Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//

Capítulo 30 // parte II//

Alyssa estaba ansiosa, contaba los días para volver a ver a Edwin, y esta vez estaba dispuesta a hacer algo que a su corta edad no imaginaba... se siente motivada y segura de sí misma, pero Tiffany sabe que su amiguita está mal por pretender creer que le gusta un hombre muchos años mayor que ella, no le decía nada, pero cuando Alyssa no estaba... Tiffany aprovechaba y leía su diario a escondidas y aquello solo la hacía preocuparse mas por ella, también se dio cuenta de que Edwin no solo le gustaba, si no que lo quería para ella obsecionadamente destestando a Katherine por "pretender robárselo".

Mientras tanto, Dylaver estaba un poco molesto con Alyssa, pero al ver que a ella parecía no importarle o quizá notarlo, eso le dolía, le dolía bastante... Se sentía un inútil, quería demostrarle a Alyssa que él la quería de verdad, que sobre todo le gustaba, pero no tenía el valor suficiente para decírcelo o demostrarlo y eso lo atormentaba, consideraba a Alyssa una niña muy dulce pero que no sonreía a menudo.

El líder Australiano notaba a su hijo algo distante, callado y en ocasiones muy pensativo, entonces aquello le conmovió bastante y quiso conversar con él de padre a hijo.

-Dylaver ¿Pasa algo hijo?- preguntó su padre amigablemente.

-Papá... Yo... Estoy bien- respondió con un aire de tristeza.

Aquel hombre se sentó al lado de su hijo en un banco de concreto frente al campo de entrenamiento donde la fresca brisa rozaba sus mejillas y movía las hojas bajo un hermoso y ardiente atardecer.

-Dylaver... Soy tu padre, te conozco bien, y se que algo te inquieta ¿Puedo saber que es?- insistió.

El jovencito soltó un hondo y triste suspiro casi queriendo llorar, pero lo resistía.

Su padre rió un poco y dijo.

-¿Es por Alyssa verdad?

Dylaver abrió sus ojos de sorpresa y empezó a balbucear nerviosamente.

-¿Co...como lo... Sa...bes?- preguntó nervioso al no poder inventar una mentira a tiempo, pero sabía que de cualquier forma su padre no le creería, lo conocía bastante bien como para engañarlo con algo tan notorio.

Su padre volvió a reír y le puso una mano en la espalda.

-Recuerda que yo también fui joven, también me sentí igual que tu por una chica, pero ese sentimiento de culpa no se irá hasta que le hagas saber lo que sientes a esa niña ojiverde- le decía su padre cariñosamente.

-Papá... El problema está en que a ella le gusta otra persona- dijo inclinando el rostro con tristeza y un hilo de voz, entonces su padre le dio el mas consolador de los abrazos porque sabía perfectamente lo mucho que aquello dolía, pero le dolía mas ver a su hijo vivir esa dura experiencia a su corta edad y sin poder hacer nada por él con su amor imposible.

***

Andrey no sabía en que pensar, veía a su único hermano morir ante sus ojos, gritaba y lloraba desesperada, pero sabía que no podía hacer nada para salvarlo.

-Andrey...- dijo Alessia acercándose a la chica que se hallaba sentada abrazando a su hermano.

-¡LARGATE, NO TE ACERQUES!- gritó entre lágrimas, entonces la pelo corto entendió y volvió con los demás.

-Maldición, me siento como idiota- decía el asiático caminando de un lado a otro con desesperación al ver lo ocurrido.

-Tienen que sacarlo de aquí, nos matará a todos- decía Lorena haciendo un ademán.

-Cálmate de una buena vez, si sigues diciendo eso nos pondrás mas nerviosos- le dijo Zayn poniendo una mano en su hombro y mirándola a sus oscuros ojos.

-Ella tiene razón, pero miren nada más allá detrás de esas rejas ¿como saldríamos de aquí? De igual forma vamos a morir con esos monstruos esperándonos para cenar ahí fuera- dijo Debbie.

-Será mejor que guarden silencio, alterarnos solo agravará nuestra desesperación y como equipo debemos idear un plan para salir de esta- interrumpió Alessia.

De inmediato todos obedecieron como si de una orden se tratara, pero en el fondo la ojiverde podía tener mas miedo que todos ellos, solo que no era el momento correcto de demostrarlo.

De inmediato se escucharon unos ruidos provenientes del exterior, de lo que parecía ser una especie de mazmorra, los muertos que allí estaban esperando devorar las presas que estaban detrás de las rejas se fueron yendo lentamente detras del ruido, cosa que calmó un poco a los que allí estaban siendo prisioneros.

-¿Qué ocurre?- preguntó Lorena.

-Los zombies se van... Alguien está haciendo ruido llamar su atención- respondió Debbie.

-Tenemos que salir de este maldito lugar- dijo Belak.

De inmediato se escuchó una fuerte explosión que estremeció a los que allí estaban cubriéndose y tirándose al suelo por el impacto, a simple vista se vio rodar la putrefacta cabeza de un cadáver.

-Mantengan la calma, vendrán a ayudarnos... De eso estoy seguro- dijo el asiático aferrandose a los barrotes para ver si podía observar algo.

-Tadashi... ¿Qué haremos con Andrey y su hermano? Solo mira su condición, será difícil y no la dejaremos aquí, sabemos que su hermano era lo mas importante para ella-le dijo Alessia.

-La verdad no tengo el valor ni de mirarla a los ojos, por mi culpa perderé otro soldado.

-Lamento que Beatríz se haya ido y nos haya abandonado a nuestra suerte, pero eso no quiere decir que todo acabó... Tu actúas así porque estás enamorado de ella y no eres capas de asimilar lo peligrosa que es y que aparte no es alguien de confianza, ella arruinó mi vida, no te puedo negar que aun no siento rencor contra ella, pero tampoco me dejo cegar por aquello- le dijo la pelicorto mirándolo  a los ojos con molestia.

-Alessia... Tienes razón- respondió mirándola a los ojos. 

En ese momento entre el humo se pudo asimilar una silueta humana que al parecer portaba un arma.

-Retrocedan, alguien viene- ordenó el asiático.

Una chispa de esperanza se iluminó en sus pechos cuando escucharon el sonido de unas llaves. Alessia y los demás se alegraron de ver que Steve fue en su auxilio.

-Hola chicos- saludó el moreno, pero todos a excepción de Tad y Alessia mostraron cara de confucion.

-¡Steve!- sonrió Alessia con leve brillo en sus verdes ojos.

-Amigo que bueno que apareces- expresó Tad.

-Los sacaré de aquí, pero dense prisa en huir, no hay tiempo para dar explicaciones- dijo a medida en que introducía la llave y abria aquel viejo candado.