Capitulo 60
ATANDO CABOS
Era una mañana perfectamente coloreada. El matiz de los tonos azules mezclados con el amarillo del primer radiante rayo de sol, pintó un paisaje de antología, romántico, hipnótico y relajante. Celeste observó todo el amanecer desde el balcón de su departamento. Luchaba por mantener la calma. El informe del noticiero la preocupó. Prácticamente no durmió. Solo confiaba en una persona, Karla. La llamó sin éxito, le dejó un mensaje de voz y le tocó la puerta varias veces. Con el despuntar del alba, no le quedó más remedio que iniciar su jornada diaria, manteniendo la rutina. Diego tenía clase y ella aprovecharía ese intervalo para averiguar si en ese listado de bajas, estaba el nombre de Gerson Camacho.
Karla regresó de su larga cita, con ropa nueva, un hermoso vestido veraniego y floreado que enmarcaba sus bien formadas curvas. Antes de subir a su departamento, recordó los ejemplares dejados en el kiosco el día anterior. Su móvil aun apagado reposaba en el interior de su bolso. Lo vio sin mortificarse y lo hizo a un lado para sacar el monedero. Le pagó a Víctor las deudas viejas y pidió también el periódico del lunes. Una vez dentro del edificio y mientras esperaba la llegada del ascensor, revisó la primera plana de uno de los ejemplares más viejos.
-¡Santa madre de Dios!... ¡Tengo que avisarle a Celeste!...
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Celeste dejó muy temprano a Diego en el colegio. Se desvió de sus labores para visitar el departamento de información de un canal televisivo. Era una táctica poco ortodoxa para recibir información de primera mano. Su teléfono repicó, solo una vez:
-¡Por fin! ¿Dónde te encuentras?- Contestó Celeste, despojándose de los saludos y las normas de cortesía.
-Lamento no haber atendido antes...- Karla no concluyó la frase.
-¡Eso ya no importa! Necesito que recurras a tus contactos.- imploraba Celeste en frente de la estación televisiva,
-¿Qué contactos?- Karla aún no estaba en completa sintonía con su amiga.
-Me refiero a tu amante, el político. Él nos puede ayudar.
-Eso no es tan simple. Ayer estuvimos juntos, pero hoy a primera hora se fue de viaje. No está en el país. – Karla, se lamentó.
-¡Demonios! ¡Esto no me puede estar pasando!- La joven colapsó, sus lágrimas brotaron en plena calle.
-¿Dime en dónde estás? Voy inmediatamente por ti. Deja la moto estacionada, no es buena idea que manejes en ese estado. – Karla recogió las llaves, su bolso y salió en el acto.
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En un día de pocos clientes, Walter podía concentrarse en la literatura y realizar sus comentarios al respecto:
-¡Este mundo está podrido! Una cárcel que explota con cientos de lacras sociales en su interior es una señal del final de los tiempos.
-Quizás fue provocado.- Opinaba con apatía Raúl, mientras devoraba una suculenta arepa rellena.
-Ya te pusiste creativo... pero, es cierto. Quizás fue provocado.
Walter, abandonó la lectura al ver llegar a Vicente, con un semblante enamorado. Su cara tenía un brillo especial. El fin de semana con Celeste era un sueño. La vida de los dos juntos, una realidad posible, el joven contaba los días que lo separaban de esa felicidad.
-Llegas tarde.- con la mirada en el reloj, y el tono imponente. Walter sabía ser un hombre irritable cuando se lo proponía.
-Lo sé. Dormí demás.- respondió tranquilamente Vicente, sin inmutarse.
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO (PRIMERA PARTE)
RomanceEn vísperas de sus dieciocho años, Vicente, un joven huérfano, sabe que tiene que abandonar la casa hogar y comenzar su vida como adulto. Una vez afuera de las cuatro paredes que protegieron su infancia, tiene acceso a un nuevo mundo, lleno de opo...