Capítulo 40

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Riley

No necesito decir que H se pasó los siguientes seis días evitándome. Literalmente. Siempre se las apañaba para no coincidir conmigo en los descansos y, ya que no compartíamos ninguna tarea, no lo veía nunca. Traté de hablar con él un par de veces, pero siempre encontraba la forma de irse, asegurando que tenía mucho trabajo.

Entendía por qué me estaba evitando, pero quería hablar con él. Necesitaba hablar con él. La misma noche después de haber descubierto lo que había descubierto, sentí cómo la cama era más grande de la cuenta. Y tenía frío. Anhelaba sentir sus brazos rodeándome de nuevo.

Estos días también me habían dado qué pensar. Era un hecho innegable que echaba de menos su compañía. H podía ser increíblemente molesto e irritante a veces, pero no sé, le ponía un poco de emoción, de gracia, a mi día a día. También había llegado a la conclusión de que lo último que quería era causarle más daño. Él no se merecía eso.

Por eso mismo, había tomado la decisión finalmente. Tras semanas de querer tirarme a la piscina y no hacerlo, había decidido que iba a contarle la verdad. Todo.

Sabía que no me perdonaría, pero prefería eso a seguir mintiéndole. Me importaba demasiado a estas alturas como para eso. Él siempre había sido honesto conmigo y había arriesgado cosas por mí; no podía permitirme mentirle. Ya no. No cuando confiaba en mí.

Por ese mismo motivo, fui a buscarlo a su cuarto y me encontraba delante de su puerta. Niall me había insinuado en el comedor que H estaría allí, por lo que no tardé en levantarme e ir a buscarlo.

Llamé a la puerta un par de veces antes de abrirla. H estaba tirado en su cama con un libro sobre el regazo. Lo sobresalté, causando que cerrara el libro rápidamente y lo dejara sobre el colchón. Acababa de comprobar que, si todavía tenía alguna duda, me estaba evitando. Estaba pasando la hora del almuerzo en su cuarto leyendo en vez de, como es normal, pasarla comiendo.

-¿Puedo?- pregunté.

H se levantó de un salto de la cama.

-Ya me iba.- me anunció, cogiendo una sudadera que descansaba sobre su cama.

-Quiero hablar contigo.- insistí.

-Bueno, es que ahora mismo estoy ocupado.- se excusó, rascándose la nuca. Me miró a los ojos inocentemente, esperando que de verdad me lo creyera.

-Ya te veo.- me crucé de brazos, desviando mi mirada hacia el libro que acababa de cerrar.

H abandonó el intento de hacerse el inocente y rodó los ojos al comprender que no iba a librarse de mí tan fácilmente.

-Te lo estoy diciendo en serio, Riley, tengo cosas que hacer.- me aseguró, su sudadera colgando de su mano. Fuera hacía frío; había estado lloviendo durante los últimos tres días sin parar.

-¿Puedes dejar de evitarme durante diez minutos?- le pedí.

-No te estoy evitando, tengo cosas que hacer, por enésima vez.- bufó, rodeándome y dirigiéndose a la puerta.

-H.- lo llamé inmediatamente, dándome la vuelta. Él cubrió la distancia hasta la puerta con rapidez, dispuesto a huir otra vez.- ¡Harry!

Ante eso, tanto él como yo nos quedamos congelados. No sabía por qué lo había dicho, pero me había salido solo. Era extraño llamarlo por aquel nombre, pero por otra parte, era algo más personal que llamarlo simplemente por una letra. H, o Harry, se dio la vuelta al instante, respirando profundamente. Sus ojos echaban chispas con furia.

Volvió a cruzar la habitación, esta vez enfrentándose a mí. Me hizo retroceder instintivamente un par de pasos cuando su cuerpo invadió mi espacio personal. Sin embargo, la parte de atrás de mis rodillas chocaron con su cama, impidiéndome retroceder más. Para entonces, H había acercado su cara a la mía de tal forma que nuestras frentes se rozaban. Sus ojos me atrapaban como un imán aunque lo único que quería hacer era apartar la mirada de la suya.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora