Capítulo 20

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-Kath ¿Sucede algo?

-¿Eh? no, todo está bien no te preocupes- inquirió.

-Se que te sientes un poco cansada, si quieres podemos parar el vehículo por aquí cerca- le sugirió mientras disminuía la velocidad.

-Steve ten cuidado, asegurate de que no nos hayas puesto en un blanco fácil para los muertos.

Steve miró para todos lados mientras reducía la velocidad y notó que todo estaba desierto, era espeluznante el silencio sepulcral que allí reinaba.

-Kath, a pocos metros hay un pequeño establecimiento comercial, voy a tratar de llegar hasta allí.

-No se si ya pensaste que en un día normal cualquier centro comercial estaría lleno de personas, sólo piensa bien lo que trato de decirte- espetó mientras se cruzaba de brazos.

-Será mejor que dejes de poner las cosas difíciles, es muy obvio que no entraremos con las manos vacías.

Kath soltó un hondo suspiro y volteó su rostro hacia el cristal del vehículo para distraerse un poco y pensar en algo.

***

Edwin...

Ibamos cinco personas en el vehículo incluyendo a la niña, Alessia conducía con su vista fija en el camino y sin prestar atención a nada mas.

Yo iba sentado a su lado mientras miraba el paisaje y algunos que otros cadáveres deambulando por las calles, pero que sin embargo no representaban ninguna amenaza.

-¿Es por aquí?- preguntó Alessia sacándonme de mi pensamiento y mirándome con esos verdes y cansados ojos.

-Si, esa es la gasolinera. A unos pocos metros hay una especie de tienda o centro comercial pequeño por así decirlo, creo que ahí encontraremos algo útil aparte de comida y agua potable para nosotros.

Alessia se detuvo en la gasolinera despues de mirar todo a su alrededor procurando que ningún muerto anduviese cerca, se desmontó del vehículo para llenarlo de combustible, y aunque no era necesario los demás también lo hicieron a excepción de la pequeña que prefirió quedarse adentro.

-Oye... Alessia ¿No crees que sea peligroso llenar el vehículo de combustible mientras tu hermana está dentro?- preguntó el asiático.

-No. Hace años que esto es legal ya que este combustible no representa peligro de esa forma.

-Ah, está bien- asintió el.

Mientras ella llenaba el tanque Ed hablaba con su amigo mientras que Beatríz tenía ambas manos puestas en su cadera y miraba atenta a todos lados, alejada de los demás.

-¿Como llegué a parar con estos imbéciles? Creo que hubiera preferido ser comida por esas cosas y no estar aquí, pero no tengo de otra- pensaba la pelirroja mirando la interperie.

-Oye Ed, no puedo creer que por primera vez estoy tan cerca de Beatríz, incluso le salvé la vida- dijo en voz baja enrojeciéndose por la emoción que trataba de disimular.

-¡Vaya! Eso no me lo esperaba, pensé que se habían encontrado por mera casualidad en la carretera o que tu la habías seguido como zombie enamorado- le dije en broma.

-Dejate de bromas Ed, pensé que por un momento íbamos a morir y para librarnos de unos muertos entramos a una especie de ferretería o algo así y ella sólo tomó una daga porque no había algo mas peligroso.

-Pero por lo visto tu estás armado con tu katana y eso es bueno Tad.

-Si pero... Creo que no es lo mismo que usar un arma de fuego moderna.

-Oye no pierdas esa katana, puedes usar armas de fuego amigo pero... Nunca esperarías quedarte sin munición frente a 29 zombies- le dije mientras reía un poco.

-En ese momento le entregaría mi alma a la muerte- dijo Tadashi con cara de tragedia.

-Oigan, vayamos a ver que hay dentro, pero cada quién tenga su arma a mano, no quiero sorpresas- dijo Alessia con un poco de autoridad mientras hacía un ademán, los demás solo asintieron.

-Beatríz vamos- le dijo Tad, pero ella sólo le lanzó una mirada fulminante y entró por si misma  con su puñal en mano.

-Amigo, mejor deja a esa chica en paz, no vas a querer que use esa daga contigo- le dijo Ed poniendo una mano en su hombro.

El asiático soltó un leve suspiro e iba caminando junto a su amigo.

Alessia puso la manguera en su lugar, intentó hacer una llamada, pero no tenia señal, maldito arrojando su celular hacia algun lugar, entonces fue a decirle algo a su pequeña hermana que la miraba de forma preocupante al notar la desesperación de su hermana mayor.

-Alyssa tienes que bajar conmigo, no te dejaré aquí sola. Entraremos con los demás.

-No quiero hacerlo- respondió la niña con voz asustada.

-No te pasará nada, confía en mi.

-¿Lo prometes Alex?- preguntó con su temerosa voz.

-Por supuesto. Eres lo único que me queda y te protegería con mi vida si es necesario.

-Está bien- asintió con temor mientras desabrochaba su cinturón de seguridad.

La niña bajó con su hermana la cual estaba armada con una BERETTA que apenas sabía usar y junto a los demás entraron con discreción al lugar con sus armas en mano atentos a alguna anormalidad.

***

Hegel desde hace dos días había empezado a tener insomnio debido a que en las noches cuando trataba de dormir luego de un día agotador su sueño era interrumpido por el sonido de las armas de sus centinelas disparándoles a uno que otro infectado que se aproximase por la zona. Y esa era la causa de su estrés últimamente. Apenas eran las 4:35 de la tarde y seguía sin saber nada de su hijo, en ese momento se le ocurrió visitar aquella prisión subterránea que no supervisaba desde hace tiempo ya que Milton iba de vez en cuando para asegurarse que todo estuviera bien.

El motivo que Hegel usó para esconder aquellas escorias creadas por el hombre se debió a que quiso mantenerlas en cautiverio siendo estudiadas por un personal de científicos mas avanzados trabajando con tecnologías de cuarta generación y que dicho grupo de científicos tienen prohibido hablar del lugar, pero Hegel tiene otros planes y uno de ellos es tener a Katherine allí, con ella él sabría que podía tener cualquier guerra ganada si manipulaba la anatomía y genética de dichas criaturas.

Discretamente aquel hombre se dirigió hacía aquel lugar con aroma a muerte y fue saludado por los hombres que mantenían vigilado el lugar.

Mientras caminaba dentro de un lugar con poca luz pudo ver que sus mascotas se hayaban aun allí vivas debido a que las alimentaba de personas, personas que Hegel consideraba traidores y las hechaba vivas allí para que sean despedazadas por aquellas horripilantes criaturas.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora