Es increíble cómo las cosas suceden de un instante para otro, en un día había perdido todo lo que nunca imaginé que perdería, la tristeza nunca había sido más reconfortante y las lágrimas y las noches frías nunca antes habían sido tanto mis mejores...
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Suelto un suspiro y regreso de nuevo a la cabaña sintiéndome todavía algo intranquila, sin embargo prefiero no decir nada. Y unos minutos después llegan las famosas chicas enamoradas.
En cuanto Sarah entra a la cabaña se lanza de inmediato a los brazos de Gerard y comienza a besar cada centímetro de su rostro, mientras que la otra chica de nombre Jamia sólo se acerca a Frank y le da un abrazo y dos besos en las mejillas, lo cual parece ser más que suficiente para Frank, quien inmediatamente cae rendido a sus pies, todo lo contrario a Gerard, quien con tantos besos que Sarah le está dando aún así no parece tan perdidamente enamorado como lo está Frank con esos simples e inocentes besos que Jamia le dio.
En cambio Ray y yo sólo nos quedamos sentados en el sofá mirando todo el amor delante de nuestras narices.
—¿Y Mikey te ha llamado? —pregunta Ray de pronto, alejando la mirada de las parejas enamoradas y tratando de hacer alguna conversación conmigo.
Y en cuanto escucho su nombre la preocupación por él me invade todo el cuerpo.
—No, no me ha llamado en todo el día y eso me preocupa... ¿Crees que esté bien? —pregunto centrándome solamente en la conversación, olvidándome por completo que delante de mí Gerard y su novia se besan desesperadamente.
—Seguro. Cuando le pasan cosas fuertes él tiende a perderse, sólo quiere estar solo. Pero no te preocupes, porque desde que entró a rehabilitación él ha evitado por completo las drogas y todos los vicios —informa despreocupado, aunque yo todavía lo observo bastante insegura.
—¿En serio?
—Sí, en serio. ¿Por qué preguntas?... ¿Has visto que ha vuelto a tomar? —pregunta de repente angustiado y yo sólo muerdo mi labio y bajo la cabeza.
Y Ray está por decir otra cosa, cuando de pronto todos escuchamos la voz histérica de Sarah dirigirse directamente hacia mí
—¡¿Quién diablos invitó a esa chica de ahí?! —dice, no, grita bastante molesta.
Yo sólo me hago mucho más pequeña en el sofá de madera mientras todos se mantienen callados.
—Es la hermana de Gerard, Sarah, no tienes nada de qué estar celosa —comenta de repente Ray a mi lado rompiendo el terrible e incómodo silencio que se había creado.
Pero por alguna razón lo que dice me hace sentir mal inmediatamente. No soy su hermana y él tampoco me considera como una hermana, me lo dijo la vez que domirmos juntos en su habitación.
—Ray, la última vez que vi a esa estaba sobre los labios de mi novio —comenta Sarah tomando el brazo de Gerard bastante posesiva.
—Tranquilízate, Sarah, sólo hemos venido a pasarla bien, y por lo que tú misma me contaste era sólo un tonto juego de verdad o reto —habla esa tal Jamia restándole importancia a la situación, pero Sarah inmediatamente la fulmina con la mirada.
