Capitulo 18.

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Maratón 3/?

En la preparatoria estaba obligatoriamente prohibido usar aros, piercings o algun u otro objeto que este en los labios, nariz o cejas perforadas.

Daba igual; había personas que no hacian caso a la advertencia ¿Por qué yo si?

-Día 6-

Después de salir de la cafetería de la escuela. Escapamos, literalmente no entendía nada de lo que hacía para poder despistarlo de mi pequeña sorpresa y el cada que podía frunció el ceño intentando no enojarse.

-A donde vamos?

Sin decir o hacer un gesto alguno, cogió mi mano y subimos al metro. Esto se estaba saliendo de mi sorpresa. Comenzé a jalarle por la mochila y parar en una esquina de un parque.

-¿Qué haces? -preguntó.

-Te tengo una sorpresa.

Sus ojos se iluminaron como dos pequeñas estrellas en un instante. La intriga lo comía vivo pero quería verlo enojado un poco más.

-¿Qué es?

-Te comprare un helado. -me burlé.

-¡Luke, lo has olvidado! -se quejó.

Me daba gracia cuando arrugaba su nariz en vez de gritar.

-¿Nuestro aniversario?

-Sí..-susurró.

Saqué una pequeña caja colorida de mis jeans.

-¿Qué es? No me digas, una piedra para coleccionar.

Si que se había molestado. Pero ignoré sus palabras, sacando los aros de la caja. Trato de asimilar su reacción cuando vió que tenía los anillos en mi mano.

-Se que no es la gran cosa, pero..-me interrumpió con un beso. Uno desesperado. Al parecer un gemido se escapó de su boca sin poder evitarlo; era por mi aro en el labio le molestaba pero eso no impedía que siguiera presionando sus labios contra los mios. En ocasiones como estas el se empiñaba por primera vez, sosteniendose de mi cuello.

-Gracias. -formuló.

-15. Era nuestro beso 15.

-¿Qué?

-Nada, pero creo que la gente nos puede ver.

-¿Aún te importa eso?

Nunca lo había pensando, hasta ahora. Porque debía importarme, si cualquier persona podía ser feliz a su manera.

-No. Tenía que bajar un poco más de lo necesario para ver sus labios y me agradaba más aun.

Luego de hacer nuestra escena dramática de romance. Pidió un taxi pero antes de subir a él, comenzó a; vendar mis ojos.

-¿Puedes verme?

-Es claro que no -balbuceé.

Rió.

Hermosa. Si podría describir su risa y como articula cada sonido cuando sonaba, diría que es hermosa.

-Llegamos.

Bajamos del auto, mi mano sujetaba la suya para no tropezar o caer torpemente con algo en el camino. El motor del auto sonó, despegó desapareciendo y lo único que podía oír ahora. Era el mar. Oía el sonido del mar, también podía sentir como mis pies se hundian un poco. Por la arena.

-Ahora si puedes ver..-dijo quitandome la venda de los ojos.

Quisiera encontrar determinadas palabras para explicar aquella noche. Pero simplemente no existian.

Endlessly || LashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora