Capítulo 66

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Corro entre los pasillos desesperada y con el corazón doliéndome terriblemente en mi pecho

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Corro entre los pasillos desesperada y con el corazón doliéndome terriblemente en mi pecho. No puedo respirar con facilidad, la tristeza y el tormento parecen hacerse mucho más grande a cada segundo que pasa y el aire no entra a mis pulmones. Los doctores me ven pasar y ya ni siquiera me dicen nada, ya deben saber que soy la loca que corre de aquí para allá por todo Urgencias.

Veo al final del pasillo la puerta del cuarto de limpieza e inmediatamente me apresuro a llegar hasta allá con desesperación, sintiendo que las lágrimas de nuevo nublan mi vista. Tomo el pomo de la puerta y lo giro con rapidez, solo para abrir la puerta y entrar en la habitación al instante.

Todo está oscuro, como la última vez que estuve aquí. Y, cuando por fin parezco estar completamente sola en la oscuridad, me dejo caer sobre mis rodillas en el suelo y comienzo a llorar descontroladamente. Cubro mi rostro con mis manos y empiezo a sollozar con gran dolor, sintiendo que todo mi mundo de pronto se vino a abajo con tan solo una oración.

Niego con la cabeza mientras dejo que las lágrimas recorran mis mejillas, y me abrazo a mí misma. Esto no puede estar pasando, esto no puede ser así, esto no es la vida real... Por favor que no sea así, que tan solo sea una pesadilla y que en cualquier momento vaya a despertar... Por favor.

Vuelvo a negar con la cabeza y sigo haciéndolo una y otra vez, abrazándome con fuerza y sin poder dejar de llorar. Pero de pronto alguien me rodea con los brazos inesperadamente y mi corazón salta por el susto y la sorpresa. Levanto la mirada y en seguida me alejo de la persona delante de mí, haciéndome caer hacia atrás y pegar mi cabeza en el duro suelo.

—Tranquila, soy solo yo... ¿Está bien? —murmura esa otra persona y yo frunzo el ceño al reconocer inmediatamente la voz.

—¿Doctor? ¿Es el doctor de Janet? ¿Qué hace usted aquí? —digo, tocando mi cabeza e incorporándome en el suelo.

—Bueno, al parecer no es la única que le gusta venir aquí a lamentarse —responde con voz decaída y me ayuda a levantarme del suelo con una mano.

—¿Usted estaba lamentándose? —le pregunto realmente intrigada, y de inmediato me pongo de pie y limpio todas las lágrimas de mi rostro, aunque él no pueda ni siquiera notarlas por la oscuridad que nos rodea.

—No tanto como usted —murmura con preocupación y se da la vuelta para presionar el botón de un interrumpor a su espalda y encender la luz de la habitación inmediatamente.

Parpadeo unas cuantas veces antes de acostumbrarme a la luz cegadora, y en cuanto puedo ver con claridad a la persona delante de mí inmediatamente me sorprendo... Tiene los ojos rojos, parecía estar llorando.

—¿De qué estaba lamentándose? —le pregunto sin poder ocultar mi curiosidad, y él baja la cabeza y se queda callado.

—Te lo diré si tú me lo dices —murmura volviendo sus cansados ojos verdes a mirarme, y yo también bajo la cabeza y juego con los dedos de mis manos.

My Beautiful Nightmare (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora