Capítulo 29

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Ed...

Ya casi estábamos llegando a nuestro destino temporal, luego de un buen rato recibí la notificación de Steve por radio diciendo que ya habían llegado a la casa sanos y salvos. Por ese lado me alegro y me siento aliviado, pero no podemos bajar la guardia, no estamos seguros de cuando podria volver a aparecer una criatura como la que nos atacó hace rato. Menos mal que la lluvia se había detenido y que podremos descanzar un poco estando allá.

-Ed, ya ansío dormir un poco, este día ha sido muy agotador- dijo Tad bostezando un poco desde el asiento de atrás.

-Aquí estamos todos agotados y mas yo que he conducido por horas. Ya casi no siento mis manos- le dije con la voz cansada.

-Por lo menos estaremos seguros, o eso espero. Cuando tengamos algún medio de transporte por aire podemos ir a uno de los castillos del continente. Esos son mas seguros contra todo y escuché sobre una fortaleza en mi país natal- espetó Beatríz pasando una mano por su rostro.

-Beatríz, por favor. Vivimos a miles de kilómetros de Alemania. Es mejor no hablar sobre viajes largos por el momento- le dije haciendo un ademán.

-Solo era una opinión- bufó ella rodando los ojos.

-Espero que ustedes no empiecen a discutir- interrumpió Tad.

-No vamos a discutir- respondí.

Beatríz se cruzó de brazos y siguió mirando el mortífero ambiente del exterior con uno que otro cuerpo tirado en el suelo como decoración.

Fue cuestión de unos momentos cuando se detuvieron a descansar un poco cuando Ed fue sorprendido por una mano en descomposición que golpeaba el vidrio del vehículo y la expresión de susto que emitieron los tres fue inevitable.

-¡Ed asesina esa cosa!- expresó Beatríz con los ojos como platos por el pánico.

-Esa cosa se llama Zombie. Aun no entiendo como es que se limitan a aceptarlo- dijo el asiático con ironía.

Ed soltó una maldición al ver que las llaves se le habían caído de su lugar y tenita que inclinarse un poco para alcanzarlas debido a los nervios que le invadieron repentimamente.

-Ed amigo no te fíes, ese cristal puede romperse si ese Zombie lo sigue golpeando, no importa que tan fuerte sea el cristal.

-¡No encuentro las llaves, sin eso no podré arracar!- dijo con la voz entrecortada mientras buscaba las llaves.

-Esto no puede estar pasando- susurró Beatríz poniendo ambas manos en su rostro.

-¡Listo ya las tengo!- expresó Ed cuando las encontró y que de inmediato las introdució en su debido lugar y prosigue a arrancar el vehículo.

Beatríz tomó su M4 y mientras se alejaban ella bajo el cristal y le propició un par de disparos a aquel muerto que los perseguía, su rostro era horripilante, la piel estaba de un tono grisáceo, ojos perdidos en un extraño color gris y con parte de su mandíbula desgarrada, tenía sangre coagulada por doquier y destacando la de su boca.

-Vete de regreso al infierno- dijo la pelirroja observando como cayó de rodillas haciendo un pequeño charco de sangre coagulada al rededor.

-No logro entender como es que siempre tienen hambre si están podridos- dijo Beatríz subiendo nuevamente el cristal.

-Es una buena pregunta Beatríz, pero de cualquier forma no importa lo podridos que lleguen a estar... igual siempre serán peligrosos- respondió Ed mientras uno de sus rizos adornaba su frente a medida en que conducía.

-Tienes razón Ed, pero según los videojuegos de zombies que he jugado, ellos solo morirían con un disparo justo en la cabeza porque a pesar de que su cerebro esté podrido aun puede funcionar activando un solo estímulo... La necesidad de comer.

-Sea como sea Hegel tendrá que rendir cuentas sobre esto y su hijo también- dijo Beatríz.

-No es por contradecirte, pero Steve no aparentar tener algo que ver en ese asunto.

-Ed, él es su hijo, de seguro tiene las mismas artimañas que su padre o peores.

-Supongo que hablas así de el porque desde un principio no te agradó sólo por ser un chico de color ¿No es así Beatríz?

-Ese no es el caso...

-Beatriz, este no es un buen momento para manifestar tu racismo- interrumpió Tad.

La pelirroja se limitó a decir palabra alguna y mejor prefirió guardar silencio durante en resto del camino.

***

Al llegar a la casa, Ed se detuvo y con mucha precaución todos bajaron del vehículo con cautela, todos iban corriendo al interior de lo que parece una pequeña mansión de altos muros y un enorme portón de acero por el cual entraron.

Era inevitable no mirar para todos lados, no recuerdo haber estado en algún lugar así antes- pensó.

-Vaya que es enorme la casa del negro este- dijo Beatríz en voz baja mirando a todos lados con asombro.

-Enorme lugar, creo que debe de tener alguna piscina- expresó el asiático con su katana en la espalda.

-Bienvenidos sean- dijo Steve en la entrada de la casa, a lo lejos a través del cristal que cubría lo que parecía ser una sala vi a Kath sentada en el sofá leyendo algo y quise entrar de inmediato.

Los tres asentimos a la bienvenida y pusimos pie en aquella enorme casa.

-Cualquier cosa que necesiten sólo deben pedirla, hay habitaciones suficientes para todos- dijo Steve.

-¿Dónde están Alessia y la niña?- pregunté al no verlas por ningún lado.

-Están descansando en una habitación. Alessia estaba agotada por el viaje y su hermanita quiso quedarse con ella- Respondió Kath desde el sofá.

-Muy bien. Debemos proteger a esa pequeña- dije sin quitar la vista de ella quien se veía mas atractiva que hace unas horas, de seguro se duchó y se maquilló un poco... O quizás ese sea su rostro al natural, pero de igual forma ningún detalle ocultaba su serena belleza en ese rostro de porcelana.

-Yo de inmediato ubicaré mi habitación, creo que voy a dormir una siesta hasta mañana- Dijo Tad yéndose del lugar.

Beatríz fue a darse un baño para cambiarse la ropa porque tenía sangre mal oliente en ella, en cambio yo, me quedé cerca de Kath.

Steve le dijo algo entre susurros a Kath y se marchó dejándome a solas con ella.

-Ehmm ¿Cómo estás?- pregunté tratando de iniciar una conversación.

-Estoy bien, gracias Ed- respondió ella mientras no retiraba la vista de aquel libro. De inmediato su amigo tomo asiento cerca de nosotros después que por precaución apagara todas las luces y solo nos quedemos con una pequeña lámpara. Kath cerró el libro y me miró.

Ella sabe mi nombre, bueno de hecho mi apodo... Pero lo sabe y me llamó por el, no entiendo el motivo, pero me siento como un estúpido en estos momentos.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora