Capítulo 73 - Ya no quiero tu perdón

12 2 0
                                    


Capítulo 73

YA NO QUIERO TU PERDON

En el interior del auto deportivo rojo, de vidrios polarizados estaba Celeste, controlada por la soga, inmovilizada en el asiento trasero, maquinando la forma idónea para escapar de tanto odio. En la cajuela del maletero se escuchaban algunos golpes realizados con fatiga. Dos vidas se debatían por subsistir en condiciones trágicas. Ariana que agotaba su reserva de oxígeno en la cajuela, asfixiada por los gases tóxicos emanados del mismo vehículo, y Celeste que perdía sangre profusamente por la herida causada en su espalda. Dos jóvenes hermosas, similares físicamente y provenientes de estratos distintos. Una preparada para ser una ganadora, otra forzada a ser una sobreviviente. Ambas unidas por una terrible casualidad llamada Gerson, que no tardaba en regresar, con un único objetivo en mente, deshacerse del carro y de todo lo que había adentro, incluyéndolas.

Las manos hábiles de Celeste se toparon con un pequeño cortaúñas, que tomó con precaución. Ella acostumbrada a superar la adversidad, se resistía a la muerte porque tenía un hijo y una razón para vivir, un futuro al lado de Vicente, el hombre que amaba.

Gerson regresó rápido. No ingresó al vehículo inmediatamente, primero abrió la cajuela y alzó a Ariana desmayada, o quizás ya muerta y la introdujo en el asiento trasero, justo al lado de Celeste, con la piel blanca y el cuerpo frio, la belleza congelada en una expresión inanimada.

Manejó sin decir ni una palabra, concentrado en la carretera, siguiendo un cronograma mental. Y Celeste, cortando poco a poco la soga, conteniendo el terror de verse a sí misma reflejada en su compañera de asiento.

En medio de la nada, realizó una parada. El deportivo rojo se confundía entre los arboles de una naturaleza virginal. Un entorno que había crecido a su ritmo, sin la interrupción del hombre y su civilización. Por última vez Gerson le dirigía la palabra a Celeste, solo para restregar su éxito en la ejecución de una venganza, soñada desde el principio de su estadía en la cárcel, casi diez años después:

-El viaje acaba acá. –Reportó sin novedad, algo perturbado, un Gerson lúgubre en su obsesión. Le quitó el trapo de la boca a Celeste, y admiró nuevamente ese rostro perfecto, inflamado por el llanto, desencajado, pero altivo. Ella pudo ver en su expresión que no habría negociación. - ¿Sabes porque te odio tanto?- Celeste negó con la cabeza, temerosa de hablar - ¡No fuiste a verme ni un vez a la cárcel! ¡Me negaste la oportunidad de conocer a mi hijo, y por último, me transformaste en la bestia que esta frente a ti!...

-¡Gerson, perdóname!....-Era culpable de cada acusación, pero su arrepentimiento ya no era requerido.

-¡Cállate! Ya es tarde. No hiciste lo correcto cuando debías, ahora ya no importa... Por cierto, conocí a tu novio, lo visité. Era un tipo bien parecido... ¡Que lastima!

-¿Lastima? ¿Qué hiciste?

-Acabé con él, solo para causarte este dolor...-Se retiró del asiento, alejándose abruptamente de Celeste, que entró en cólera, por lo que oía.

-¡Gerson! ¡Gerson!...- La puerta trasera del auto se cerró ocultando los gritos en su interior, pasó la llave y desapareció como un fantasma. Una marejada de humo se esparció. El terror no había terminado....

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora