Capítulo 16

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Tadashi y Beatríz con algo de suerte lograron escapar de ser devorados por lo muertos vivientes en aquel callejón, ellos se refugiaron en una tienda abandonada. Estado allí tomaron varios productos incluyendo agua y comida para reserva. Para la chica era incómodo estar cerca de aquel asiático, le repugnaba el hecho de que el la halla salvado y por otro lado le dolía un poco haber perdido a sus amigos.

Beatríz tomó unas cuantas armas modernas que le servirían de mucho incluyendo unos revólveres  HOLEK CAL 38 SPECIAL y 32 S&W en ese momento cuando ella caminaba a pasos silenciosos vio el cuerpo de un hombre tirado, entonces cargó la HOLEK CAL 38 SPECIAL y estaba pendiente a cualquier movimiento mientras que el asiático tenía su espada empuñada mirando hacia ambos lados en el desolado lugar con aroma a muerte  junto a Beatriz, la cual se separo de el para ir por otro pasillo.

El había soñado desde hace buen tiempo pasar rato con Beatríz, pero nunca imaginó que su deseo se cumpliría en el peor de los momentos.

-¿Donde estaría Ed? Debí preocuparme en encontrarlo, no soy nadie sin mi mejor amigo- pensó.

Mientras caminaba despacio en un pasillo de comida para animales se alarmó al escuchar un disparo, corrió hasta donde provino el sonido y no fue nada menos que Beatríz, al parecer un muerto quiso atacarla y ella termino con su muerta vida.

-¿Estás bien?- pregunto.

-S-si- asintió rápidamente con un poco de nerviosismo.

-¿Qué encontraste?

-Nada importante, apenas tengo estos dos revólveres y entonces fui sorprendida por este cabrón- dijo mostrando los revolveres.

-Bien...

-Oye niño salgamos de aquí, me huele a que de donde salió este pueden aparecer otros más- dijo ella señalando el cuerpo con los sesos  desparramados y un líquido que parecía sangre coagulada salir de aquel cadáver.

Tadashi asintió a lo que dijo y silenciosamente ambos salieron de allí con suerte de no hallar ningún otro muerto.

-¿A donde vamos?- preguntó Beatríz mientras se escuchaban sus pasos solitarios en aquel lugar.

-No lo se, podríamos quedarnos en la tienda pero es peligroso.

-No entraré ahí otra vez- dijo con un tono molesto en la voz.

-Lo sé...

***

Alessia y su familia iban en el vehículo tratando de buscar un modo para salir de la ciudad por la resiente crisis a las que se enfrentaban. Mientras tanto Norma tenía una fiebre muy alta que la hacía sudar y su piel estaba empezando a perder cada vez mas el color.

El padre de Alessia miraba el desolado camino con su semblante endurecido mientras conducía a toda velocidad.

-¿A dónde vamos papá?- preguntó la pequeña Alyssa mientras estaba sentada en el lugar de atrás, y al lado de su padre se hallaba Alessia con la mirada perdida mirando por el cristal del vehículo el nuevo y desolado ambiente.

-¿Recuerdas esa cabaña que está cerca de un lago?- le preguntó el a la niña.

-Sí, a la que fuimos el verano pasado donde casi me ahogué- respondió Alyssa algo timida.

El hombre sonrió un poco por las palabras inocentes de la niña y continuó conduciendo.

Alessia miraba de reojo a Norma y estaba segura de que la mujer en cualquier momento se desmayará por el estado crítico en que está.

-Erick cariño, me duele mucho la mordida y tengo sed- dijo la mujer con la voz seca y débil.

-Deja ver tu brazo Norma- pidió Alessia.

La mujer sentía su cuerpo muy débil como para mover su brazo, así que la joven decidió hechar un vistazo por si misma desde el asiento de alante.

-¡Oh por Dios!- expresó en un surruro cuando vio lo horrible que estaba la herida, pareciera que la carne estaba empezando a podrirse en vida, las venas y nervios estaban empezando a notarse en su brazo de manera horripilante.

-¿Qué pasó hija?- pregunta su padre.

-Nada- respondió.

-¡Papá cuidado!- gritó la niña cuando en medio de la carretera había un hombre parado.

Erick no pudo evitar frenar de golpe arroyando aquella cosa y dejando sangre al frente del cristal parabrisas, en ese momento salieron dos mas de unos arbustos y se acercaban con velocidad al vehículo. El hombre sintió un ataque de nervios cuando dicho vehículo no quería encender. Alyssa estaba a punto de empezar a llorar y Alessia sólo le gritaba a su padre que encendiera el auto.

Los muertos estaban tratando de romper el duro cristal del vehículo con golpes a puños mientras gruñían, pero aún así ambas hermanas estaban gritando de pánico y a su padre ya le temblaban las manos, luego de manipular algunos cables del vehículo, por fin había encendido y aceleró a toda prisa de allí, mientras aquellos muertos les perseguían. Alessia sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, eran demasiados sustos de muerte, uno mas y ella sentirá que posiblemente le de un infarto.

-Papá por favor ve un poco mas despacio, ya no nos persiguen.

-Está bien cariño- dijo escuchando a la mayor de sus hijas a la vez en que reducía la velocidad y se relajaba un poco.

Después de haberlos perdido de vista entraron a una especie de bosque para campamento muy poco conocido y en el que ellos podrían sentirse "seguros" por así decirlo durante el tiempo que fuese necesario.

Al llegar a la dicha cabaña Alessia y su hermanita estaban sacando los bolsos y la comida del vehículo para ponerlos adentro del lugar. Erick tomó a su esposa en brazos y la acostó sobre la cama, una ves estado dentro del lugar, ella no aparentaba estar muy bien, y a pesar de haber tomado agua aun seguía deshidratada y la fiebre nunca disminuyó.

Esa noche aquel hombre estuvo compartiendo las que parecían ser las últimas palabras de Norma en su estado moribundo, ella sólo le pidió que protegiera con su vida a sus hijas.

-Erick... Tu tienes una maravillosa familia, esas niñas te necesitan. Yo siento que no voy a durar mucho tiempo y disculpame por esperar hasta ahora para decirtelo- dijo la mujer con la voz seca y moribunda.

-Norma por favor, mis hijas necesitan una figura materna en sus vidas y para ejercer ese cargo te elegí a ti- decía el hombre con mucha tristeza tomando la delgada mano de Norma.

-Tu me elegiste, pero tus hijas a  mi no.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora