Capítulo 43

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Riley

En cuanto esas palabras salieron de su boca, mis lágrimas las acompañaron. Él me miró entonces y puedo jurar que vi cómo el alma se le partía en pedazos a través de sus ojos verdes.

-Tú no...- empezó a murmurar, pero su voz se apagó antes de que pudiese terminar la frase.

Las lágrimas salían con más fuerza de mis ojos.

-Lo siento.- fue lo único que pude decir con la voz ahogada.- Lo siento muchísimo.

Él pareció quedarse congelado. Sentía una presión en el pecho y la garganta que apenas me dejaba respirar. No podía creer que se hubiese enterado de esta forma. Odiaba que me hubiese preguntado estando convencido de que le diría que yo no tenía nada que ver. Sacudió la cabeza, saliendo del trance del que se encontraba. Podía ver cómo todo respeto hacia mí desaparecía de su cuerpo.

-H, déjame que te explique...- intenté rozarle el brazo.

Él se apartó con brusquedad, dejando su estado de estupor por uno furioso.

-¿¡Cómo has podido!?- alzó la voz. Sus ojos me miraban con incredulidad y algo más que solo hizo que mi odio hacia mí misma creciese: asco.- ¡He confiado en ti, hostia! ¿¡Eso no significaba nada para ti!?

-¡Claro que sí!- sollocé. Me aparté las lágrimas bruscamente de la cara.- Tenía que hacerlo, H. Deja que te explique...

-¡No tenías que hacerlo, joder!- gritó él, alzando las manos al aire.- ¡Te habría ayudado, Riley! ¡Pero no, no has tenido el puto valor de decírmelo a la cara!

-Lo siento...- repetí por enésima vez, empezando a tener hipo por el llanto.- He sido una cobarde... y una egoísta... y lo siento muchísimo.

-Me has mentido.- dijo, dejando los gritos a un lado y volviendo su tono duro y frío.- Me has estado mintiendo a la puta cara todo este tiempo.- Estaba furioso. El rostro lo tenía contraído con rabia, las venas de su cuello prominentes bajo su piel.- Estarás orgullosa, lo has hecho genial. Incluso ha llegado un momento en el que te he creído por completo.

Cada palabra que decía solo conseguía que más lágrimas afloraran en mis ojos. La había liado oficialmente. La había liado pero bien. Sin embargo, sabía que me lo merecía.

-Sé que no es excusa, pero no quería hacerlo, te lo juro.- dije rápidamente, sin detenerme a respirar, como si eso fuese a ayudar a que me perdonara.- Me amenazaron con la muerte de mi padre. ¡No podía negarme!

-¿Y te tengo que creer?- me dijo tan bajo que casi no lo escuché. Hubiese preferido que gritara. Su tono reflejaba lo dolido que estaba, lo último que quería causar.- He confiado en ti y me has estado mintiendo todo el tiempo.

-No te he mentido respecto a lo demás.- me apresuré a decir.- Debería habértelo dicho, lo sé, pero no sabía cómo...

-Ahórratelo.- me interrumpió.- No me puedo creer que haya sido tan gilipollas. Pero, ¿cómo has podido? ¿Cómo has podido hacerle eso a toda esa gente inocente? ¿Cómo...? ¿Cómo has podido hacerme eso a mí? He sido lo suficientemente imbécil para pensar que te... Te importaba algo.

-Lo siento.- repetí, sacudiendo la cabeza.- Me importas, claro que me importas. Muchísimo, de verdad, no sabía...

-Cállate.- sacudió la cabeza, aparentemente no queriendo escuchar esas palabras. Clavó sus ojos en mí, la ira escapando de ellos con facilidad. Ira y decepción.

-H...- intenté comenzar de nuevo, pero él levantó la mano, ordenándome que me mantuviese en silencio.

-Vete. Coge tus cosas y vete.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora