Capítulo 9

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Aquella mañana Edwin al no tener clases salió de casa  con la intención de hacer un viaje un poco alejado de la ciudad para despejar su mente un poco.

Al momento de alistarse usó una playera de color negro y por encima de esta un abrigo gris acompañado de unos jeans y unos tenis.

Su madre estaba siempre en casa todo el día en plena soledad, y que por cosas de la vida sólo pudo tener un solo hijo, ya que la segunda vez que estuvo embarazada estaba trabajando de conserje en un edificio para rendir un poco el dinero y en aquel tiempo Ed apenas tenía cinco años de edad. Una tarde mientras bajaba unas escaleras tropezó y ella calló al fondo golpeándose fuertemente a tal punto de terminar en un hospital por el hecho de empezar a sangrar extrañamente y a gritar por un fuerte dolor en su vientre que la hacía retorcerse, pero cuando estaba  en el hospital se enteró de que no era un simple sangrado, en ese momento se enteró que estaba embarazada y que lo había perdido,  su dolor y depresión empezaron cuando recibió la triste noticia de que la mujer no iba a poder tener mas hijos en su vida por el daño que sufrió su delicado vientre, desde ese entonces sólo vive y cuida de Ed como su tesoro más preciado a pesar de todo lo sucedido que como consecuencia hizo que su marido no quisiera verla trabajando más, y le dijo que el se iba a encargar del sostenimiento de la familia con lo poco o mucho que gane en su trabajo.

-Ed... ¿A que hora volverás?- preguntó su madre.

-No estoy seguro mamá- respondí mientras me ataba las agujetas de los tenis.

-Espero que la virgen de guadalupe te proteja siempre hijo.

-Así será mamá- me levante y mi mama me hizo esa seña de santiguación.

Como siempre mi madre ha sido una mujer muy creyente en su religión y es algo que me agrada de ella a pesar de que no visito muy a menudo la iglesia... de hecho nunca lo hago.

Al momento de salir de casa me iba caminando por las calles con ambas manos en los bolsillos y chocando con el hombro de algunas personas accidentalmente de vez en cuando como es de costumbre en la ciudad, ya que a cualquier hora siempre hay muchas personas transitando la calle, algunas mujeres con sus bebés y otros paseando sus mascotas, quizá se vea uno que otro robot con forma humanoide, pero solo las personas de clase alta que pasean por la ciudad son escoltados con esas máquinas por precaución.

El viento movía mi cabello el cual había crecido a tal punto de casi tapar mi cuello y rara vez me lo recogía en una pequeña coleta, pero mirando perdidamente y con los pasos en automático por así  decirlo, iba caminando con la mente en blanco, pero no del todo... Sólo contemplaba el ambiente y en el sin número de personas que hoy estaban caminando de un lado a otro y algunas de ellas conversando parados en algún lugar específico...


***

Ed se dirigió a la estación del tren para llegar a su destino y mientras esperaba el transporte sintió ese raro presentimiento nuevamente, como si algo fuese a suceder, pero no prestó la mas mínima atención ya que no era la primera vez que le sucedía.

En el momento en que llegó el tren, el y las demás personas que estaban ahí hicieron una fila para entrar... Cuando fue su turno de subir notó que al final del vagón había una chica rubia quizás de unos 19 años sentada y cruzada de brazos, en el pelo tenía una especie de chongo despeinado y en su rostro unos lentes, pero debajo de esos lentes pudo observar unos ojos extremadamente azules y bellos como jamás los había visto y sintió un vuelco en corazón cuando sintió saber de quién se trataba... o al menos eso pensaba.

En ese momento caminé hasta sentarme cerca de ella y... Por alguna razón ella me es muy llamativa y no sólo por el hecho de que aparente ser una chica bonita, sino por la familiaridad que me hace sentir.

En todo el viaje no me atreví a decir ni una sola palabra, pero la miraba de reojo y por alguna razón sentía que ella estaba preocupada por algo debido al gesto de seriedad en su delicado rostro con la mirada perdida en la ventana mirando el exterior.

***

Tadashi, un asiático descendiente de corea del norte y sobretodo el mejor amigo de Ed. Al llegar a un país desconocido y lleno de personas con rasgos faciales diferentes a los suyos pensaba que no iba a ser aceptado por los demás al ser oriundo de un país en guerra, pero sólo fue cuestión de tiempo cuando en la secundaria conoció a su actual y único amigo Ed, pero poco tiempo después supo de la existencia de Beatríz, otra extranjera de origen Alemán que con su mirada llena de malicia y odio a ciertas sociedades hizo que dicho asiático se fijara en ella en contra de su voluntad a un sabiendo que su pasión por ella no era correspondida...

Tad estaba sólo en el ático buscando algo y tras encontrar un estuche en forma larga, rectangular y algo plano recordó que allí tenía guardada su antigua katana y y decidió abrirla para contemplar la belleza de la misma y en el mango tenía un dragón, en ese momento no pudo evitar recordar a su abuelo kuyan el cual se la había obsequiado junto con un estuche para cargarla en caso de alguna emergencia no portarla siempre en sus manos y aquel evento ocurrió en su cumpleaños número 16 antes de Kuyan fallecer y el resto de la familia verse obligada a mudarse de país porque todo se había convertido en un caos.

-Tadashi hijo ¿Qué haces aquí?- preguntó su padre mientras subía al ático y con un mal acento tratando de acostumbrarse al español desde hace un par de años atrás.

-Padre... No estaba haciendo nada, solo subí aquí y... Encontré la katana que me había regalado el abuelo Kuyan- dijo con un toque de nostalgia en su voz.

-Ah... Si, recuerdo el día en que te la dio. Es una buena arma esa katana fue fabricada aquí en España y esta tiene una Longitud total de 41 pulgadas hecha en Acero inoxidable y la manija hecha en falso marfil con detalles dorados y el creador la llamó HIGHLANDER CONNOR- dijo mientras la desenfundaba para observarla a cada detalle.

-Padre, eso es sorprendente. No tenía idea de que supieras sobre katanas- dijo con asombro.

-Cuando tenía un poco menos de tu edad mi padre y yo trabajabamos en una especie de tienda en Corea del norte y las vendíamos, entonces en esa situación era inevitable no saber la historia de cada una cuando algún cliente con fanatismo a las espadas hacía algún pedido.






DEDICADO A:

GreiselPinilla   Issauryhenrriquez

ElenaTrinidad1

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora