Capítulo 25

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Riley

El viernes se hizo paso a través de la semana con facilidad. Kat y H podían decir lo que quisiesen, pero el ambiente había cambiado en toda la base. Los niños que solían estar en clase durante la mañana, estaban correteando por el campamento, llenando el aire de risas. Los más pequeños corrían de un lado para otro, jugando al pillar, y los más mayores, se habían hecho con algunas pelotas de fútbol y jugaban entre ellos. Incluso los adultos parecían estar de mejor humor; había varios adornando la plaza principal de la base con banderines y guirnaldas. Aunque en ese día se suponía que no se trabajaba, H había insistido en entrenar por la mañana, aclamando que ya tendría tiempo para relajarme por la tarde. Así que, sabiendo que era mejor no cabrearlo, aquella mañana me dirigía hacia el gimnasio. Como presumía, estaba vacío, a excepción de H, claro. Me sorprendió el hecho de que hubiese preparado varias latas alineadas sobre un banco, y a unos cuantos metros de distancia, se encontraba lo que diferenciaba como un fusil apoyado sobre un montón de colchonetas.

Levanté la mirada para encontrarlo observándome.

-Sé que te dije que la prioridad es que aprendieras a defenderte, pero como se te da bien disparar, he pensado que a lo mejor esto te sería útil en algún momento.- me dijo al ver mi expresión confundida.

Una cosa es que me enseñara a disparar una pistola y otra muy distinta era aquello. Sin embargo, me halagó que reconociera que disparaba bien.

-¿Eso significa que ya sé defenderme lo suficientemente bien?- cuestioné.

Siendo honesta, ya no tenía tanta prisa por acabar los entrenamientos con él.

-Algo así.- torció la cabeza.- Pero ya hablaremos de eso después. Ahora, ven aquí.

Lo seguí hasta colocarme detrás del imponente arma, observando con atención. H procedió entonces a compartir sus conocimientos sobre el funcionamiento del fusil, me mostró las partes y cómo debía colocarlo. Tras su detallada explicación, se agachó detrás de él y apoyó la culata contra su hombro. No tardó más de un cuarto de segundo en apuntar y derribar una de las latas con facilidad.

-¿Ves?- se levantó, dejando el fusil donde estaba.- Inténtalo tú.

Lo miré dubitativa pero obedecí. Me coloqué como él había hecho pero me tambaleé cuando intenté coger el fusil, siendo mucho más pesado de lo que esperaba.

-Cuidado.- me avisó H, haciendo el amago de intentar ayudarme pero se detuvo cuando conseguí estabilizarme.

Apoyé el fusil contra mi cuerpo como había visto hacer a H y lo miré, esperando su aprobación. Él asintió con la cabeza y me dispuse a alinear mi visión con la mirilla. Me llevó un tiempo apuntar a la lata y conseguir que el pulso no me temblara. Cuando pensaba que estaba lista, apreté el gatillo, el arma golpeándome el cuerpo tras el impacto. Me desequilibré tras el retroceso del disparo, lo que causó que la bala no diera en el blanco. H silbó mientras que yo dejé el fusil donde estaba, los brazos empezando a dolerme.

-Me gustan más las pistolas.- le hice saber. Él sonrió un poco.

-Lo que vas a llevar siempre encima es una pistola, pero la mayoría de los guardias utilizan fusiles. Nunca se sabe que puede pasar, es importante que sepas cómo funcionan por si acaso.- me explicó.

-¿Cuándo voy a tener una pistola?- pregunté, sentándome en el suelo. Me sentiría bastante más segura con algo que defenderme. Solo era pensar en el último ataque e imaginar que no hubiese estado con H, y me daba escalofríos.

-Cuando termines el entrenamiento.- me dijo, cruzándose de brazos.

Fruncí el ceño, sin entender por qué se seguía alargando. Tenía la certeza de que ya era capaz de desenvolverme medianamente bien si pasaba algo. Cuando Louis entrenó por última vez conmigo me dijo que ya me veía preparada, y de eso hacía más de semana y media.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora