Capítulo 1

128 16 20
                                    

12 de abril del año 2043

Edwin

Despierto con la luz del sol que entra por la ventana y el sonido de la alarma electrónica en mi mesa de noche, paso ambas manos sobre mi rostro para disipar el sueño que aun siento mientras dejo salir un leve bostezo, es poco lo que puedo recordar de la noche anterior, apenas recuerdo haber estado en una especie de fiesta y haber sido traído a casa por mi mejor amigo Tadashi no se a que hora, quizá tomé demasiado y me embriagué...

A pesar del fuerte dolor de cabeza me pongo de pié y me detengo unos momentos a mirarme en el espejo y noto que la creciente barba que tengo ya me hace ver un poco mayor y sobre todo descuidado, mi cabello que baja un poco bajo de las orejas está desordenado en rizos como siempre. Soy un joven de nacionalidad mexicana que vive acá en España desde los cuatro años de edad debido a que mi padre es español y el líder americano presentaba una crisis que provocó que mis padres abandonaran el continente en aquel entonces.

Después de bañarme y vestirme para irme a la aburrida universidad, como es de costumbre, fui a la cocina a desayunar, allí estaba mi madre como siempre preparando todo el desayuno y mi padre tomando su cafe para luego irse a trabajar. Un día rutinario como cualquier otro.

-Buen día mamá- la saludé con un beso en la mejilla.

-¿Como amaneciste Edwin querido?- preguntó ella con una dulce sonrisa. Una mujer de pelo rizado de color negro y facciones mexicanas en el rostro, hubiese deseado heredar sus facciones, todo de ella, hasta su cabello, y el tono de piel ya que mi padre es de piel blanca y mi madre algo bronceada, una mujer muy hermosa a pesar de sus años.

-Con un pequeño dolor de cabeza, pero os aseguro que ya pasará- respondí con una mano en mi frente cerrando mis ojos por un par de segundos.

-Por esas razones es que no me gusta que salgas hasta tarde con tus amigos Edwin, ellos usan todo tipo de drogas modernas de forma negativa hasta para pensar- dijo seriamente.

-Ya mamá no pasó nada malo, estamos en el 2043, tengo 21 años y soy responsable de lo que hago, no te preocupes. Te aseguro que no terminaré con extremidades de plástico o de metal como la mayoría- le dije riendo un poco mientras besaba su frente y tomaba mi desayuno para luego irme a la universidad.

-Tranquila cariño, recuerda que nosotros también fuimos jóvenes- dijo mi padre besando la mejilla de mi madre con una leve sonrisa mientras dejaba la tasa sobre la mesa.

-Esos eran otros tiempos- resopló mi madre acomodando unos trastes.

-Adiós mamá, adiós papá os veré luego- me despedí.

-Adiós Ed- dijeron ambos al unísono llamándome por mi apodo de infancia.

***

Tomé el bus como todas las mañanas y en el noté que hoy habían menos personas que de costumbre, hace unos días hasta me encontraba con ciertos compañeros de clase en dicho bus, pero la verdad... Creo que no es algo de darle mucha importancia.

La vida no era tan divertida, ya que todos los días es lo mismo. Cada vez que suelo encender el televisor solo hay noticias de avances tecnológicos sobre cibernética y medicinas adulteradas  fabricadas en laboratorios clandestinos. Es difícil de creer que hasta los alimentos que consumimos son artificiales ya que las carnes de ganado se están extinguiendo y ahora mismo no todos tienen acceso a ella, sólo nos queda comer la artificial por ser mas barata que la natural debido a la gran demanda que presenta, algo muy lamentable gracias a Hegel.

***

En la universidad el ambiente es siempre el mismo, máquinas robóticas trabajando automáticamente de aquí para allá, estudiantes contando algunas de sus anécdotas con quienes pueden llamar sus amigos porque hoy día socializar a fondo con otras personas ya no es algo muy común que digamos.

Antes de entrar a tomar mis clases me aproximo al pasillo a saludar uno de quienes puedo considerar mi mejor amigo y es nada menos que Tadashi, un sur-coreano que vino a vivir a españa hace tiempo con su familia y que se mudó cerca nuestra calle cuando recién llegó de su país natal  debido a que las cosas se complicaron un poco con las guerras y el al igual que muchos asiáticos decidieron venir a vivir a Europa. Para el hablar español no fue tan difícil, a pesar de su acento, se le entiende bastante bien ya que recibía clases de español en su país natal.

-Tadashi hermano ¿Como estáis vos?- pregunté mientras hacíamos nuestro saludo con las manos.

-Estoy bien ¿y tu? ¿Listo para el exámen?- preguntó el con algo de entusiasmo.

-Pues... Más o menos- le dije mientras me rascaba la nuca en señal de que no recordaba que dicho exámen era para hoy, eso explica la razón de que mis compañeros llegaran mucho antes para estudiar y también ese fue el motivo de no verlos en el bus esta mañana.

-Edwin ¿Cuando pretendes cortarte un poco ese cabello? Estas pareciendote a esos hippies de finales del siglo XX- dijo en modo de burla frunciendo su ceño.

-Algún día lo haré, es mi estilo y mamá sólo me pedía que me cortara el cabello hasta que cumplí los dieciocho- reí.

-Está bien amigo, mejor entremos a clase antes de que el maestro Spenser nos regañe- dijo Tadashi mientras reía un poco dándome unas leves palmadas en la espalda .

-Creo que realmente no te interesa tomar el examen, sino sentarte cerca de Beatríz- le dije sonriendo con picardía.

-Talvez... Tengas razón- dijo poniendo una mano en su nuca y sonrojándose un poco.

-Amigo, esa chica es Neonazi, te arrancaría la cabeza sin importarle que seas asiático- le dije tratando de hacerlo entrar en razón.

-Lo sé perfectamente, pero no puedo dejar de mirar ese cabello color zanahoria- dijo con serenidad en la voz y un brillo especial en aquellos rasgados ojos.

-Creo que eso te motiva a seguir siendo vegetariano- le dije mientras me cruzaba de brazos y reía.

En ese mismo instante Beatríz iba caminando a toda prisa como de costumbre llamando la atención de los chicos y chicas que la miraban fijamente ya que todos sabían lo que era ella, pero no se atreven a comentar nada por la fama que tienen los neonazis en ser asesinos. Ella no le daba importancia casi a nada, aparte de ser racista es una chica de pocos amigos por su personalidad fría y mas aun el hecho que de por si es apartada de la sociedad.
Accidentalmente ella golpeó el hombro de Tadashi bruscamente cuando iba a entrar al aula, pero como era de esperarse no volteó a tan siquiera pedir disculpas. Beatríz es una chica de piel muy blanca y de estatura alta con un largo cabello color zanahoria y ojos color ámbar, realmente era hermosa pero así lo es peligrosa.

-¡Auch!- dijo el asiático pasando una mano por su hombro con una expresión de dolor en el rostro.

-Ya sabes lo brusca que es, así que vayamos adentro- le dije y el asintió a la vez en que iba caminando junto a mi.

El maestro Spencer había llegado al aula con varios papeles en sus manos, eso significa que realmente si iba a dar ese examen para el cual no estudie. Odio la idea de tener que llevar mi Smartphone a una caja de plástico que tiene el maestro Spencer en su escritorio, el dice que es su método de seguridad para que no hagan trampas en su examen. También pedía retirar los lentes de contacto electrónicos que algunas personas hoy día usaban para obtener mejor información sobre cualquier cosa ¡Por Dios! ¡Parecen robots esclavos de la cibernética!

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora