Capítulo 5

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Riley

Kat terminó de ganarse mi confianza cuando tuvo el detalle de llevarme al comedor y darme algo de comer. Ya estaba casi vacío, las personas que quedaban estaban terminando su almuerzo, enredados en interesantes conversaciones con sus amigos. La comida nunca me había sabido mejor, ya fuese porque en Eastwood tenían buenos cocineros o porque estaba muerta de hambre.

-Así que Rick te ha dado el visto bueno, ¿no?- comenzó a decir Kat sentada delante de mí.

-Supongo.- dije, extrañada por el uso de la expresión.

-Es un buen hombre, Rick.- continuó, mirándose las uñas.- Ha recogido a mucha gente que en otros sitios estarían muertos. La mayoría de los niños que hay aquí los hemos encontrado abandonados.

-¿Hay muchos niños?- pregunté sorprendida.

En Westfield, apenas llegaban a los cuarenta. La población era mucho mayor a la de Eastwood, pero había muchos menos niños.

-Bastantes.- afirmó.- Al menos ciento cincuenta.

-Wow.- fue lo único que dije.

-Es peligroso tener tantos, pero no podemos dejarlos a su suerte.- razonó.

Asentí, entendiendo perfectamente lo que decía.

-En Westfield son todos hijos de miembros del campamento.- decidí compartir. Kat, a pesar de lo directa y honesta que parecía, no me estaba dando señales de juzgarme al ser de otra base. Es más, había admitido que ella haría lo mismo si hubiese estado en mi lugar. Sin embargo, su mirada era dura y fría, diciendo lo mínimo que podía.

-Riley.- escuché una voz detrás de mí.
Me di la vuelta, encontrando a H irrumpiendo en el comedor, su paso firme y decidido.

-¿Has terminado?- preguntó, colocándose detrás de Kat.

Miré mi plato, deseando que estuviese lleno y poder decir "no" para no ir con él, pero desgraciadamente, estaba vacío.

-Sí.- dije, poniéndome de pie.

-Sígueme.- dijo, y antes de darme tiempo a responder, se dio la vuelta y se fue.

Me apresuré a ponerme en pie y seguirlo, escuchando un "Buena suerte" por parte de Kat. No sabía por qué, pero todo el mundo parecía olvidarse de que el día anterior me habían disparado en la pierna. Kat tampoco le dio demasiada importancia, paseándome por el campamento como si no tuviese nada mejor que hacer. Por suerte, no nos fuimos muy lejos. H se detuvo delante de una puerta cerca del comedor.

-Ya he decidido qué vas a hacer mientras te quedes aquí.- me informó.- Vas a ayudar en las cocinas.

-Tienes que estar de coña.- fue lo primero que dije.

-¿Perdón?- dijo H sorprendido.

-Podría seros de ayuda en temas informáticos, señor. Creo que sería más útil que en la cocina.- dije nerviosamente. Más me valía andarme con cuidado con él.

-Yo creo que no.- me sonrió de medio lado. No necesitaba saber más para reconocer que el sentimiento que tenía cuando lo miraba era puro odio. Podía ver perfectamente que le encantaba la idea de humillarme.

-Pero...

-No hay peros.- sentenció.

Dicho aquello, dio media vuelta y entró en la cocina, la puerta columpiándose detrás suya. Decidí seguirlo por mi propio bien.

-Maggie, esta es Riley.- me presentó H.- Te la dejo para que le expliques lo que necesites.

-Muy bien, H, ya...

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora