Capitulo 26
El precio de una joya
Jade, en su imagen diurna acompañó a su hijo hasta el colegio, se abrazaron como siempre y se despidieron con alegría. Luego recibió una llamada que no atendió, vio el nombre en la pantalla y prefirió ignorarlo, en varias ocasiones volvió a ver ese nombre en la pantalla y lo ignoró otra vez. Mucho estaba claro desde ese viaje, solo siendo Jade alcanzaría la suma necesaria para adquirir el departamento, y tal como lo dijo su amiga Karla, Vicente no tenía más herramientas que su amor profundo por ella para luchar. Ella no permitiría involucrarlo en sus obligaciones.
Cuando regresó al departamento y desempacó, contempló todos los vestidos dispersos en la cama, regalos del cliente especial. Revisó su cuenta bancaria desde el ordenador, sentada en medio del desorden, y fue tanto el impacto de lo que vio en el monitor que emitió un sonoro grito. Inmediatamente llamó a su vecina y amiga, Karla, que no tardó en aparecer, las dos mujeres miraban incrédulas la pantalla, dudosas del monto acreditado.
-¿Qué le hiciste a ese hombre? ¡Debe haber un error, es mucho dinero!...-repetía Karla, embriagada de euforia al ver la cifra en el banco.
-Yo no he hablado aun con la Madame, quizás se equivocó y depositó la comisión entera en mi cuenta, esas cosas pasan.- Jade en el fondo sabía que no había error. Ese hombre pagó un alto precio por pasar una noche con ella.- No tocare ese monto hasta hablar con ella.
-¿Sabes lo que significa esto?-Karla miró maravillada por su reciente descubrimiento, e intentaba transmitir su entusiasmo creciente a Jade.
-¡Que tengo el monto que necesito para comprar este departamento!-Fue como si Jade leyera la mente de Karla. Su semblante cambió, una alegría inmensa inundó todo su cuerpo.
Las mujeres se abrazaron, saltaron, gritaron eufóricas y celebraron en medio de la confusión.
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La Madame giró instrucciones precisas a la encargada de la administración de La Joya, su contadora desde el inicio del emporio nocturno. Cada cifra se manejó con absoluta discreción, las jóvenes que participaron en la fiesta de Carlos Ignacio Restrepo, firmaron un acuerdo de confidencialidad, y no podían hablar de absolutamente nada referente al evento, ni siquiera del monto cobrado. La Licenciada Amada frunció el ceño al ver la parte que recibiría Celeste Bastidas, su confianza y relación cercana con La Madame, le permitió hablar sin falsos títulos:
-Pero este monto es muy alto, está percibiendo más que todas las muchachas juntas. ¿Por qué le vamos a pagar más que al resto? – Se quejó mientras se resistía a realizar la operación bancaria.
-Amada, yo ya se eso. Es una orden directa del mismísimo cliente, y conociendo al personaje, yo no le voy a llevar la contraria. Él lo sabe todo, no importa lo que yo decida, él se enterara y será peor para mi si no se siguen sus instrucciones al pie de la letra.
-¿Por qué seguimos haciendo negocios con este hombre? Si nos relacionan con él, se hunde La Joya. Estoy cansada de decírtelo. ¿Cuándo nos toque declarar impuestos como vamos a justificar semejante ingreso?
-Cálmate, ya él se encargó de maquillar las operaciones. No es la primera vez que hacemos esto. Por favor continua con el proceso, que yo sé lo que hago.
-Está bien, hare lo que me indicas, pero quiero que sepas que no estoy de acuerdo- Realizó el movimiento y continuó trabajando cayada durante unas horas, antes de irse volvió a pasar por el despacho de La Madame y retomó el tema.
-¿Qué pasa entre Celeste Bastidas y ese hombre? ¿Cuál es la historia? –Amada se acomodó en el sillón más confortable de la oficina.
-No hay historia, hace tiempo fue su cliente y al parecer no la olvidó- La Madame hizo una pausa y buscó dos tragos de Whisky para acompañar el momento. Le entregó uno a su contadora y el otro lo degustó antes de continuar con su intervención. –Creo que el hombre busca rehacer su vida. El matrimonio se le arruinó cuando descubrió una infidelidad entre su esposa y un socio de él.
-Entonces si hay historia. Quiere esa joya, al precio que sea- Amada construyó su versión rápidamente, tomó un sorbo y continuó.-Carmen, esa chica siempre brilló más que tus otras joyas, es natural que le salga un pretendiente.
-No creo que se preste para el juego del Patrón. La muchacha está enamorada...-El comentario de La Madame, fue interrumpido por una risa sarcástica de Amada.- ¿Por qué te ríes? El muchacho es bien parecido, con cara de ángel y cuerpo de atleta, seguramente tiene buenas intenciones.
-¡Carmen, por Dios! ¿Realmente aun crees en cuentos de hadas? Billete mata galán.- Amada terminó su trago y se levantó del cómodo asiento.- Si ese hombre la quiere, la va a tener.
-¿No crees que el amor sea más fuerte que la ambición? – La Madame repentinamente se sintió triste. No se lo dijo a su amiga, pero si quería creer en cuentos de hadas.
-Solo digo que, amor con hambre, no dura. –Expresó fríamente su opinión. Amada, una mujer madura y cerebral que siempre pensó como una empresaria, hasta cuando escogió a su compañero de vida.
El teléfono móvil de La Madame, repicó. Se acercó hasta el escritorio y lo tomó:
-Qué casualidad... Es Celeste.- Vio la pantalla y de inmediato a su contadora.
-Esa llamada es para comprobar si ese monto es cierto- Amada se disponía a marcharse, no sin antes comentar algo más. – Billete mata galán...Recuérdalo.
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Después de comprobar la veracidad y origen de los fondos, Jade sintió un repentino desprecio por cada vestido recibido. Karla admiraba con gusto cada uno, cuando Jade apareció con una bolsa negra de basura, y empezó a llenarla con las prendas que se encontraban en la cama.
-¿Qué haces? ¿Te volviste loca?- Manifestó enérgicamente Karla.
-¡Ese hombre le está poniendo precio a mi cuerpo!...-la joven introdujo cada vestido recibido por Carlos Ignacio Restrepo, en la bolsa.
- ¿Acaso todo cliente no estipula un precio? – respondió Karla.
-¡Ese hombre quiere ser mi dueño y yo no tengo dueño!- Buscó la tarjeta que le entregó el potrillo y la desechó en la papelera que tenía en el cuarto.-Se sintió acalorada, nerviosa, profundamente asustada – Voy a darme un baño.
Cuando la joven entró en el cuarto de baño, Karla se precipitó hasta la papelera y agarró rápidamente la tarjeta desechada por su amiga, leyó el nombre y lo guardó en el bolsillo de su pantalón, mientras continuó hablando a través de la puerta cerrada.
-Toma una decisión ¿Serás Jade o Celeste? Ahora nada te ata a La Joya, puedes iniciar un nuevo proyecto de vida, si así lo deseas. – Karla revisó la bolsa aun hechizada por la belleza de la ropa rechazada.
Desde el baño Jade respondió:
-No sé qué hare todavía, esto es repentino. Si te gusta algo de la bolsa, llévatelo, porque no voy a conservar nada- su voz resonó entre el ruido de la ducha abierta.
-¿Estás segura? Estos vestidos se pueden vender, aún tienen la etiqueta, deja tu corazón a un lado, piensa con inteligencia.
-Puedes venderlos tú si quieres, yo no quiero ver esa bolsa otra vez.- Cuando el sonido de la ducha ceso, Jade se asomó a través de la puerta, con la bata puesta y el cabello húmedo aun- ¿Me acompañarías a un sitio?
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)
RomanceEn vísperas de sus dieciocho años, Vicente, un joven huérfano, sabe que tiene que abandonar la casa hogar y comenzar su vida como adulto. Una vez afuera de las cuatro paredes que protegieron su infancia, tiene acceso a un nuevo mundo, lleno de opo...