asiento—. Ese cabrón ha tenido que hacer un pacto con el diablo —le da una calada a su cigarrillo.

— Puede ser.

— ¿Qué tal con tus amigas?

— Sarah se ha enamorado

Mamá alza sus cejas. — ¿Se ha enamorado? Dile que eso le irá mal.

— Mamá —me quejo.

— De acuerdo, de acuerdo. No tiene por qué irle mal. ¿Cómo lo conoció?

— En un club.

— Le irá mal.

Ruedo los ojos. — No tiene por qué. Conocimos a nuestro nuevo grupo de amigos ahí.

— ¿Un grupo de amigos?

— Sí. Son muy simpáticos pero hay uno que me intimida —pienso en Jared y mi madre me mira con atención para que siga contándole—. Tiene su cuerpo lleno de tatuajes y a veces creo que me odia.

— ¿Por qué?

— No lo sé, le caeré mal —me encojo de hombros.

— No le puedes caer bien a todo el mundo —apaga su cigarrillo para después levantarse, agradezco que quiera meterse dentro del bar y mi cuerpo se relaja cuando entra en el ambiente cálido. Mamá se sienta en un taburete en la barra y me siento a su lado.

— Solo quiero, que si encuentras a un chico, no te ilusiones —me mira.

— No lo hago.

Ella sonríe. — Eso está bien, muy bien, no dejes que nadie pise tu corazón. No te he criado para que rompan tu corazón, eres más inteligente que eso.

Y lo era, pero sabía que quizás algún día llegaría ese momento porque todos acabamos con el corazón roto alguna vez.

— Patrick y yo no nos hablamos —digo después de darle un sorbo a la cerveza.

— ¿El chico irlandés? —asiento—. ¿Por qué?

Muerdo mi labio inferior mientras miro mis manos rojas por el frío. — Su novia y bueno, él es un capullo —me encojo de hombros.

— ¿Te ha dejado de hablar por su novia? ¿Sabes? También hay mujeres muy malas, también tienes que tener cuidado. Ni siquiera te fíes de tu sombra.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora