Es increíble cómo las cosas suceden de un instante para otro, en un día había perdido todo lo que nunca imaginé que perdería, la tristeza nunca había sido más reconfortante y las lágrimas y las noches frías nunca antes habían sido tanto mis mejores...
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He dormido una buena parte del camino, así que para cuando me despierto Gerard me avisa que ya hemos llegado al lugar. Y aunque todavía parece ser de madrugada aun así puedo ver cómo ya hay muchos carros y personas transitando por la calle... Parece ser que la vida aquí es mucho más movida que en Nueva Jersey.
Gerard da la vuelta en una calle y nos adentramos entre los grandes edificios de la ciudad... Es realmente impresionante. Me pego al cristal de la ventana mirando todos los edificios y me quedo asombrada con la gran altura que tienen la mayoría. ¿Cómo sería vivir aquí? No me lo puedo imaginar, supongo que puede llegar a ser estresante, aunque se nota que por aquí hay mucha diversión.
—Tenemos que conducir casi hasta Brooklyn, no está muy lejos pero nos tomará un buen tiempo —avisa Gerard, algo cansado por estar manejando durante horas sin poder dormir siquiera un poco.
—¿Tú viviste aquí con tu padres? —le pregunto algo emocionada y sin poder despegar la vista de la ventana.
Escucho que Gerard ríe un poco por mi entusiasmo e inmediatamente volteo la mirada hacia él. Su cabello está más despeinado de lo normal y bajo sus ojos se encuentran ya unas ojeras no tan notables. Está cansado, se le nota a distancia, pero aún así sonríe al verme.
—Sí, vivimos en Manhattan por casi dos años. El trabajo de papá nos trajo hasta aquí y nos gustó tanto que nos quedamos bastante tiempo. Fue genial, conocí a muchas personas aquí, pero mamá decidió que tendríamos que volver a Nueva Jersey, si no ella se volvería completamente loca —comenta con un brillo juvenil en sus ojos, con la vista aún en la carretera conduciendo el auto.
—¿Por qué? —le pregunto sin poder evitar sonreír al verlo tan contento, y él suelta un suspiro.
—Bueno, Nueva York es muy caluroso en verano, pero cuando llueve parece que el cielo se va a caer, es algo que mamá siempre detestó. Además, para ese tiempo yo era mucho más independiente y curioso que ahora, así que mamá casi nunca me encontraba en casa después de la escuela, y Mikey y yo llegábamos a la casa casi como a estas horas después de irnos de fiesta toda la noche. Era realmente divertido, aunque nuestros padres definitivamente se volvían locos por nuestra actitud —comenta riendo levemente al recordar sus aventuras, y yo ladeo la cabeza mientras escucho que habla—. Tal vez tengamos tiempo, puedo llevarte a una pastelería que nos encantaba visitar con mi hermano, nos volvimos muy amigos del propietario y siempre nos daba rebajas a todas las cosas. O puedo llevarte a probar las pizzas de 1 dólar, un muy buen desayuno en realidad —comenta guiñándome un ojo y yo río sin poder evitarlo.
—Me gustaría mucho, aunque no creo que sea posible, no creo que la señora Donna nos deje ir a pasear estando de luto por su amiga —le recuerdo y él asiente con la mirada.
Y tiempo después parecemos haber llegado a donde están velando a la persona que falleció. Gerard estaciona el auto donde puede y ambos vamos directamente al lugar donde todos se encuentran reunidos lamentando su pérdida.
