Capítulo 70 - Cuando no lo esperas

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Capítulo 70

CUANDO NO LO ESPERAS

Karla manejaba cautelosamente en la carretera nocturna, después de haber llamado a Celeste, sin lograr comunicarse, un par de veces. Dejó unos mensajes de voz y utilizó algunas redes alternativas, de todas maneras ya estaba en Caracas, aunque el tráfico de la carretera Caracas-La Guaira la retrasó bastante, Diego dormía estirado en el asiento trasero, agotado por tanto juego en la playa, no había prisa.

Era buen momento para escuchar música, algún programa, acabar con el silencio y entonces Karla encendió la radio, casualmente en un espacio informativo:

"Según la grabación de la cámara de video de la Cárcel de Yare, se comprobó que un grupo de presos fueron los causantes del incendio que acabó con el complejo penitenciario. En el mismo se observa a los causantes, que según la descripción física, no coincide con los restos forenses encontrados, por lo que actualmente se inició una búsqueda a nivel nacional de los siguientes nombres: Elías Reverón, Simón Cazalis, Gerson Camacho.... "

Karla recibió la noticia con cierto estupor, un súbito escalofrió recorrió su cuerpo, y en esta oportunidad prefirió llamar directamente a Vicente.

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Nadie escapa a su destino...

Doña Amelia, pasó un buen día, sin embargo la noche era otra historia.

Vicente llamó a Celeste, que no atendió en ninguna oportunidad. Desde las siete y media de la noche, realizó varios intentos que no tuvieron respuesta, y ya cansado de permanecer en la zozobra se arreglaba para ir en persona a verificar que todo estuviera bien. No le comentó a Doña Amelia la agitación que sentía. En cambio la dama enferma había mejorado su percepción, y consideraba oportuno bendecir desde el fondo de su corazón la unión entre los jóvenes enamorados.

-¿Qué haces Vicente?- preguntó Doña Amelia al comprobar que Vicente se colocaba la chaqueta de cuero y buscaba el casco y los guantes.

-Celeste no contesta. Estoy preocupado. Me acercaré un momento para saludarla y ver que todo esté bien.- respondió afanado.

-¡A esta hora! Son las nueve y media, algo tarde para ir a saludar. Tal vez este con su amiga Karla. Llámala a ella primero y así te ahorras un viaje. ¡La calle es muy peligrosa de noche!- su consejo fue bien recibido. Vicente se revisó los bolsillos del pantalón y se dio cuenta de que el teléfono estaba en otro lado.

-Dejé el teléfono móvil en la sala. Lo puse a cargar. Ya vengo.

Vicente lo desprendió del enchufe y se sorprendió del número de llamadas perdidas que tenia de Karla, todas realizadas desde su móvil también. Se comunicó con ella:

-Hola Karla, soy yo, Vicente.

-Hola Vicente. Estoy preocupada. Celeste no está en su casa. Llegué y me tomé el atrevimiento de entrar con la llave de seguridad que me dejó. El televisor esta prendido, el teléfono de ella está en la cama. Se cambió la ropa, porque en el baño estaba la toalla aun húmeda y en el piso del cuarto dejó lo que se quitó, lo único que no esta es ella.

-Pensé que estaba contigo. Justamente te iba a llamar antes de salir.- La mortificación regresó.

-Yo tengo a Diego. Me lo llevé a la playa para darle espacio a ella de hacer sus diligencias. ¡Esto es terrible!

-¡Voy para allá!...

-¡No lo hagas! ¡Debes saber algo, antes de hacer cualquier cosa!- Karla, respiró profundamente, porque sus miedos se estaban materializando, y la noticia era devastadora.

-¡Me estas asustando! ¿Por qué no puedo ir a su casa? ¿Pasa algo malo?

-¡Lo mejor es ir a la policía primero!... Vicente... ¡Gerson, el papa de Diego está vivo!-con solo dar la noticia Karla se desplomó, sus lágrimas comenzaron a fluir.- ¡Tengo miedo de ir al departamento otra vez! Diego está en el auto, yo preferí llamarte primero para coordinar que hacer, además él no sabe nada.

-Ok, no te preocupes. Yo me ocupo. Vente para el departamento de Doña Amelia. Lo importante es cuidar a Diego.- Colgó.

Sí, el terror existía. Vicente lo experimentó en cuestión de segundos. Abrió la puerta para buscar ayuda, pero su sorpresa fue mayor, cuando se encontró de frente con el mismísimo diablo, uno joven, con un ojo cubierto y el otro mirándolo con odio. Era Gerson. 

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora