Epílogo

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Encontramos el cuerpo de mi mejor amigo allí tirado y moribundo. Me asusté al ver que estaba allí sin dar alguna señal de vida, apenas se podía sentir su respiración. Inmediatamente envié una señal de rescate a la base la cual rastrearán gracias a su sistema de localización inmediata. Belak me ayudó a tratar de levantarlo, pero fue cuando él apareció.

—Miren quiénes están aquí. Me pregunto que pretenden ustedes— dijo Hegel con sarcasmos y una sonrisa malévola.

—Se acabó Hegel. Acepta que este es tu final— dijo el asiático quien a pesar de todo también estaba algo débil y agotado al igual que los demás por todo lo ocurrido.

—Creo que te refieres a tú final. Pronto ninguno de ustedes seguirá de pie. Solo mírense, un grupo patético de inútiles ¿Acaso no ven como van muriendo cada uno de ustedes? Por favor. Por lo que veo tendré que terminar con ustedes yo mismo— decía mientras sacaba algo de su boosillo, lo cual parecía ser un extraño artefacto esférico.

—¿Qué demonios es eso?— preguntó Alessia abriendo los ojos con sorpresa y pánico.

—Es una esfera de la muerte— respondió Belak— la configurará para que nos asesine con pequeñas agujas cubiertas de un peligroso veneno que te mata dolorosamente.

—Al parecer saben demasiado, creo que ya es momento dé eliminarlos a todos— decía girando el artefacto mientras que Belak tomó la iniciativa de ajustar el arma y apuntarle.

—Aquí moriremos todos, pero no te saldarás con la tuya.

En ese momento se escuchó una alarma activarse, los muertos habían llegado y se escuchaban sus bramidos desde el exterior, cada uno de ellos estaban allí asustados, debían matar a Hegel, pero todo giraba entorno a que él los mataría a ellos, tuvieron que dejar a Ed tendido en el suelo.

Alessia solo pensaba en su hermana y el las pocas posibilidades de volverla a ver, y que tampoco podría ser posible que volviera a ver a Edwin con vida.

—Por su bien deberán bajar las armas .

Y fue cuando un grupo de hombres uniformados con trajes modernos de la época entraron con armas láser apuntándoles a todos. No tuvieron alternativa, debían rendirse, no había otra opción. Tad, Belak, Alessia y Debbie dejaron caer sus armas lentamente y fue cuando cada uno fue  esposado a varias sillas que Hegel poseía para ejercer sus torturas. Por desgracia cada uno de ellos estuvo allí hasta el final, se miraron constantemente.

—Lamento que todo esto termine así— decía Tad con un nudo en la garganta.

Alessia pronto empezó a derramar un par de lagrimas sin decir nada. Debbie estaba nerviosa, no paraba de sollozar.

—Alessia, te pido disculpas por como fui. Lamento mucho ser una perra contigo y con Andrey.

—Te perdono, pero aún así no vale la pena.

Belak se mantenía en silencio, no emitía ni usa sola palabra.

—Muy bien, ahora me desharé de ustedes de una vez por todas, pero me gustaría que mi asistente esté presente.

En ese momento Lorena camina nerviosamente hacia él, cada uno de ellos se sorprendió al ver lo que acaba de ocurrir.

—Lorena... ¿Cómo pudiste?— susurró Debbie al ver lo que ocurría, su amiga fue una traidora.

—Maldita— expresó Alessia.

—Lo siento chicos, pero descubrí que no valía la pena seguir con ustedes— decía descaradamente.

—¿Pero por qué?— preguntó Tad lleno de ira.

—Sabía que no eras de fiar. Lo sospeche desde un principio— expresó Belak con ira.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora