Capítulo 45

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Gerard detiene su auto delante de la casa y yo abro los ojos despertándome lentamente

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Gerard detiene su auto delante de la casa y yo abro los ojos despertándome lentamente. Es bastante tarde, Frank y Ray se han venido con nosotros cuando el director descubrió que le estaban poniendo alcohol al ponche y han escapado inmediatamente en cuanto han podido. Gerard ya los ha dejado en sus respectivas casas y ahora estamos solos aquí en su auto sin saber qué hacer.

Volteo la mirada hacia él y aprieto los labios mientras trato de disimular la aflicción que siento por él al recordar lo que me contó cuando estábamos en el baño. Todo parece cobrar un poco más de sentido ahora, por qué se comportaba así conmigo, por qué parecía alejarme de él, huir de mí. Sabía que había algo más, pero nunca me imaginé que una razón tan deprimente y tan dolorosa fuera la culpable de todo eso, la culpable de que Gerard sea como es ahora.

—No me mires así —murmura de pronto interrumpiendo el silencio a nuestro alrededor, y yo me confundo ligeramente.

—¿Mirarte cómo? —le pregunto, algo desconcertada en realidad.

—Como si me fuera a romper en cualquier minuto. Hayley, sé lo que estás pensando, pero las heridas que me hago no son por lo de Lindsey, nunca haría lo que hago por eso  —aclara sin mirarme y con un tono de voz algo seco.

Frunzo el ceño y bajo la mirada. Ni siquiera lo recordaba, y recordarlo ahora es como si me clavaran un cuchillo en el corazón.

—¿Entonces puedo preguntar por qué? —murmuro lentamente, con algo de cautela, sin la intención de lastimarlo con mi pregunta o algo parecido.

Sus manos agarran con más fuerza el volante del auto delante de él y aleja la mirada de mí, muy incómodo al parecer.

—No —responde de pronto—, no puedes preguntar.

—Pero, Gerard... —me interrumpe.

—Escúchame, Hayley: sí, te dije que te amo, sí, es verdad, pero por favor no me hagas esto, no me presiones. No eres una especie de terapeuta y aun así siento como si trataras de ser una. No necesito eso, sé que no soy el hombre perfecto pero por favor no me trates como si fuera un muñeco sucio y roto abandonado en la calle. Me he esforzado para ser quien soy, me gusta mi vida y la forma en la que la vivo, me gustan mis amigos y me gustas tú... Por favor no lo arruines sólo porque te conté... todo —pide algo cortante, sin mirarme ni siquiera un segundo, y se queda callado sin decir nada más.

Muerdo mi labio pero suelto un suspiro. Tiene razón, me ha contado más de lo que tal vez le ha contado a alguien más, no puedo seguir presionándolo.

—Lo siento —murmuro algo tímida de pronto, y escucho cómo él suspira cansado.

Aunque de pronto se quita el cinturón de seguridad y se abalanza hacia mí para poder besarme. Cubre sus labios con los míos y me besa deliciosamente lento, disfrutando cada segundo del beso, y yo me desarmo por completo en mi lugar.

My Beautiful Nightmare (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora