Capítulo 8

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Tiempo después Gerard me ayuda a salir de la escuela y descubro con sorpresa que ha empezado a llover, lo cual es muy extraño pues esta mañana ni nubes había en el cielo

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Tiempo después Gerard me ayuda a salir de la escuela y descubro con sorpresa que ha empezado a llover, lo cual es muy extraño pues esta mañana ni nubes había en el cielo.

Él suelta una maldición en silencio por la lluvia y se quita la chaqueta de cuero negro que usa para pasármela por los hombros. Yo lo miro preocupada, pero él sólo se limita a ayudarme a llegar hasta el auto que está estacionado delante de la escuela. Frunzo el ceño y pienso por un segundo en por qué siempre se estaciona justo delante de la escuela si aquí hay un estacionamiento.

Aunque mis pensamientos inmediatamente desaparecen cuando al bajar unos escalones el dolor vuelve a aparecer y yo me quejo inevitablemente, lo que preocupa de inmediato a Gerard, quien está tratando de ser cuidadoso conmigo pero aún así es algo brusco y sus dedos se encajan en mi cintura fuertemente con nerviosismo.

Los escalones terminan y yo me cuelgo del hombro de Gerard y comienzo a saltar para no utilizar mi pie lastimado. A él no le importa, parece más preocupado en no lastimar mi brazo que también está herido.

Me ayuda con cuidado a caminar y rodea el auto conmigo mientras abre de inmediato la puerta. Muerdo mi labio y volteo a verlo algo preocupada, y él suspira nervioso.

—Primero te sientas y luego te ayudo a meter las piernas para que no te lastimes, ¿te parece bien? —sugiere y yo asiento de acuerdo con él.

Hago lo que dijo y mis pies quedan afuera del auto. Muerdo con más fuerza mi labio y veo nerviosa cuando Gerard mete cuidadosamente el pie lastimado y luego el otro, y después cierra la puerta y da la vuelta al auto para entrar en el asiento del conductor.

Empieza a abrocharse el cinturón de seguridad y yo no puedo quitarle la mirada de encima. Su cabello rojo ahora está empapado por la lluvia, al igual que su ropa y sus zapatos, y me preocupo inmediatamente por él... Tal vez pueda resfriarse por mi culpa. Frunzo el ceño angustiada por ese pensamiento y me quito la chaqueta que me dio sólo para rodearlo esta vez yo con ella. Gerard parece asombrado con lo que hago, pero vuelve a quitársela con la intención de devolvérmela, aunque yo rápidamente niego con la cabeza.

—Vamos, tú la necesitas —dice frunciendo el ceño.

—No Gerard, tú la necesitas más, te has mojado por la lluvia... No quiero que te enfermes por mi culpa —respondo también preocupada por él.

Bajo la cabeza un segundo, pero para cuando volteo a mirarlo de nuevo noto que ahora tiene una cálida sonrisa en su rostro, lo cual me toma de sorpresa por un momento y me hace voltear la mirada hacia la ventana detrás de mí, pensando en que tal vez ha visto a una de mis compañeras de escuela y por esa razón ha sonreído, pero detrás de mí no hay ni una sola persona. Frunzo el ceño, aunque al final él vuelve a rodearme con su chaqueta y enciende el auto sin decir ni una sola palabra más.

Suelto un suspiro y sin más me dejo caer en el asiento mientras me aferro a la cómoda chaqueta de Gerard. Miro por la ventana cómo las gotas de lluvia chocan contra el cristal y el sonido del motor del auto se mezcla con el de la lluvia creando un ambiente relajante. Admito que podría estar toda la eternidad aquí, a un lado de Gerard, con el calor de su chaqueta y la lluvia afuera mojando las calles.

My Beautiful Nightmare (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora