Capítulo 25 - La pasión de María

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Capitulo 25

LA PASION DE MARIA

¿Dónde quedó la moto? Abismado por la impresión, Vicente reflexionó unos minutos para recordar los actos de la noche anterior. Regresó a la discoteca y paseó las calles con la esperanza de encontrarla en algún rincón resguardada. Después de algunas horas deambulando por el área desistió. Con frustración y molestia volvió a su casa. También realizó varias llamadas telefónicas y envió innumerables mensajes de texto a María, quien jamás respondió de ninguna forma. Tampoco recibió mensajes de Jade. El joven bastante inquieto decidió esperar al día lunes para hablar con María en persona, y confrontarla en su sitio de trabajo.

El día lunes pasó lentamente ante los ojos de Vicente. Trabajó a toda máquina y atendió clientes de manera mecánica, su mente solo se podía concentrar en la Moto. Quizás la robaron en la noche. Estaría desmantelada, escondida en algún barrio peligroso. Por fin llegó el momento de salir del trabajo y ansioso recorrió los pasillos de la universidad hasta llegar a la gran biblioteca, donde un joven de aspecto simple, piel blanca y lentes enormes lo atendió:

-Buenas tardes ¿En qué le puedo servir?

-Buenas tardes. Quiero hablar con una joven que trabaja aquí en la biblioteca. Se llama María, hermosa, de cabello rojizo.

-Ella ya no trabaja aquí. Renunció esta mañana.

-Debe haber un error...-la cara de Vicente era trágica.

-No hay ningún error. María renunció a primera hora.

-Gracias...-Vicente comenzó a alejarse cuando el chico, lo interceptó en la puerta.

-Disculpe ¿Cuál es su nombre?

-Vicente.

-Ella dejó este sobre para usted. – era un sobre tamaño carta, con su nombre escrito en perfecta letra palmer.

-Gracias.

Vicente prefirió regresar a una de las mesas y revisar el contenido del sobre, no tenía ganas de entrar a un salón de clases y fingir que estaba interesado en las palabras del profesor, su verdadera curiosidad era entender el comportamiento de María y solidarizarse con sus eternas razones.

"Cuando recibas esta carta, ya no estaré trabajando en la biblioteca, mucho menos me hallaras en el pequeño departamento de ese sucio y feo callejón. Entenderás que no deseo volver a verte, no porque te odie, simplemente no consigo sacarte de mi mente y ahora comprendo que no fue el momento, ni la manera, tal vez jamás lo sea.

Desde que era muy niña mi única ilusión, desde el primer día que te vi, fue llamar tu atención, gustarte. Tuve suerte en esa época, a mí sí me querían adoptar, pero yo no deseaba apartarme de tu lado, por esa razón siempre di problemas a mis padres asignados, y me regresaban a la casa hogar rendidos y exhaustos. Ellos no eran culpables de la pasión que sentía, yo en cambio sí era responsable de cuidar mi futuro, y es que pensé que mi futuro eras tú. Que creceríamos y un buen día me verías como la mujer que soy, dispuesta a todo por su hombre. Ha pasado el tiempo y nuevamente nos encontramos, por supuesto nada fue casual, yo sabía que estudiabas en ese instituto, el padre Andrés me lo contó y no perdí tiempo, busqué la forma de estar a tu lado, desde ese rincón amargo y solitario, con olor a naftalina y polvo, te vi tantas veces, memoricé tus cambios de estilo, como poco a poco mejorabas hasta tener ese aire bohemio e interesante, sabía que eras el mejor de tu clase. Como te observé solitario en todo momento estaba segura que no tenías pareja, que al igual que yo esperabas algo más de la vida.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora