Siento el frío viento golpeando ligeramente mi cara mientras camino rumbo a mi casa. El día está ligeramente nublado pero aún así hay algunos pequeños rayos de sol que iluminan mi cara. En mi rostro hay una gran sonrisa y pronto logro ver mi casa a lo lejos.
Me apresuro a llegar hasta allá y en cuanto estoy ahí abro la puerta rápidamente y entro a la casa sintiéndome animada.
—¡Mamá! ¡He llegado! —aviso dejando mis llaves en una pequeña mesa del pasillo.
Me quedo parada ahí esperando su respuesta, pero no llega, y mi sonrisa poco a poco se va borrando. El silencio es abrumador, y pronto tengo la sensación de que algo no anda bien.
—¿Mamá? ¿Estás en casa? —pregunto en voz alta, pero nuevamente nadie me responde.
Así que comienzo a caminar hasta la sala con pasos lentos y dudosos. Tomo el pomo de la puerta y la abro lentamente, escuchando el sonido de la puerta rechinar, y mi corazón comienza a latir fuertemente. Y en cuanto la puerta se termina de abrir por completo yo alzo las cejas sumamente sorprendida y suelto un grito de sorpresa y terror.
Hay un cuerpo en medio de la sala, está completamente desnudo y hay bastante sangre. Pero soy yo... muerta.
Mis piernas fallan y mi cuerpo se deja caer sobre el suelo inesperadamente. En mi garganta se hace un nudo, aunque no tarda mucho tiempo hasta que comienzo a llorar con desespero mientras no dejo de mirar el cuerpo delante de mí sin vida, desnudo y terriblemente herido que yace sobre la alfombra favorita de mamá, la cual trajo consigo misma cuando nos mudamos.
Bajo la cabeza mientras el dolor invade y presiona con fuerza mi pecho. Cierro mis ojos y agarro con mis dos manos mi cabeza sin poder creerlo, sin poder soportar ver la imágen delante de mí. Aunque de pronto puedo escuchar una voz delante de mí, una voz suave, tierna y familiar, e inmediatamente levanto la cabeza para ver a la persona que está parada a unos metros de mí.
—Mírate, Hayley, ésta debiste ser tú, no yo, no debí morir, tú debiste haber muerto —habla mi madre lentamente, caminando con lentitud alrededor de mi cuerpo sin vida.
Muevo la cabeza de un lado a otro en negación y las lágrimas no dejan de salir.
—N-No, no madre, no... —murmuro desesperadamente entre lágrimas.
—¡Mírate, Hayley! ¡Tú debiste haber muerto en mi lugar! ¡Tú debiste haber muerto! —grita una y otra vez y yo cierro los ojos con fuerza.
Sus palabras hacen eco en mi cabeza y más voces se unen con ella: la señora y el señor Way, mi padre y Mikey, repitiéndome una y otra vez que yo debí haber muerto en vez de mi madre, que no merecía vivir y que ahora era la hija más horrible del mundo por olvidarla y continuar.
Sus voces me ahogan, al igual que mi llanto que no se detiene ni un sólo segundo. Sin embargo repentinamente sus voces se apagan y desaparecen. La tranquilidad me va inundado el cuerpo poco a poco. Abro los ojos lentamente escuchando el repentino silencio en la habitación y levanto la mirada hacia la sala, dándome cuenta de que todos han desaparecido, incluso mi cuerpo inerte en el suelo.
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My Beautiful Nightmare (Gerard Way)
RomanceEs increíble cómo las cosas suceden de un instante para otro, en un día había perdido todo lo que nunca imaginé que perdería, la tristeza nunca había sido más reconfortante y las lágrimas y las noches frías nunca antes habían sido tanto mis mejores...