Capitulo 47
LA NOVIA ERRANTE Y LA NOVIA SOÑADORA
La complicada y anecdótica visita de Gulliana, provocó el súbito distanciamiento de Don José, en el taller mecánico. Después de su intempestiva salida pasaron dos semanas en las cuales su contacto directo y canal de comunicación con el negocio estuvo en las manos de Alicia Mendoza, que desfrutó sin discreción y con absoluto cinismo del poder que le brindó el mando cedido.
Walter, que además de ser un trabajador, era un amigo personal de Don José, se encargó de despejar las inquietudes que nacieron en torno a la ausencia del jefe, "...La niña se le quiere casar, y vino con el gringo para que Don José les diera la bendición...". Raúl y Vicente preguntaban al unisonó, "¿Cuál es el problema?", y Walter continuaba con su explicación, "Don José no aprueba, ni aprobara la unión de su hija con un hombre que tardó tanto tiempo en dar la cara". Se trataba de un problema moral, un sistema tan antiguo como la vida misma, en el que el pretendiente manifestaba su intención al padre, y esperaba su aceptación para iniciar el cortejo. "Es que José no recuerda los maltratos y el rechazo. Ahora se la da de padre fino, cuando el mismo tuvo que robar a la novia para casarse con ella", y los atentos oyentes opinaban con deleite. "Gulliana no necesita de bandera blanca. Es adulta y puede hacer lo que quiera", se aventuraba a decir Raúl, impetuoso, volátil, arriesgado. De pronto Vicente asomaba su empatía con Don José, "si él no consiente la relación, es porque en su madurez y sabiduría presiente que ese hombre no es el indicado". Esas charlas con sabor a novela rosa se extendían en las limitadas horas de almuerzo y culminaban con el ingreso de Alicia Mendoza a las instalaciones del taller.
Doña Amelia, que desde algunos meses era viajera recurrente y constantemente se paseaba por alguna ciudad de Estados Unidos, prefirió el anonimato y se negó a participar en el descabellado plan de emboscada. De alguna manera su hermetismo en relación al tema la parcializaba. Por supuesto a favor de la novia errante, que congeló todo preparativo de boda, con la esperanza de contar con su adorable padre y cumplir con la tradicional entrega en el altar. Esta historia picante le quitó protagonismo a cualquier noticia, en esos calurosos días.
Otra novia del momento, era Celeste, más serena y divertida con su situación. Se paseaba sumisa por las tiendas dedicadas al arte de la confección de Vestidos de novias. No lo podía creer. Se veía asimismo como la protagonista de un cuento de hadas, con el más hermoso de los finales. Y citando la típica frase "...y vivieron felices para siempre." Ya sonaban las campanas, la marcha nupcial, la voz del sacerdote realizando aquella pregunta crucial, que enmarcaba con exagerado fervor, la renuncia a la vida individual y la entrega absoluta al sacramento del matrimonio. Ella se enalteció de su abnegado amor y su capacidad de desprendimiento. No pensaba en un modelo de vestido, soñaba con varios, y se los media, y se imaginaba en ese instante mágico. La vida era buena para Celeste, el amor le sonreía, su negocio era prospero, con veintidós años, ya tenía estabilidad financiera, emocional y nuevos objetivos que perseguir, terminar sus estudios secundarios, hacer una carrera, vivir la vida.
El novio soñador, es decir, Vicente, también realizaba su tarea. En la búsqueda de la joya adecuada para enmarcar otra joya, se encontró con una historia particular que le recordó la lucha de Celeste. Ella era como el Ave Fénix, que se reinventaba y renacía de las cenizas. Escapaba de una vida, y milagrosamente construía otra, y renovada salía al ruedo, brillante, sensual, ligera. La inspiración del cuento mitológico dio paso al nacimiento de un anillo único, especial y sobre todo muy raro. El orfebre de la joyería intentaba recrear un ave en un anillo, que por ojo tenía una diminuta piedra de Jade. La encomienda era costosa, pero el esfuerzo bien lo valía. Raúl admiraba la creatividad de su amigo y la osadía de asumir una deuda tan alta. "¡Yo se lo mucho que amas a Celeste! pero... ¿No era mejor comprar un anillo más barato y sencillo?" Era la realidad de un asalariado. No le contó a su amigo que vendió una esclava de oro que guardaba desde su infancia, y que, según le habían contado las monjas, lo acompañaba desde su nacimiento. Era un cambio justo, una joya por otra joya, todo para complacer a una novia soñadora.
El día que retiró la pieza terminada, planeó un encuentro romántico y subió con Celeste en funicular hasta el punto más alto de la ciudad, en el Mirador del Hotel Humboldt, en horas de la noche, con un paisaje imponente de la Caracas nocturna. El frio de la montaña obligaba a las parejas a permanecer abrazadas, abrigados cuerpo a cuerpo, con un manto de estrellas como techo.
-No te di el anillo en aquel momento, porque todo fue espontaneo, natural... como todo entre nosotros. Quiero que recibas este presente como símbolo de nuestro amor, y sepas que me inspiré en la historia para describir lo que siento por ti- Vicente se arrodilló y colocó el anillo en el dedo anular de la ruborizada novia, con las luces lejanas como testigos de esa escena.
Celeste enmudeció, veía la forma en su mano estirada y conmovida sonreía entre lágrimas y risas nerviosas. Escuchó atenta la historia del Ave Fénix, aquel pájaro sobrenatural, que sucumbía al fuego para luego renacer de sus cenizas, majestuoso, imponente, inmortal. No tenía idea que su galante prometido la viera tan fuerte. Y volvió a creer en Dios, en todo lo que ofrecía a manos llenas, en un mundo ideal.
El tiempo transcurría sin distracciones, la graduación de Vicente estaba casi en puerta, solo faltaba Doña Amelia, su protectora fiel, para que todo fuera perfecto. Ya se había ausentado por una temporada demasiado larga, pero Vicente estaba feliz, recibió las buenas nuevas, y ya tenía confirmación de su regreso en vísperas de su acto de promoción. La vida le deparaba sorpresas y no todas estaban llenas de amor.
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)
RomanceEn vísperas de sus dieciocho años, Vicente, un joven huérfano, sabe que tiene que abandonar la casa hogar y comenzar su vida como adulto. Una vez afuera de las cuatro paredes que protegieron su infancia, tiene acceso a un nuevo mundo, lleno de opo...