Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//

Capítulo 6

En el momento que Alessia vio a su hermanita salir corriendo de la mesa con lágrimas en sus verdes y pequeños ojos sintió una especie de impotencia, porque por mas que ella esté alejada de su hermana, si había algo que Alessia detestaba era verla llorar por culpa de la bruja de su descarada madrastra Norma.

En ese momento la joven se paró de la mesa con brusquedad mientras le lanzaba una mirada fulminante a su madrastra la cual actuaba como si nada estuviera ocurriendo. Alessia fue tras su hermana.

-Tus hijas tienen muy mala educación- dijo la mujer de cabello muy rojo cortando un pedazo de carne y entrandoselo a la boca.

-Estoy tratando de cenar en paz mujer, no tengo tiempo para pensar en las emociones o costumbres de mis hijas en este momento- respondió el padre de ambas con el ceño fruncido mientras comía, estaba molesto con la situación.

***

-Alyssa- llamó la mayor a su hermana mientras tocaba la puerta.

-¡Dejame sola!- gritó la niña desde adentro.

-Alyssa por favor abre la puerta, quiero hablar contigo- insistió aun tocando la puerta ya que estaba cerrada con seguro.

-Vete Ale... Quiero estar sola- respondió la pequeña una vez más.

-No me iré. Oye, se que extrañas a mamá, yo también aunque no lo creas, pero tu y yo estamos solas ahora y debemos estar más unidas que nunca en estos momentos Alyssa, y me duele verte llorar por culpa de esa bruja impertinente...

En ese momento la puerta se abrió lentamente y Alessia vio a su pequeña hermana con los ojos irritados de  llorar, entonces aquella imagen le partió el corazón y ella se puso de rodillas para darle un cálido abrazo a su hermanita la cual prosiguió a hacer lo mismo.

-Siempre estaré aquí para ti- susurró en el oído de la menor a la vez en que acariciaba su cabello.

***

Al día siguiente Alessia hizo su rutina de preparase para ir a la universidad y mientras tomaba sus libros, Alyssa le dijo que ya estaba lista para irse a la escuela.

Su padre se marchó al trabajo, su madrastra se quedó en casa y ellas se habían ido a recibir sus clases.

Alessia siempre llegaba un poco tarde a sus clases matutinas por el hecho de tener que acompañar a su hermana a la escuela y era motivo para que los maestros siempre le recordaran venir mas temprano, pero a ella ya no le importaba.

Casualmente Edwin estaba en una de esas clases con ella y la vio llegar al aula, el no pudo evitar fijarse en las notables ojeras que ella tenía bajo sus verdes ojos y aquel estado de ánimo que sólo reflejaba tristeza, insomnio e infelicidad.

-Oye Tad... ¿No te has dado cuenta que esa chica de pelo corto siempre llega tarde y con menos vida?- susurré.

-¿Alessia?- preguntó el asiático frunciendo su ceño.

-Sí, ella misma- le dije mientras hacía un gesto de asentimiento discreto.

-Hmm... Talvez... Yo escuché que desde el fallecimiento de su madre ella no volvió a ser la misma, dicen que no se deja crecer el cabello desde los 17, cuando ocurrió la tragedia- dijo en voz baja desde el asiento que estaba detrás de Ed.