Es increíble cómo las cosas suceden de un instante para otro, en un día había perdido todo lo que nunca imaginé que perdería, la tristeza nunca había sido más reconfortante y las lágrimas y las noches frías nunca antes habían sido tanto mis mejores...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Frank, Ray y la chica desconocida para mí salen cuanto antes de la cochera en busca de alcohol. Por otro lado, Gerard sólo comienza a moverse intranquilo por todo el lugar y yo no puedo despegar la mirada de él. Parece ansioso y no puede quedarse quieto... Vaya, realmente parece afectado por lo que consume.
Mikey me acerca las muletas de nuevo y ambos nos sentamos en el viejo sofá que se encuentra en la esquina de la cochera. Volteo la vista hacia él y noto que parece algo nervioso... ¿Por qué será? La verdad es que no tengo ni la menor idea.
Los chicos no tardan en ir y venir, y veo que traen bastante alcohol, más que lo que todos juntos podríamos consumir en esta tarde. Mikey se pone completamente tenso en cuanto los chicos llegan con el alcohol e intenta evitar mirar hacia las todas las botellas, las cuales Frank no tarda mucho en abrir y tomar directamente de ellas.
Gerard prende el equipo de música junto a la pared y una canción empieza a sonar lenta, aunque luego se torna algo más pesada. Su novia vuelve la mirada a él algo extrañada, pero él sólo se encoge de hombros... Tal vez no le gustó la canción que puso.
—Muy bien... ¡Todos reúnanse aquí! —grita Gerard para que podamos escucharlo correctamente por el equipo de música y señala el suelo donde está parado.
—Oh, por favor Gerard, ¿decías en serio lo de jugar Verdad o Reto? Eso sólo lo juegan los niños de secundaria, nosotros ya podemos conseguir legalmente todo el alcohol que queramos, así que mejor déjate de estupideces —le dice Ray mientras toma una botella de alcohol y le da un gran trago.
—¡Esta es mi celebración y todos harán lo que yo diga! —exclama y Frank le pasa una cerveza, la cual recibe cuanto antes y se apresura a beber de ésta.
—¿Y qué estás celebrando exactamente? ¿Celebras que tu madre volvió a correrte de su casa? —pregunta Frank mientras le pasa otra cerveza a la chica desconocida.
—¡Es algo que hay que celebrar, chicos! —exclama Gerard sonriendo de forma incoherente y con voz seca.
Todos se quedan callados, sin prestarle realmente mucha atención, y Frank sigue repartiendo el alcohol. Niego cuando me señala a mí una botella y se gira algo incómodo hacia Mikey para también mostrarle la botella, preguntándole indirectamente si quiere. Éste sigue nervioso, muerde su labio repetidas veces y mantiene el cuerpo rígido, pero a pesar de eso responde rápidamente que no a Frank y no vuelve a mirarlo, pues él es el que tiene todo el alcohol.
Pero poco tiempo después Gerard vuelve a ordenar que todos se reúnan en el centro donde él está y después de un rato todos aceptan sin más, con el alcohol ya corriendo por sus venas.
Gerard vacía en segundos una botella de alcohol y, mientras todos se dejan caer en el suelo, él la coloca en el centro. Yo miro la escena sintiéndome algo tímida y prefiero no moverme del sillón viejo en el que estoy sentada, al igual que Mikey que no se despega de mí ni un segundo. Pero Gerard voltea la mirada hacia nosotros cuando se da cuenta que no nos hemos movido de nuestro lugar y frunce el ceño, disgustado sin duda, sólo para segundos después levantarse inmediatamente y caminar hacia nosotros.
