Capítulo 15

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Pasan los días y semanas y mis pesadillas no dejan de incrementar, cada vez se vuelven más extrañas y horribles y me han puesto muy mal

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Pasan los días y semanas y mis pesadillas no dejan de incrementar, cada vez se vuelven más extrañas y horribles y me han puesto muy mal. Casi no duermo en la noche, a pesar de que la señora Way le haya pedido a Mikey que me haga compañía, la mayoría de veces no puedo dormir correctamente; el yeso me pica un poco y hace mucho calor por las noches, lo cual no me ayuda en absoluto

Por suerte llega de nuevo el fin de semana y la señora Way junto con Mikey me acompañan a ver un doctor para que me quiten el yeso al fin. Mikey se muestra atento y servicial, nos lleva en su auto y no se despega de mí en ningún momento, lo cual me parece sumamente reconfortante.

Le he tomado mucho más cariño a Mikey ahora que me ayuda con mis pesadillas en las noches y me he apegado mucho a él. Por las mañanas cuando él se tiene que ir a la escuela siento una gran melancolía y por las tardes me quedo en cama ansiosa por su regreso de la escuela. Muchas veces me he reprendido por mi comportamiento infantil, incluso he pensado varias veces en que tal vez ya he enfadado a Mikey, aunque sinceramente no puedo evitarlo, a su lado me siento protegida... Se ha convertido en un gran amigo para mí.

Por otra parte, Gerard parece estar tan perdido como el señor Way, si no siguieran sus cosas en sus habitaciones hubiera pensado que ya no viven más aquí con nosotros, que ya se mudaron a otro lugar. Y, aunque no quiero, me preocupo por Gerard, por cómo está, en dónde, pero luego pienso en que él ya es una persona mayor de edad y sabrá cuidar de sí mismo, además de que no le gustaría que nadie preguntara por él o por su bienestar, en especial yo, por supuesto.

Y si no siguiera herida por lo que pasó con su novia, hubiera dicho lo mucho que lo extraño.

Cuando llegamos con el doctor no tardamos mucho tiempo. El doctor quitó el yeso y me tomó unos estudios para saber cómo estaba mi pie. Por suerte ya no dolía, pero estaba algo entumecido, por lo que todavía no podía usarlo correctamente, así que por algunas semanas debía seguir utilizando esas incómodas muletas. Sin embargo y por otra parte, mi brazo estaba casi por completo curado, no había sido un trauma realmente grave en realidad, pero aún así me había preocupado.

Así que ahí estaba yo, sentada en el asiento delantero del auto de Mikey de vuelta a casa, mientras la señora Way no dejaba de hablar por teléfono en la parte trasera del auto. Parece preocupada en realidad, aunque «molesta» sería la palabra correcta para describir su estado de humor.

—¿Y no supiste a dónde fue?... No, no quiero que se lo digas a nadie. No puedo creerlo —dice la señora Way por el celular y yo miro a Mikey confundida.

«Trabajo» murmura tranquilo Mikey como una explicación y vuelve la vista a la carretera.

Aprieto los labios insatisfecha... Eso no suena como si fuera del trabajo, mucho menos encaja el tono en el que está hablando la señora Way.

—... Sí, por favor, sólo asegúrate de hacerme saber todos los detalles... Sí, yo sabré llevar la situación... No, no te preocupes por mí, estaré bien, ya sabré qué hacer después con eso... Está bien, llámame en unas horas, adiós —se despide y cuelga el teléfono.

My Beautiful Nightmare (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora