Es increíble cómo las cosas suceden de un instante para otro, en un día había perdido todo lo que nunca imaginé que perdería, la tristeza nunca había sido más reconfortante y las lágrimas y las noches frías nunca antes habían sido tanto mis mejores...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Cuánto tiempo ha pasado? Los días ya no parecen ser significativos para mí. ¿Qué fue lo que comí ayer? No recuerdo ni siquiera haber desayunado ni cuando llegué a la escuela ni antes. ¿Qué es lo que estoy haciendo ahora? No me importa absolutamente nada de la historia del Reino Unido, simplemente quiero volver a Estados Unidos.
La campana suena de forma tan inesperada que me hace saltar de sorpresa. Sin saber con exactitud en dónde estoy, vuelvo la vista al salón de clase y frunzo el ceño cuando me doy cuenta de que ya no estoy en la clase de Historia, ahora estoy en la clase de Biología... ¿Cuándo llegué aquí? Bueno, en realidad no importa porque ya se terminó la clase y esa era la última por hoy.
Recojo mis cosas tan rápido como puedo, y estoy por salir del aula de clases cuando el profesor me detiene y me hace regresar al salón. Suelto un suspiro de cansancio, pero obligo a mis piernas a entrar de nuevo, con la cabeza abajo y con los ánimos por los suelos. Él comienza a hablar de mis pocos progresos educativos y también sociales, me advierte que en su clase no me va a querer si continúo con esta actitud tan indiferente y que de no cambiar mi conducta llamará a mis tutores y al director de la escuela. Termina también diciendo cuán prestigiosa es esta institución y que aquí no van a aceptar personas que no entiendan el regalo que se les dan por permitirles estudiar en estas aulas tan reconocidas.
Yo me mantengo callada, a penas escuchando correctamente su grave voz desgastada por los miles de años que ha de llevar trabajando aquí, y él me permite irme de una buena vez cuando se siente satisfecho del discurso tan largo y aburrido que me acaba de recitar.
Camino a pasos rápidos hasta los casilleros y omito mi repentina melancolía al recordar que Janet era mi vecina de casillero en Nueva Jersey. Aquí no tengo ni idea de quién sea, pues nadie se acerca a dejar sus cosas cuando yo lo hago, así que realmente no sé... y tampoco me importa.
Suelto otro suspiro y me pierdo en mis pensamientos mientras comienzo a caminar hacia la salida, tratando de evitar a los adolescentes que caminan a mi lado hablando tan entretenidos que no notan cuando chocan contra mis hombros. Y pronto ya he llegado con vida hasta la salida, así que ahora solo tendré que caminar hacia la casa. En realidad, no es un recorrido muy lejos, pero yo todavía tengo que pedir direcciones a las personas cuando siento que estoy completamente perdida. Aquí alrededor solo parecen haber casa y más casas, y eso me marea bastante, la verdad.
Cierro los ojos un momento y muerdo mi labio con fuerza antes de empezar a caminar, pero de un momento para otro siento que alguien me toma del brazo y me da la vuelta bruscamente. No alcanzo a reaccionar correctamente, no se qué ha pasado, y para cuando me doy cuenta siento que unos labios se posan sobre los míos.
¿Pero qué...?
Inmediatamente pongo mis manos en el pecho de la persona delante de mí y me aparto, empujándola con fuerza al mismo tiempo. Abro los ojos cuanto antes y me doy cuenta de que se trata de un chico rubio de ojos oscuros el que me mira desde su lugar con expectación. Así que, sin pensarlo por mucho tiempo y en un arrebato de enojo y miedo, le doy una cachetada en la mejilla sin poder evitarlo.
