Capítulo 10

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Habíamos salido de la base a las cinco de la madrugada. Los ocho nos encontrábamos en la furgoneta que conducía Louis mientras nos dirigíamos a Westfield. Todavía la oscuridad reinaba en el camino de tierra que recorríamos, la luz de la luna se filtraba entre las ramas de los densos árboles que nos rodeaban. Los dos chicos de prácticas estaban sentados en la parte trasera de la camioneta mientras que yo estaba en el asiento del copiloto. Por el retrovisor podía ver a la chica atentamente observando sus alrededores, agarrando su arma con innecesaria tensión; mientras, el chico estaba a punto de quedarse dormido.

Sacudí la cabeza, preguntándome cómo cojones habían dejado que aquel chico viniese. La chica era joven, tendría unos dieciséis años, diecisiete como mucho. En cambio, el chico parecía ser poco menor que yo. Que estuviese dormido explicaba que siguiera en prácticas.

-Nos aproximamos a la base.- dijo Louis por la radio del coche.- Dejamos la furgoneta a dos kilómetros.

-Recibido.- contestó la voz de Niall al otro lado de la línea.- ¿Posición?

-Cincuenta y tres grados seis minutos norte, dos grados veintitrés minutos oeste.- respondió Louis, observando las coordenadas que marcaba el GPS de la furgoneta.

-Recibido.- dijo Niall.- Si necesitáis refuerzos dad la señal, estarán en un radio de quinientos metros de distancia. Id con cuidado.

-Nos vemos a la vuelta, N.- aseguró Louis, apagando la emisora.

Fue entonces cuando detuvo el coche, estacionándolo entre varios árboles a un lado del camino. Se giró hacia nosotros una vez que detuvo el motor.

-¿Estamos listos?- dijo.

Todos asentimos, mirándonos unos a otros. Nos levantamos de los asiento, bajando del vehículo.

-Ya lo sabéis, manteneos discretos hasta que de la orden.- dije, colocando mi pistola en la cinturilla de mis pantalones, para después cubrirla con mi sudadera.- Somos ocho, quiero de vuelta seis camiones de cargamento, ¿entendido?

-Deberías llevar tú a los novatos, ¿no crees?- intervino Jace con una sonrisa autosuficiente.- Para que vean cómo trabaja un verdadero líder.

Entrecerré los ojos, sacudiendo la cabeza. Lo último que quería hacer era cargar con esos dos. Y aún menos, tener el cargo de consciencia si les pasaba algo.

-No te ves capaz de hacerlo tú, ¿no?- repliqué.

-Todos sabemos que tú lo harías mucho mejor.- contestó.

Rodé los ojos, dirigiéndome a los dos individuos en cuestión.

-Iréis conmigo, no os alejéis de mí.- terminé por decir. Luego me dirigí a todos.- Ya sabéis el plan, caminaremos en silencio hasta llegar allí y nos mezclaremos con los de la ciudad. Si todo va como Riley ha dicho que iría, no tardaremos en hacernos con el control de los vehículos. No dejéis que se acerquen demasiado a la entrada de la base o no tendremos posibilidades.

Me pesaba que prácticamente todo el plan dependía de aquella chica, pero no podía hacer otra cosa. Caminamos por el bosque en silencio, dejando solo el sonido de nuestras botas partiendo ramas a medida que avanzábamos. Íbamos en fila, atentos a cualquier ruido que pudiese alertarnos. Había perdido la cuenta de cuántas veces había hecho algo así en mis últimos siete años de vida. Tenía el punto justo en mi cuerpo de adrenalina que necesitaba para funcionar a la perfección, pero aparte de eso, estaba tranquilo, acostumbrado a lo que estábamos haciendo. Sin embargo no estaba tan tranquilo como me gustaría. Podía sentir el pequeño ápice de nervios en mi cuerpo, siendo de las pocas veces que confiaba en el plan. Para aplacarlos, me decía a mí mismo que Rick nunca nos pondría en peligro deliberadamente.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora