Capítulo 3 (Parte II)

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Madrid (España)

Steve cada día que pasaba despreciaba con mas intensidad su vida, todo se había convertido en un infierno para el. Ya no soportaba estar allí encerrado todo el día como si de una cuarentena se tratase, y protegiéndose de una que otra criatura que decidiera atacar. Ahora su casa parecía una base militar con guardias apuntando a todos lados con sus armas modernas y modificadas. Por las noches Du tormento es mayor llegando incluso al límite de estar  perdiendo el sueño escuchando unos que otros bramidos y aleteos, seguidos de leves disparos desde el exterior.

Recordar aquel día cuando dejó a su única y primera amiga a merced de la desgracia fue algo que lo marcó para siempre, desde aquel día ni su corazón ni su mente tuvieron paz ni tranquilidad. Aveces el quisiera salir a buscar a su amiga, pero no estaría seguro donde ni a que lugar iría buscarla o peor aun... Saber si aun está con vida.

Cansado de estar en su habitación todo el día con depresión era algo que lo estaba consumiendo lentamente, han pasado seis meses desde la última vez que vio el cielo y hoy decidirá hablar con su padre al respecto.

De inmediato se puso de pié y caminó hasta la puerta de su habitación, salió de allí con las manos empuñadas y su ceño fruncido. Al llegar al despacho de su padre algo lo hizo contenerse de querer tocar la puerta, pareciera que alguien estaba ahí con su padre y por razones de modales no iba a interrumpirlo, para eso mejor preferiría regresar después, pero alcanzó a escuchar algo que le llamó la atención y decidió escuchar atentamente detrás de aquella puerta.

-Jefe ya casi no tenemos municiones, la comida se acaba y pronto esas criaturas vendrán en manada y nos matarán a todos- expresó uno de los hombres que allí trabajaban sustituyendo a su asistente Milton, quien falleció tras ser impactado ferozmente por una de las criaturas, una muerte que de una u otra forma afectó un poco a Hegel, puesto que era uno de sus mejores  hombres a la hora de servir con lealtad a cualquier cosa que el pidiese.

-Por ahora no malgasten munición innecesaria, mandaré fulgones a mis otros países para trasportar comida y balas suficientes.

-Los informes en Alemania y Suecia son terribles. Los muertos acabaron con gran parte de la población europea y están invadiendo África y Asia. Por ahora los únicos lugares que al parecer están intactos, son nada más y nada menos que América y Oceanía. Esos lugares no han sido reportados con infectados, pero puede que estén amenazados. En otro caso yo recomendaría helicópteros para la transportación de dicho material.

-Maldición- gruñó Hegel golpeando el escritorio de si despacho con su mano derecha en señal de molestia.

-Jefe sólo le diré que nuestra estadía se está viendo corta en este lugar y en cualquier momento podemos ser sorprendidos, ni siquiera hemos tenido informes de algún superviviente.

En ese momento Steve sintió un vuelco en el corazón y se fue corriendo de allí. Realmente se enteró de que las cosas no están nada bien y que en cualquier momento pueden ser invadidos por una horda de muertos hambrientos y de alguna manera tenia que idear un plan para salir de allí, pero se sintió afligido puesto que Kath era la mejor a la hora de elaborar ideas. Ahora lo consumía la agonía y se sentía como si tuviese las manos atadas, con impotencia al no poder hacer algo.

***

Edwin pese a la fresca brisa relajante de la noche no pudo conciliar el sueño una vez mas y cuando solía dormir un poco soñaba con aquella pesadilla que lo atormenta hace meses y que no lo deja en paz. Aun estando allí rodeado de personas nuevas el seguía siendo el mismo, su mentalidad no cambió al 100% a pesar de ya tener 23 años, una edad adulta donde tus decisiones pueden definir o lateral el futuro que quieres, pero ya esa no era su elección. El mundo se ha convertido en una especie de juego sobre pelear o morir luchando en el intento.

Faltaban tres meses para la misión y posiblemente él y sus amigos sean los elegidos para regresar nuevamente a Madrid, el sitio donde todo comenzó hace ya algún tiempo.

***

Aquella misma noche Alessia se preparaba para irse a dormir cuando Kath sintió curiosidad de preguntarle algo.

-Ale... ¿Tuviste algún problema con los chicos?

De inmediato Alessia alzó la vista hacia ella y se escondió un mechón de su corto cabello detrás de la oreja.

-No... Claro que no ¿Por qué lo preguntas?- le dijo a la vez  en que fruncía su ceño con indiferencia.

-Pues es que te noto algo distante y apenas veo a tu hermanita y eso- respondió mientras estaba sentada en la cama mientras se sobaba su brazo izquierdo a la vez en que inclinaba el rostro un poco.

-Sabes Kath. Cuando desperté en aquel hospital, cuando por fin supe que si sobreviviría, algo en mi cambió y no lo decidí yo. Creo que todo lo que hemos pasado anteriormente es por algo, no quiero parecer alguna especie de religiosa devota, pero por mas que yo quiera ser la misma Alessia que conociste hace seis meses será algo muy difícil e imposible. Ya nuestras vidas no son, ni serán iguales. Somos supervivientes y considero esto como una segunda oportunidad, porque ya sabes que estuvimos cerca de la muerte en varias ocasiones.

-Pues... No quise entrar en ese tema, lo siento pero no me refería a eso. Ya se que nada es lo mismo, somos amigas y aunque no confíes totalmente en mi, cosa que entiendo y respeto. Yo simplemente te diré que de vez en cuando suelo preocuparme por ti y por Alyssa.

-No veo la necesidad de que lo hagas, se te agradece la amistad, pero aun no me acostumbró a ella. Así que buenas noches Kath- respondió Alessia fríamente  tirándose la cobija por encima y volteandose no sin antes apagar la luz para que ambas puedan dormirse.

-Está bien... Buenas noches- susurró la rubia mientras se acomodaba y pensaba un poco en lo que Alessia le había dicho y tenia razón, ella no podía depositar toda su confianza en alguien que conoció hace apenas medio año sin tan siquiera conocer sus verdaderas intensiones, estaba afligida por la pelea que tuvo con su novio y de una u otra manera quería buscar la manera de hablar sobre ello, pero pareciera como si Alessia no es del tipo de amiga que le interesaría escuchar tus problemas amores o incluso mucho menos que pudiera ayudarla con algún buen consejo para ello.

¿Cómo podría contarle a ella que la infección y la pérdida del mundo fue mi culpa? Lo mejor será tragarme ese nudo antes de que me siga haciendo mas daño. Yo no puedo con tanta culpa y la única persona  la que le conté ese secreto fue a Ed, pero ya no se si realmente hice lo correcto.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora