Capítulo 11

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H

Llegamos a la base sin problema alguno. Dejé el camión en custodia de los que estaban encargados de descargarlos y me bajé de él. Dejé a los dos novatos por el camino, con la esperanza de por lo menos no ver al chico en mucho tiempo. En el hangar donde dejamos los camiones, me separé de mis compañeros tras asegurarme que todos estaban perfectamente. No tardé demasiado en llegar hasta la oficina de Rick. Llamé a la puerta y entré cuando me dijo que pasara.

-H.- asintió con la cabeza al verme.- ¿Todo bien?

-Sí.- asentí, dejando mi peso apoyado en el respaldo de la silla que estaba enfrentada a su escritorio.- Todo ha salido según lo planeado.

-Perfecto.- respondió.- ¿Han visto en qué dirección os marchábais?

-No lo creo.- contesté.- Eran diez camiones. Nos hemos llevado seis, a dos los han atacado los ciudadanos, uno lo he matado yo y el último no ha tenido ocasión de perseguirnos. Ha sido demasiado fácil.

Rick asintió satisfecho con mi respuesta.

-No os esperaban allí.- justificó.

Me había parecido fácil, pero no sospechoso. Sabía que nos esperaban en el punto de intercambio y no en la llegada a la base, por lo que habían bajado la guardia notoriamente. Lo que seguía comiéndome por dentro desde que habíamos salido de allí era que la maldita chica tenía razón. Rick me miró como si supiese lo que estaba pensando.

-Esto no significa que vaya a relajarme.- le advertí.

-Lo sé.- sonrió.- Pero piensa cuánto ha perdido Westfield y cuánto hemos ganado.

En eso sabía que tenía razón. Mi cerebro me decía que no me podía fiar, aquello podía ser un plan en el que ella hacía cosas así para que nos fiáramos y después nos diera la puñalada, pero sabía que Westfield no se arriesgaría dándonos suministros para más de un mes. No habían tenido ni idea de nuestro plan de verdad.

-Deberías dejar que Ian le echara un vistazo a eso.- me dijo, señalando con la cabeza el corte que se veía en mi antebrazo al tener las mangas remangadas hasta los codos.

Me lo miré, apenas recordando que lo tenía ahí.

-Ah, no es nada.- le quité importancia. Apenas dolía.

-Bueno, más vale que vayamos a almorzar o nos quedaremos sin nada.- dijo, levantándose de su sillón.

Riley

No había tenido ocasión de almorzar con los demás. Me había llevado toda la mañana atrapada en la sala de ordenadores, curioseando y aprendiendo cómo funcionaban. Niall había estado liado con la operación que estaban llevando a cabo, pero a eso de las doce del mediodía se sentó conmigo, relajado porque ya estaban llegando todos a la base. Me enseñó decenas de funciones que creía imposibles hasta ahora y yo lo oía maravillada. Prácticamente, aquella habitación controlaba toda la base y más.

Almorcé con Niall, uno sentado frente al otro. Niall era un chico muy dulce y simpático, no podía dejar de reírme con él.

-Tu plan ha funcionado a la perfección.- me dijo, dándole un bocado al sándwich que tenía entre las manos. Yo le sonreí como respuesta.

La única preocupación que tenía era que Westfield averiguara que era yo la que había dado aquella información, pero aparte de eso, estaba contenta de que los hubieran fastidiado. Además, en los pocos días que llevaba en Eastwood, ya habían hecho más por mí que lo que había hecho Westfield desde que había nacido.

-Aunque no lo creáis, odio Westfield tanto como vosotros.- dije honestamente.

-Te creo, en serio.- me aseguró.- Creo que prácticamente todos te creemos.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora