Capítulo 18 - La propuesta de La Madame

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Capítulo 18

LA PROPUESTA DE LA MADAME

Vicente tomó una decisión madura y radical. Era necesario ser independiente y completamente autónomo para seguir los pasos que dictaba su corazón. Empezó una búsqueda ardua para establecerse en un domicilio que le permitiera crear sus propias reglas. Como estudiante prodigio utilizó sus conocimientos para diseñar un motor más eficiente y veloz. Utilizó la maquinaria de su motocicleta para guiarse y experimentar con ella. Era un proyecto personal que lo entusiasmaba. Prefirió no entrar nuevamente a la Joya por salud mental, era evidente que su corazón no iba de la mano con el oficio de Jade. El secreto de su relación fue ferozmente resguardado. El padre Aurelio presintió su partida, y notificó a Doña Amelia, quien tenía un camino trazado silenciosamente para Vicente. No se controlaban los instintos de un joven emprendedor, no se dominaba a un animal salvaje, y eso era literalmente el joven enamorado en ese instante, una fiera indomable, capaz de luchar contra las imposiciones ajenas. Jade, prefería seguir siendo la dama de la noche, mantener el velo de misterio que protegía su identidad maltrecha. Incapaz de alejarse del amor e incapaz de confesar su pasado, ella seguía pensando en la seguridad de su más amado ser, pero cada encuentro con Vicente le imprimía energía a su cuerpo vibrante, el misterioso hombre que la esperaba los viernes en el callejón era su preciada joya. Seguían compartiendo el amanecer en el mirador, su rincón personal.

La partida de Vicente entristeció al padre Aurelio, quien se encargó de reubicar nuevamente a su antiguo huésped, gracias al contacto con sus fieles feligreses, en esta oportunidad una pareja de ancianos que tenía una casa hermosa y solitaria, con un antiguo anexo, que fue restaurado para ganar dinero extra. Mucho más cómodo y amplio, este domicilio contaba con cocina propia, baño privado, un pequeño recibidor y por supuesto el único cuarto, que para los ojos de su nuevo habitante, era todo un lujo, lo mejor de todo era la entrada independiente y la zona en la cual estaba situada la casa.

Ahora Vicente controlaba su tiempo, su espacio, poco a poco ganaba la independencia que tanto ansiaba pero, ante todo era consciente de sus obligaciones, las metas que se había planteado estaban fijas en su mente y esta libertad no arruinaría su cronograma. Era momento de ser grande, para ofrecer al mundo sus conocimientos, estar a la altura de su ambición.

Jade no habló de su hijo, de su historia pasada. Por más que se entregaba en cuerpo a esta nueva relación clandestina, ella tenía dudas, al comprender que su nuevo amor era joven e inexperto y probablemente no estaba capacitado emocional y económicamente para afrontar la responsabilidad de un hijo ajeno. Ella intentó vanamente seguir siendo la irresistible mujer de La Joya, pero una vez que sintió placer y amor en un mismo encuentro sexual, su cuerpo se resistió a ser tocada por otro hombre que no fuera Vicente. Sus rutinas de baile eran enérgicas y excitantes con una diferencia percibida por la dueña del local, al ser solicitada por un cliente para una cita privada Jade siempre contaba con una excusa perfecta, y se libraba del compromiso. Este cambio mermó su ingreso económico y para la madame fue motivo de alarma, "No acepto negativas para clientes selectos. Ellos vienen buscando una Joya, la que gusten si pueden pagarla, y tú no vas a destruir la reputación de este local"... La joven se encontraba en una encrucijada, o continuar un tiempo más ofreciendo sus servicios y alcanzar la cifra necesaria para continuar con su proyecto de vida o abandonarlo todo y entregarse al amor que le ofrecía Vicente. Parecía una respuesta fácil y obvia pero, siendo una madre con responsabilidades, y una mujer lacerada por una antigua relación, las decisiones tenían otro matiz.

Una tarde la joven recibió una llamada de la Madame, quien normalmente no se dirigía directamente a sus empleadas, para eso tenía a Karla, su mano derecha, por eso Jade escuchó con atención y respeto el pedido que le hizo:

-Hace un año y medio un cliente muy selecto y discreto solicitó cinco bailarinas de la Joya, y las trasladó en avioneta al lugar donde efectuó una fiesta. ¿Lo recuerdas? Tú estabas entre esas bailarinas.

-Si Madame, fue una experiencia extraordinaria, un lugar muy glamoroso, aunque escondido. No lo he olvidado.

-Excelente. Este año nos contactó nuevamente ese cliente, para otra recepción que tendrá lugar en un destino lejano. Nuevamente se trasladaran en avioneta hasta el sitio pautado. Pidió chicas distintas, y por un momento me alegré al saber que llevaría a mis nuevas adquisiciones. Me sorprendió cuando recordó tu nombre y especialmente requirió tu presencia en ese evento.

-¿Dijo mi nombre?- se sorprendió la muchacha.

-Por supuesto, y te describió... La verdad no me sentí complacida, pues te has revelado últimamente y no estás haciendo tu trabajo de la manera acostumbrada. Estas apática y muy lejana a la antigua Jade... Pero un cliente, es un cliente y si te desea yo necesito saber si cuento contigo para incluirte en la lista. No necesito recordarte lo bien que pagan.

-Cuente conmigo Madame, no la decepcionaré.

-Es una buena noticia. Entonces Karla tiene la información completa, le diré que hablé contigo y confirmé que estas en el equipo.

Cuando Jade culminó la llamada, se sentó en su cuarto a pensar seriamente en sus acciones. Una oportunidad como esa no se rechazaba, pues las ganancias eran enormes y para sus planes resultaba perfecto recibir ese dinero. El amor no pagaba sus deudas, y mucho menos servía para comprar el departamento que habitaba como una simple inquilina. Tomo la decisión de callar nuevamente, y no contarle a Vicente lo que estaba sucediendo.

Más tarde y frente a Karla el tema surgió nuevamente:

-¡Me impresionas Celeste! No pensé que accederías, y se lo dije a la Madame, por esa causa ella te llamó. Ella estaba segura de tu participación. Sabía que no te negarías a recibir una comisión sustanciosa. Te conoce más que yo, que soy tu amiga.

-Karla necesito ese dinero, he perdido buenos ingresos y tienes razón, de esa forma no conseguiré el monto que necesito. Pero no quiero que Vicente se involucre en este asunto. Esto es negocio, parte de mi trabajo y nada más.

-Tú crees que es muy sencillo llevar esa doble vida, pero no es cierto. Los hombres siempre desean exclusividad y más cuando se enamoran como el jovencito ese que te busca los viernes. ¿Ya le hablaste de tu hijo? ¿Para cuándo lo vas a dejar? Deja el miedo y afronta tu verdad, y si ese muchacho es tu futuro te apoyara sin juzgarte.

Para Jade el amor era una cuestión de miedo. El temor de perder un preciado tesoro, por esta causa llamó con miedo, pues mentir era una forma de evadir el posible final de esa hermosa relación.

-¿Viajaras? ¡Qué extraño! ¿Pero dime por cuánto tiempo te ausentaras?- Vicente preguntaba sin malicia ni doble intención, y en su corazón solo existía tristeza de pensar en la ausencia de Jade.

-Tal vez sea solo el fin de semana, es un familiar que me necesita y debo ayudar. Pero no te preocupes me comunicare contigo apenas llegue. Sera por poco tiempo.

Con la mentira a cuestas Jade seguía construyendo su mundo de fantasías, mientras el amor crecía indetenible en el impetuoso Vicente. 

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora