Capítulo 5

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  El auto se detiene delante de la casa de los señores Way y yo salgo inmediatamente

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El auto se detiene delante de la casa de los señores Way y yo salgo inmediatamente. Veo a Gerard quitarse el cinturón de seguridad y venir detrás de mí aún algo preocupado.

Quiero encerrarme en la habitación, quiero estar sola, quiero llorar y quiero dormir el resto del día. Pero mis pasos se detienen abruptamente cuando volteo la mirada a la casa de a lado... A la que antes era mi casa. Ha pasado a ser del banco, y al parecer alguien la ha comprado.

Cierro los ojos con fuerza y siento que mi corazón vuelve a romperse dentro de mí. Aguanto la respiración tratando de que el nudo en mi garganta no me haga llorar más aquí en medio de la calle y me abrazo a mí misma sintiéndome totalmente desolada de pronto. Bajo la cabeza y repentinamente una mano se posa sobre mi hombro... Sé que es Gerard.

Pero yo me alejo inmediatamente de él y entro corriendo a la casa.

El señor Way se pasea por la sala cuando yo entro a la casa y su atención se dirige en seguida a mí. Esboza una gran sonrisa en cuanto me ve, pero ésta se borra al instante en cuanto levanto la mirada y mis ojos llorosos se encuentran con los suyos.

—¿Qué...? —No alcanza a terminar la pregunta cuando yo vuelvo a salir corriendo por las escaleras hasta encerrarme arriba en mi habitación.

Cierro la puerta con fuerza e inmediatamente me lanzo a la cama y me escondo entre las sábanas, mientras dejo que el sonido de mi llanto inunde la habitación completa y que una sensación devastadora me llene el cuerpo entero, una terrible sensación de soledad. Sí, estoy sola, estoy completamente sola.

Me aferro a las sábanas sintiendo el dolor quebrarme por dentro, y el aire en mis pulmones parece agotarse en segundos. Dejo que mi mente vague entre los felices momentos con mi madre y con mi padre, que las palabras de Gerard me torturen y que la sola idea de vivir sin ninguna de las personas que me trajeron al mundo me desgarre por dentro. Y chillo, sintiendo que es el único desahogo que puedo tener por ahora.

Y de pronto me quedo quieta, con la respiración agitada y escuchando mi corazón palpitar rápidamente en mi pecho. Y suspiro.

Los ojos me duelen, la luz del día me lastima inevitablemente y unas tremendas ganas de dormir se apoderan de mi cuerpo. Quiero levantarme y cerrar las cortinas de la ventana, pero el sueño logra ganarme, y antes de que pueda siquiera moverme yo ya estoy completamente inconsciente.

(...)

—¡Te dijimos que no le dijeras nada!

Una voz comienza a despertarme lentamente.

—Ella empezó primero. No era mi intención ponerla así.

My Beautiful Nightmare (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora