CAPITULO 45
PLANES DE FUGA
Algo se cocinaba a fuego lento en las instalaciones carcelarias. Grupos dispersos mascullaban frases que escondían claves, intercambiaban armamento, mientras se orquestaba una fuga masiva. El organizador, se hacía llamar "Infierno", y tal como su nombre, el acceso a un personaje tan macabro era exclusivo. Su fama de incendiario lo confinó a cuatro paredes en el rincón más oscuro de la penitenciaria. La decadencia moral, era la culpable de los acuerdos pactados entre policías y reos. Los límites se extendieron, en el aislamiento que era solo una pantalla, se movía dinero, en cantidades sustanciosas. Y el beneficio de algunos resultó la oportunidad de otros.
Gerson Camacho, no volvió a comunicarse en persona con su hermano. De vez en cuando, recibía ropa, cigarrillos y comida, con uno de sus colaboradores. Lo mantenían informado. Conocía con exagerado detalle cada movimiento de Celeste. Ahora con fotos actualizadas disfrutaba del reporte mensual. Se deleitaba con el progreso de su hijo Diego, el parecido genético que certificaba el parentesco, sin necesidad de pruebas adicionales. Cuando observaba la imagen de Celeste experimentaba un coctel de emociones contradictorias. Deseo, desprecio, atracción, repulsión, esta mezcla, entre el amor y el odio, alimentaba su alma para no sucumbir al encierro y mantener la mente enfocada en un solo objetivo, la venganza. Porque el odio, le resultaba útil en su condición de claustro, lo hacía fuerte, indestructible, un ser peligroso que explotaba al mínimo contacto. En la prisión el débil era la presa. Con su fama de cazador ganada, Gerson gozaba de inmunidad. Tenía el respeto de los reclusos y la vigilancia extra de los guardias de seguridad.
Era una tarde cualquiera de un día sin novedad, cuando se deslizó en la hora del almuerzo una nota escrita por el puño y letra de "Infierno", y de mano en mano llegó a Gerson, que no tenía apodo, pero tenía fama, y muy mala también. Lo invitaba a participar en una reunión clandestina, en un lugar apartado, los datos eran específicos, sin ahondar en el tema. Evitando así, que de llegar a las manos equivocadas pudiese filtrarse información confidencial. La nota rezaba al final "Una vez leído, destrúyelo", por lo que Gerson discretamente masticó el papel, transformando la hoja en un alimento del insípido menú. En el comedor del recinto carcelario, todos sabían la razón. El Infierno había llegado, y no para quedarse.
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Con su lento andar, Gerson atravesaba pasillos desconocidos, que extrañamente permanecían en la más absoluta oscuridad. Un silbido de la nada alertó al rubicundo espectro, que procuraba maximizar la deficiente vista del ojo que le quedaba. "Por aquí", guió la voz, que nacía de la sombra, descendió un grupo de escaleras, que invitaban a las fauces del infierno, cual película de terror, de bajo presupuesto, sin fuego, sin humo, solo la simple penumbra. Al finalizar el tramo en bajada, le dio forma al rostro que había sido su conductor anónimo. "Vamos, que es tarde. Infierno te espera".
El encuentro del rey de las sombras y el pirata sin mares, era el principio de un plan maestro. El hombre al que apodaban Infierno, no se le iba un buen elemento. Gerson, resignado a su propia esencia maligna, no tenía futuro, solo un pasado que destruir. Era tal su grado de entrega que solo ventilaba en su cerebro sed de sangre, sin promesas de un mañana armonioso, sin esperanzas, un futuro negro como el lugar de reunión donde se encontró con el Infierno en persona.
-Me entusiasma conocerte. He oído que no le tienes miedo a nada.- Su voz ronca y gruesa, contrastaba con su espesa barba negra. Su mirada profunda escrutó cada rincón del ser de Gerson.
-Mierda que habla la gente. Soy uno más, soy como todos, un número en una foto. – El desdeñado rubio, hablaba sin profundizar en su interlocutor. Estudiaba el entorno, las sombras que podían ocultar otros enemigos. Una posible emboscada no era atípica, el desquite de otro reo por una antigua ofensa.
-¿Sabes quién soy?- Preguntó con una arrogancia suprema.
-Otro número, como yo, pero con más años en tu condena. Dicen que a tu paso solo quedan cenizas. Que a tus muertos es difícil reconocerlos, porque a su alrededor no queda un jodido muro en pie.- Gerson se negó a ser diminuto en presencia de su anfitrión.- No tenemos nada en común.
-¡En eso te equivocas! Ambos tenemos muertos en la conciencia. Y puedo ver en tu puñetero ojo, que solo piensas en la libertad.- El Infierno se levantó de su resguardado rincón. Se paseó en círculos alrededor de Gerson, lo estudiaba como una masa en un tubo de ensayo a punto de sufrir una metamorfosis.
-Yo ya estoy muerto, aquí o afuera. A mí me mueve la venganza. Tengo una vieja cuenta pendiente. Para cobrarla necesito ser libre, para ver sus ojos tristes, cuando acabe con su vida y se vaya al mismísimo infierno.- conformé iba hablando, el aún joven Gerson, se teñía de un gris que le enmarcaba las ojeras. Su siniestra intención se apoderaba de su faz.
La energía de su odio, confirmó las pretensiones de Infierno. Era hora de abrir el juego.
-Yo no llegué para quedarme, yo me voy. Si quieres irte, y no arder entre las rejas de tu celda, me seguirás. Harás todo lo que yo diga, y guardaras el secreto de nuestros planes. No estamos solos. Solo los fuertes sobrevivirán. Me gusta el drama, y es posible que nuestro escape traiga destrucción y muerte.- El inquietante hijo de las tinieblas completaba su invitación satánica, vociferando el trágico destino del retén.
-Yo no tengo problema en seguirte. No le temo a la muerte, pero esto me huele raro. ¿Qué ganas tú con todo esto?
-Estoy organizando un comando de asesinos inescrupulosos, para servir a una causa mayor. Tu cara de alma descarriada sin remedio, se apega a lo que estoy buscando. Te ofrezco trabajo... si sobrevives.- Una tentadora propuesta. Al margen de la ley, como siempre.
Gerson selló el pacto que lo aliaba con los personajes más delictivos de la población de Yare. Ahora se ufanaba en silencio, al estar un poco más cerca de su objetivo. Destruir a la persona que lo destruyó, Celeste.
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)
RomanceEn vísperas de sus dieciocho años, Vicente, un joven huérfano, sabe que tiene que abandonar la casa hogar y comenzar su vida como adulto. Una vez afuera de las cuatro paredes que protegieron su infancia, tiene acceso a un nuevo mundo, lleno de opo...