Capítulo 4 (Parte II)

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Al amanecer fuimos despertados por aquella fastidiosa alarma. Era la nueva rutina de todos los días, sólo que levantarme a las cinco de la mañana no era algo a lo que me lograba acostumbrar. Aun me sentía agotado por todo el ejercicio del día anterior, me dolían los músculos, pero hay que ponerse de pie.

-Ed amigo levantate- dijo Tad a la vez en que se ponía de pié y yo aun seguía arropado con la cobija hasta la cabeza.

-Creo que me haré de cuenta que tengo diez años y diré que amanecí enfermo- dije con la voz apenas audible por la cobija y el sueño.

-Sabes que si haces eso vendrá la mayor Warren y te echará un balde de agua fría.

-Pensándolo bien mejor te hago caso- le dije mientras me bajaba de la cama de dos niveles en la cual yo dormía en la parte de abajo.

No me agradaba el hecho de que la mayor Warren me empapara con agua fría en mi propia cama, mejor pienso las cosas mejor y me pongo en marcha para iniciar el día.

Al cabo de un tiempo estuve duchándome en uno de los baños del lugar y mientras el agua bajaba por mi cabeza y empapaba el resto de mi cuerpo no pude evitar cerrar los ojos un momento y pensar en Kath... Hace días que no hablo con ella y hoy siento que debo hacerlo, no soporto esta situación. No soy alguien orgulloso, y además creo que debo pedirle disculpas, de igual manera no debí haberme expresado de esa manera. Yo no resistiría la idea de perderla, por primera vez siento esta extraña colección con alguien y dudo que me suceda otra vez, además... Kath no es como las demás, para mí es un ser especial y tuve la dicha de convencerla para qué fuera mi novia, y cabe destacar que nunca imaginé verme en este tipo de situaciones sentimentales.

Estando en el campo de entrenamiento veía a todos mis compañeros esforzándose continuamente para enfrentarse a lo que les espera, el mundo ya no es el mismo de antes y de eso estoy mas que seguro... lo que viví en España apenas fue el principio, una breve pincelada de horror para que yo estuviera preparado para lo peor. Cuando recibí aquella información, sentí como si todos mis huesos se helaban solo de recordar a aquella criatura a la que me enfrenté aquella vez donde casi pierdo la vida y la de mis amigos. En el trayecto me encontré con un equipo y gracias a Dios, pude lograrlo, pude salir con vida.

Entrenar con cuchillos era un arte en el que sin duda alguna yo no era muy bueno que digamos, siempre preferí enfrentarme a luchar con armas de fuego por mi ligero conocimiento de estas. Pero nunca fui fanático de las armas blancas, pero aquí esa ha sido una de las habilidades que he tenido que desarrollar a lo largo de la estadía.

-Ed que te pasa?- pregunto Drake quien ahora estaba conmigo en la mayoría de los entrenamientos y era un buen psicólogo a la hora de dar consejos, casi puedo decir que me entiende mejor que Tad.

-No es nada, hace días que siento mi estado de animo ha decaído un poco, pero nada que el trabajo físico no arregle.

Drake se limitó a soltar una leve carcajada por mi comentario.

-Se que algo te molesta y si no me equivoco es por Kath- expresó alzando una de sus cejas.

En ese momento sentí mi respiración cortarse por unos segundos, no recuerdo nunca haberle hablado de kath ¿Como sabe que mi problema es por ella?

-No me digas que acerté a tu problema, sabes que a mi es muy difícil que me engañen y todo lo persivo con facilidad.

-¿Cómo sabes de mi situación con ella?- pregunté mientras fruncía mi ceño y empuñaba el cuchillo que estaba apunto de lanzar al blanco.

-No seas imbécil ¿Acaso crees que disimulas tan siquiera un poco cuando ella esta con esa chica ojiverde de pelo corto llamada Alessia? por favor es obvio que están peleados, ambos se observan cuando uno esta desprevenido, lo noté aquel día en la cafetería.

En ese instante no pude evitar soltar un suspiro, realmente el tenia razón.. es inevitable no enfocar mi vista en ella cuando esta con...Alessia, pero no imaginé que ella hiciera lo mismo.

-Oye quizá me veo como un chismoso al hablar de esto, pero tampoco es para que estés así; mucho menos alguien que se ha enfrentado a los muertos no puede tener ese bajo perfil emocional- expresó mientras ponía una mano en mi hombro. Yo solo lo alcé mi rostro y le daba mi mas melancólica mirada... de verdad si estaba mal.

¿Dios mío qué me está pasando?

***

Hegel con cada día que pasaba se ponía peor, ya las cosas se le habían salido de las manos y su temor se expandió cuando el T45 también consiguió escapar 
Y en ese momento supo que sus ansias de conquista se habían venido abajo.

-Necesito idear un buen plan. No quiero perder a mis hombres y necesito tomar el control nuevamente, el hecho de recibir amenazas por parte de otros lideres pone puntos en mi contra, pero en este momento no puedo hacer nada. Mi hijo... Es lo único que me interesa mantener a salvo, por el dejaría todo echarse a perder.

El T45 era una de las criaturas mas feroces que había logrado mantener en cautiverio, pero al parecer por una mala administración consiguió escapar y ahora corría un gran riesgo. Aquel es un monstruo voraz con un apetito demoníaco de carne fresca, es una versión mas peligrosa de los T44 que fueron eliminados por Edwin y su equipo, porque a diferencia del T45, los T44 era mutaciones directas de los muertos que quedaron bajo efecto de radiación química en laboratorios donde fueron expuestos.

Hegel es alguien muy ambicioso como para dejar undir su nación, no lo permitiría aun así tenga que sacrificar algunas cosas a cambio. Él sabía que este apocalipsis iba a llegar en cualquier momento, pero no imaginó que fuese tan pronto. Así como en aquellos años donde grandes pandemias se adueñaban  del mundo en sí costando millones de vidas, solo que ésta vez... no fue solo un virus que mata personas, esta vez los cuerpos vuelven a la vida e infectan otros a la vez en que también devoran  a los no infectados.

Rigor Mortis//La Fiesta De Los Muertos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora