Capítulo 48

3.8K 210 57
                                    

H

No tardé en seguir el sonido hasta una estrecha calle. Oía las pisadas de Kat a mi espalda, por lo que sabía que venía detrás mía. La calle estaba desierta. Había bidones y cajas desparramados por el suelo, pero lo que me llamó la atención fue una puerta de metal oxidado incrustada en la pared. Corrí hasta ella y me guardé la pistola en los pantalones, liberándome las manos para abrirla. El corazón me latía a mil por hora mientras intentaba forzar la puerta con dificultad. Desesperado, cargué contra ella con el hombro un par de veces, casi dislocándomelo, hasta que cedió. La puerta cayó al suelo delante de mí, levantando una nube de polvo. Saqué la pistola en el instante que puse un pie dentro, apuntando con ella al frente. Cuando la nube se desvaneció, pude distinguir en la oscuridad a un hombre que me miraba con los ojos abiertos de par en par. No tardé más de medio segundo en percatarme de qué escondía en su espalda. Me moví con un paso cauto hacia la izquierda, teniendo pleno acceso a lo que tenía detrás. Sentí cómo el oxígeno abandonaba mi cuerpo cuando reconocí a Riley. Estaba sentada una silla con las manos atadas a la espalda. Tenía la cabeza caída hacia un lado y los ojos cerrados, inconsciente o eso esperaba. Tenía la mejilla amoratada y el labio le sangraba hasta llegar a la barbilla.

No fui consciente de lo que estaba haciendo hasta que realmente lo hice. Mis manos se encerraron alrededor del cuello del tío, tirándolo al suelo. Con una mano lo sujeté mientras que con la otra lo golpeé hasta que no podía sentirme los nudillos. No le di ocasión a que se defendiera. La sangre que salió de su nariz y su boca me salpicaron la ropa y las manos, pero no podía importarme menos. Lo más fácil habría sido meterle una bala entre ceja y ceja, pero eso no me habría dado aquella satisfacción. Quería matarlo con mis propias manos. No sabía qué le había hecho a Riley, pero solo tenía que ver la forma en la que su ropa estaba rasgada para que la fuerza que me hacía pegarle se intensificara. Fue unos segundos después de que pasara cuando me di cuenta de que el tío no se movía. Tenía la cara desfigurada y casi irreconocible.

-¡H, vamos!- me llamó Kat.

Levanté la vista, encontrándola detrás de Riley, desatándola, supongo. Miré una última vez al tío, antes de levantarme, coger mi pistola y escupirle en la cara. No sabía si estaba muerto o solo inconsciente, pero esperaba que fuese lo primero.

Me apresuré a llegar hasta Riley, arrodillándome delante de ella. Le levanté el rostro con suavidad, tragando saliva al digerir el estado de su cara. Estaba muy pálida y tenía la piel helada. El corazón empezó a latirme con un poco más de rapidez al considerar una posibilidad. Sin embargo, la idea desapareció de mi cabeza cuando sus párpados se abrieron ligeramente. Le costó enfocar la mirada en mí, pero cuando lo hizo, no la apartó.

-¿H?- murmuró tan flojo que apenas pude oírla.

-Sí, soy yo.- asentí repetidas veces con la cabeza sin apartar mi mano de su rostro para ayudarla a mantener la cabeza derecha.- Te voy a sacar de aquí, ¿vale? Vas a estar bien, ya verás.

Ella asintió con la cabeza levemente, antes de volver a cerrar los ojos.

-Vámonos antes de que venga alguien más.- dijo Kat, rodeando la silla una vez había liberado las manos de Riley.

Yo me puse de pie, estremeciéndome al ver cómo sangraban sus muñecas. Me incliné, colocando uno de mis brazos bajo sus rodillas mientras el otro le separó la espalda de la silla. Con cuidado, la levanté, su cabeza cayendo hacia atrás al instante. Me detuve durante un momento, aquella situación recordándome a cuando sostuve a Maddie de la misma manera. Y todos sabemos cómo terminó aquella historia.

Sacudí la cabeza con fuerza.

Rápidamente, me dirigí a la puerta. Riley no iba a morir. No iba a morir en mis brazos. Sin aviso, unos gritos procedieron del interior de la habitación. Miré a Kat, quien no tardó en apuntar hacia el oscuro pasillo con la pistola. Yo me di la vuelta y salí por el hueco donde antes había estado la puerta. Cuando puse un pie en el exterior, oí el disparo que había producido Kat.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora