Capítulo 68

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no creo que estéis preparados para lo que viene

H

-Oye, gracias por lo que dijiste el otro día.- le agradecí a Cassie, ambos apoyados contra la camioneta.- Creo que convenciste a Rick bastante.

Ella se encogió de hombros y me dedicó una pequeña sonrisa.

-No es nada.- contestó.- Era lo mejor para todos.

Nos quedamos en silencio durante unos minutos en los que simplemente me dediqué a observar las nubes que se ceñían sobre nosotros. Había pasado más de una hora desde que Louis había anunciado que iban a entrar y no había podido dejar de morderme las uñas desde entonces. No me gustaba esperar. Odiaba quedarme atrás. No era por temas de egocentrismo ni nada de eso, simplemente no me gustaba la incertidumbre de no saber qué estaba pasando. Cuando eres tú el que va allí, estás al tanto de todo, sea bueno o malo.

Cassie pareció notar mi nerviosismo porque apoyó una mano en mi hombro.

-Estarán bien.- me aseguró. Se apartó de la camioneta y abrió la puerta de la zona delantera. Sacó una cantimplora y me la tendió. - Oye, ¿por qué no vas a llenarla al arroyo?

Sin discutir se la cogí de las manos y me adentré en el bosque, el cual comenzaba a dos metros de donde estábamos. El arroyo solo estaba a unos metros más, bajando la pequeña ladera que se formaba cuando te adentrabas un poco más. Mis pensamientos seguían volviendo a Riley y a cómo en aquel preciso instante estaba en aquella maldita base. Estaba lo suficientemente acostumbrado a aquellas situaciones como para ponerme en lo peor y pensar en qué podría pasarle ya que ella no lo estaba, así que intenté apartarla de mi cabeza como fuese, lo que me resultaba imposible.

Me agaché delante de la corriente de agua y acerqué la cantimplora, dejándola a un lado cuando estuvo llena. Me quedé unos segundos mirando el arroyo, observando cómo el agua corría entre las piedras. Hundí las manos y me salpiqué la cara de agua, intentando así refrescarme tanto la piel como las ideas. Encontraba relajante el sonido del agua mientras podía oír el canto de los pájaros que anidaban en los árboles sobre mi cabeza.

Una vez más calmado, volví a la camioneta. Sorprendí a Cassie bajando el capó del coche, sacudiéndose las manos seguidamente.

Fruncí el ceño mientras le tendía la botella.

-Antes, había un sonido extraño en el motor.- dijo, cogiendo la cantimplora. Asentí con la cabeza, aunque no me había dado cuenta del sonido.- Pero está todo bien.

-Ni siquiera había...

-H. Cassie. Creo que tenemos un problema.

Mis palabras se quedaron colgadas en el aire cuando oí la voz de Louis venir de la radio de la furgoneta. Abrí los ojos de par en par, encontrando a Cassie con la misma expresión. Ambos corrimos hasta la parte delantera del vehículo.

-H, Cassie. ¿Alguien me recibe?

La puerta ya estaba abierta, así que no tuve que hacer nada antes de subirme al asiento de un salto y alargar la mano para hacerme con el micrófono.

-¡Louis, Louis, estamos aquí!- exclamé.

Era perfectamente consciente del latido de mi corazón en la garganta. Algo no iba bien. La voz de mi amigo sonaba tensa.

No llamaba para señalar que ya salían.

-¡Louis, contesta!- grité esta vez, exasperado. Sin embargo, lo único que recibí fue la estática de la señal de radio.- ¡Joder! ¡Louis, ¿qué pasa?!

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora