Capitulo 23
LAS RUINAS DEL AMANECER
Placida brisa fresca, el trinar de los pájaros en el jardín florido, la luz entrando por el balcón, y el calor de una mañana soleada. Los ojos aun lánguidos por el agotamiento de la jornada nocturna, y la súbita sensación de estar en un lugar extraño. Ahora siendo simplemente Celeste, dejando en la profundidad de las sombras su alter ego y recordando su itinerario real, la joven desnuda entre las sabanas de seda blanca se despabiló poco a poco, recobrando a cada instante el dominio de su cuerpo. Buscó con la mirada algún reloj, cualquier cosa que le permitiera ubicarse en tiempo y espacio, sin éxito desistió. Se levantó con calma, vio al pie de la cama un hermoso vestido de flores ligero, ropa interior nueva y una nota al lado, "Te espero en la piscina...desayuna conmigo". Intrigada por los detalles, se bañó, se arregló y bajó con rapidez, pues sabía que las chicas de La Joya, se irían temprano de la mansión.
El sol radiante en el cielo se reflejaba en los destellos del agua transparente, la piscina se veía tentadora con un clima caluroso. Carlos Ignacio desayunaba en una mesa con toldo y leía el periódico, perfectamente acicalado como si tuviera planes a primera hora. Alzó la vista y abandonó la lectura para contemplar a su acompañante mientras se acercaba a la mesa.
-Me alegra que aceptes mi invitación para desayunar. Como no sé qué te gusta pedí que prepararan diversidad de platos para que escojas.- el hombre alzó la mano y dos mujeres empezaron a traer bandejas llenas de variedades de alimentos. Jade solo comió una ensalada de frutas.
-Necesito saber la hora, mi grupo se va temprano y debo recoger mis cosas.
-Despreocúpate, tus cosas están en la habitación donde dormiste. Ellas ya se fueron. Partieron temprano. Hablé con la Madame y le dije que te quería un poco más a mi lado. Tú también regresaras pero no con ellas.- Mientras Carlos admitía con tranquilidad su cambio de planes, Jade se encolerizaba por posponer su regreso.
-Yo también tenía que volver temprano, tengo obligaciones que no puedo postergar.-La voz de Jade era más grave. El hombre replicó tranquilamente sin inmutarse.
-Si te refieres a tu hijo, ya hable con la mujer que lo tiene, Karla, si más recuerdo su nombre. No te preocupes todo está bien – esbozó una ligera sonrisa y volvió a su lectura del periódico.
-¿Cómo sabes que tengo un hijo? ¿Quién te dio el número de Karla? ¡Es mi vida privada e irrumpes en ella sin consentimiento!-La reacción de Jade fue enérgica. Carlos la miró fijamente y respondió con autoridad.
-¡Yo no soy cualquier persona, y la información me la dio La Madame! No te enfades, quería simplemente un poco más de tiempo contigo. Yo siempre se todo de cada persona que me interesa, está en mi naturaleza saberlo y por mi posición casi una obligación – repentinamente regresó a su típica actitud calmada y con el más absoluto cinismo continuó su alocución – No dedicare mi mañana a discutir contigo. Cálmate, hay más ropa para ti en la habitación – En ese momento repicó el teléfono móvil del hombre y se alejó para hablar sin interrupciones.
A lo lejos se apreciaba la cien fruncida del magnate, implacable y soberbio. Los gestos anunciaban malas noticias, y cuando regresó a la mesa su semblante era otro.
-Debo ausentarme por algunas horas. Tengo asuntos que requieren de mi presencia, pero quiero verte a mi regreso. Disfruta de la piscina, todo lo que necesites está en la habitación de huéspedes. – El hombre le dio un beso en los labios y partió en cuanto vio a la distancia a un pequeño hombre regordete con rasgos indígenas, al que saludo, "Vamos Potrillo".
___
Todo daba vueltas alrededor, el sonido de la sonara música de un pequeño reproductor perturbó a Vicente que se incorporó apenas notó que desconocía el lugar en el cual amaneció. Su cuerpo adolorido y sudado aún no se reponía de la fiesta, su cabeza era un desastre, como un rompecabezas desarmado. Algunos pasajes llegaron a su mente en instantáneas fotográficas y entonces comprendió el desenlace de su andanza nocturna. Todo lo que intentó evitar mientras vivía en la casa hogar había sucedido y se encontraba entre las ruinas de la juerga.
Vicente recogió su ropa aun dispersa por el suelo y se encerró en el baño diminuto. Alguien tocó la puerta y reconoció la voz de Maria al otro lado:
-Ya el desayuno está listo. Te espero en la cocina.
-Me arreglo y salgo. Gracias – Vicente se miró con rabia en el espejo. Moralmente vencido.
Afrontó a su compañera de juegos y abordó con sinceridad la situación, reconociendo que todo era producto del alcohol, mezclado con despecho y frustración varonil. Para María la confesión no era una novedad, más el golpe emocional fue mayor a lo esperado. Su corazón no estaba preparado para un nuevo rechazo del mismo hombre. Lo invitó a desalojar su pequeño apartamento y se desplomó sobre la cama revuelta, llorando con un dolor profundo. La noche fue un castillo de naipes que desapareció con la salida del sol, solo quedaban las ruinas y un deseo intenso de volver el tiempo atrás.
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)
RomanceEn vísperas de sus dieciocho años, Vicente, un joven huérfano, sabe que tiene que abandonar la casa hogar y comenzar su vida como adulto. Una vez afuera de las cuatro paredes que protegieron su infancia, tiene acceso a un nuevo mundo, lleno de opo...