Estabamos siendo atacados por una horda de muertos vivientes, mi corazón estaba muy acelerado casi lo sentía salirse de mi pecho, mis manos dolían bastante por lo fuerte que apretaba el volante y pisaba el acelerador a medida en que conducía y el sonido del arma de Beatríz me tenía nervioso, pero aun así yo trataba de calmarme para no ocasionar algún fatal accidente donde seamos la cena de estos demonios.
De un momento a otro escuché a Beatríz ahogar un grito y no pude evitar alarmarme un poco al ver que buscó rápidamente otro cargador para volver a tener las criaturas en la mira.
-¿¡Beatríz que sucede!?- pregunté nervioso.
-No lo creeras...- respondió ella con sus ojos color ambar abiertos como platos a la vez en que bajaba su M4 lentamente.
En ese momento me vi obligado a frenar de golpe haciendo que Tad y Beatríz se lastimen un poco y fue cuando de la nada vi un muerto caer frente nosotros y si no estoy volviendome loco juraría que fue lanzado por algo o alguien, menos mal que preferí ir detrás para proteger el vehículo que iba delante de nosotros en el que estaban Alessia y la niña, yo no puedo perder el control y permitir que una vida tan inocente muera por una estupidez, menos la de una niña. Al estar con el vehículo detenido allí proseguí a subir los cristales
Beatríz se golpeó un poco su muñeca con el arma debido al frenón improvisado, el humo de las llantas fue notable a simple vista emitiendo una especie de chirrido, pero cuando miré al retrovisor del vehículo, algo hizo que yo sintiera el escalofrío mas grande de mi vida recorrer todo mi cuerpo.
-Ed amigo ¿¡Qué pasa!? Continua o tendremos que soportar algo peor, me siento inútil, no puedo usar mi katana y de igual forma tendría que usar mis dos manos y yo quiero tener una libre y descanzada para emergencia- dijo Tad algo nervioso mientras su cabello lucía empapado de sudor.
En ese momento Beatríz le paso un revolver al asiático y le dijo:
-Toma y deja de lloriquear, estamos en apuros y lo mejor es guardar silencio para no empeorar las cosas imbécil- le dijo con un tono de voz amenazante...
-Pues... Gracias Beatríz, pero no hacen falta los sarcasmos, ni las amenazas- respondió Tad mirándola con sus oscuros ojos puestos en los labios de la chica que se mantenían en una delgada linea recta de molestia.
-Que conste que no estoy usando sarcasmo imbécil, tu forma de ser me fastidia y lo mejor será que guardes silencio- le dijo con molestia.
-Aquí la fastidiosa eres tu Beatríz, siempre te crees la líder de todo- respondió el asiático con molestia dando inicio a una posible discusión, pero la pelirroja prefirió ignorar su comentario ya que poco le importaba, ella notó que el estaba tratando de armar una discusión apropósito para distraerla o quizá provocarla.
Ed no podía creer lo que estaba viendo, el se sentía en una especie de shock, y lo que observaba era una especie de zombie mutado hecho bestia... por su enorme tamaño y apariencia horripilantemente feroz juraría que es adicto a la sangre humana.
Mientras Ed observaba dicha bestia se fijó en su enorme mandibula desarrollada con forma de hocico y enormes dientes como cuchillas afiladas dentro de su boca, su cuerpo era humanoide pero con enormes músculos y uñas enormes que por su forma han de ser como rebanadores ed y si de algo estaba seguro es que ha de ser mil veces mas peligroso que un zombie normal.
-¡Amigo reacciona! ¡Esa cosa se acerca!- gritó Tad percatándose de la situación en la que están, pero el sólo permanecía inmóvil atrapado en sus pensamientos como si nadie le estuviera hablando y su vista se veía pérdida en un profundo pensamiento.
-¡Ed, maldito imbécil, nos vas a matar en este lugar! ¿¡Acaso te volviste un maldito suicida!?, esa cosa viene a toda velocidad por nosotros y por su expresión debe de estar furioso y hambriento a la vez. No quiero ser la cena de esa maldita criatura- dijo Beatríz con desesperación mientras su largo cabello anaranjado se alborotaba a medida que hacía notar su desesperación.
Tad recostó su cabeza hacia atrás pegándola del asiento en el instante en que se preparaba para lo peor cerrando sus ojos...
Ed seguía con la mirada perdida en medio de la carretera, el vehículo anterior les lleva mucha distancia por delante y al parecer Steve no quiso detenerse a ver que les sucedió el tal vez estaba muy apurado como para notarlo por eso continuó.-¡EDWIN!- gritaron ambos al unísono cuando la bestia estaba a sólo metros y en una ocasión la misma se detuvo a soltar un horripilante bramido que sacó a Edwin del trance en que estaba, entonces en ese momento ajustó la palanca rápidamente seguido de pisar el acelerador haciendo un molesto chirrido con las llantas al momento de arrancar como corredor de la Fórmula 1.
***
-Kath ¿Qué pasó?- preguntó Alessia con nerviosismo mirando hacia atrás y notando que algo pareció suceder.
-No lo sé, el chico de las mechas frenó el vehículo de golpe- respondió.
-¿Y si los atraparon los zombies?- preguntó la niña con tristeza y miedo a la vez.
-No pienses eso cariño, ellos estarán bien y nos alcanzaran- le dijo Kath intentando calmarla.
-Ella tiene razón pequeña, se quedaron atrás para protegernos, ahora no se preocupen, ellos de seguro tienen algún plan para cuidarnos la retaguardia- dijo Steve con sensibilidad en la voz al ver que no había rastros de ellos ni de los muertos, pero no podía detenerse, sería un error poner en riesgo la vida de una infante a bordo con esos monstruos al asecho.
-Steve trata de ir un poco mas despacio- le dijo Kath con un tono de miedo en la voz.
El moreno la miró por unos momentos a sus hermosos y azulados ojos y en ellos vio el temor y la preocupación apoderándose de ella, pero no podía hacerlo... Aunque quisiera ayudarlos no podía detenerse, era demasiado arriesgado y ninguno estaba seguro allí, estaban atravesando una ciudad de especto infernal y eso no era para nada bueno.
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Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//
Ciencia FicciónAVISO: No leer si eres sensible. LIBRO #1 COMPLETO. LIBRO #2 EN PROCESO. Año 2040 El planeta para entonces estaba dividido en cinco únicos gobiernos, un líder presidencial por cada continente, pero aun así las naciones seguían manteniendo tanto su i...