Capítulo 32 - La sombra del Patrón

10 2 0
                                    

Capitulo 32

LA SOMBRA DEL PATRON

Carlos Ignacio Restrepo ingresaba en el interior de su jet privado, regresaba a terreno seguro en alguno de sus dominios secretos. A su lado iba una mujer arreglada glamorosamente, su nueva conquista, una despampanante rubia, que disfrutaba abiertamente de los beneficios de ser la pareja del patrón. No hablaba, no le interesaban los asuntos comerciales de su hombre, lo importante era su lugar en la vida de él. El potrillo también se acomodó en algunos de los lujosos asientos de cuero blanco. Tenía que conversar con su jefe, para darle información que recopiló con minucioso detalle. El pequeño indio viajaba con recelo, su acostumbrada expresión serena y seria le impartía respeto y miedo a la gente.

El patrón recibió de manos de la azafata un Whisky en las rocas, estaba satisfecho por las relaciones comerciales que estableció. Sus negocios de contrabando y distribución rendían frutos. La droga era un bien rentable. El creciente mercado abrió un mundo de posibilidades que abordaba al globo terráqueo y no se limitaba al continente americano, sus clientes eran diversos e incluían al continente asiático y europeo. Su fama creció y ya no era una figura discreta que pasaba inadvertida por las calles, dependía de un sequito de guardaespaldas para trasladarse de un destino a otro. El otrora niño pobre de los barrios de Medellín, que perpetro actos vandálicos, fue sicario y hasta mula, gozaba de buena vida, entre comillas, pues estaba en la lista de los diez hombres más buscados en el planeta.

Su felicidad no era completa. El engaño de su esposa, no fue superado. No tenía buena relación con sus hijos por esta causa. El futuro heredero del imperio de la droga aborrecía en sumo grado a su padre. La última vez que se vieron hubo sangre, se enfrentaron a puño cerrado, por una cuestión de fidelidad. Sebastián, el hijo mayor del patrón, se encarnizó en cuanto vio las condiciones de su madre en una clínica. Carlos Ignacio solo expresó con fría ironía, "Agradece que no la mate como a ese perro, con el que se revolcaba", esta confirmación fue la gota que derramó el vaso, la reacción del hijo fue inmediata, arremetió contra el padre y le rompió la boca de un solo golpe. Los presentes tuvieron que separarlos. Sebastián se retiró hecho una fiera vociferando a los cuatro vientos que..."jamás formaría parte de los negocios turbios de la familia"... aseveración que dejaba al clan incompleto, puesto que le seguía una hermana en orden descendente que no fue considerada por Carlos Ignacio para ocupar un lugar en la mafia. La ruptura dejo al magnate en un amargo silencio que solo compartía con su fiel Potrillo, el indio que lo secundaba en sus planes y conocía sus puntos débiles. Este último también sabía su deseo secreto de poseer a una joven bailarina que ya no deambulaba por la vida nocturna, a quien llamaban Jade, pero que ahora renacía bajo su nombre de pila, Celeste Bastidas.

Al potrillo se le dio una orden específica,... "Mantenme informado de todo lo que hace, en que trabaja, donde vive, con quien vive, pero no interfieras con sus planes. Deja que sea como el rio que va Riviera abajo, pues tarde o temprano inevitablemente llegara al mar"... ese mar era Carlos Ignacio, con su vasto alcance y su infinita fortuna. Además de esa intromisión a su vida personal, estaba ese gusto por resaltar, decir aquí estoy, aunque no me veas. Un ramo de rosas rojas era el recordatorio constante de esta presencia a oscuras. Era natural mantener el control sobre aquellas personas sobre las que el patrón había tenido influencia. Celeste era esa joya que tuvo entre sus manos, y desarrolló un gusto por ella que no desapareció al poseer su cuerpo, era una tarea pendiente conquistar su corazón. Mientras los hechos transcurrían a sus anchas, el magnate aceptó de buena gana la lambiscona compañía de esta chica plástica que lo admiraba con locura, le ayudaba a reconstruir su ego y tenía una función ornamental básica en el medio que se desenvolvía. Nicole, disfrutaba la atención adicional, el confort de la buena vida, el despliegue de dinero y poder. Ella estaba cómoda, haciéndose la idea de no tener competencia alguna. Una mujer así, siempre tiene la seguridad de ser invencible, no existía razón para creer lo contrario, complacía a su amado en la cama, lucia espectacular y no le llevaba la contraria. Al potrillo no le gustaba su aura, decía a su jefe "Esa mujer tiene el diablo en el cuerpo", y el patrón solo agregaba con morboso gusto "Entonces soy tan poderoso que me estoy cogiendo al diablo mismo", era una actitud de control y poder muy digna de su condición.

Cuando la maquina alzó vuelo y Nicole se retiró un momento al tocador, Carlos hizo un gesto y el potrillo le entregó el sobre que tenía en la mano. No dudó en ver su contenido, sacó los papeles y le dio un vistazo a los informes:

-¿Este es el novio de mi joya? – expresó con mirada escrutadora.

-Tienen tiempo jefe. Es muy joven, apenas veintiún años.- agregó el indio – Le digo que es de temer, no se fié, el patiquín es todo un personaje.

-Eso veo, es inteligente y emprendedor. Algún día será alguien importante.- En su tono había preocupación.

-Por ahora es solo un buen estudiante.- El indio le quitó méritos al expediente de Vicente, enfatizando un punto esencial – Claro está, no tiene su poder, es un simple mecánico en un taller de segunda mano.

-No lo subestimes, no hay enemigo pequeño.- Carlos guardó los documentos previendo un regreso repentino de Nicole.

-Él no es rival digno. Si usted lo desea, recupera su joya fácil.- el indio recibió el sobre nuevamente y lo guardó en su maletín.

La puerta del tocador se abrió y la sensual rubia regresó a ocupar su lugar. Para marcar su propiedad le plantó un beso a su hombre y miró con enojó al potrillo. Algo estaba claro, no existía simpatía entre ambos seres. Carlos intrigado por conocimiento de un rival en su terreno, le dio nuevas indicaciones a su empleado:

-Cuando estemos en mi despacho quiero ver con atención ese expediente. Deseo analizar todos los pormenores de ese negocio. Piensas que es un terreno sin valor, pero su potencial me inquieta. – Este juego de metáforas comprendidas entre los dos hombres, mantenía a Nicole en ascuas. A ella ningún tema económico le despertaba interés alguno. Ellos manejaron esta herramienta con astucia.

-¡Cielo deja los negocios y disfruta de este viaje! ¡Ya quiero estar contigo a solas! La champaña me despertó el deseo...-La sugerencia lasciva de la rubia, fue suficientemente clara. El indio vio a su patrón que, con la mirada, confirmó lo que iba a suceder. Se retiró a otro compartimento y dejo en soledad a la pareja, no sin antes recibir una orden adicional, para ser transmitida al resto de la tripulación:

-Por favor, que nadie pasé a esta área. Estaremos ocupados un buen rato.- Era natural y simple. El jefe obtenía lo que deseaba, donde fuera.

-Entendido patrón.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora