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No, no, ¡no!
Aquello no podía estar pasando. No podía haber acabado de permitir lo que había pasado entre Riley y yo. ¿Qué coño me pasaba? ¿Cómo tenía tan poco control sobre mí mismo? Me había dejado llevar por mis hormonas como si tuviese quince putos años. El corazón me estaba latiendo mucho más rápido de lo que debería mientras volvía a mi habitación. No podía respirar con normalidad tampoco. ¿Cómo podía ser tan imbécil? En serio, ¿cómo podía ser tan estúpido? Lo había fastidiado todo. Y con todo, quería decir todo. Llegué a la habitación antes de lo que me hubiese gustado, porque todavía no me había calmado en absoluto. Cerré la puerta detrás de mí con una patada, haciendo temblar la pared literalmente.
-¡Eres gilipollas!- me grité a mí mismo, dándole una patada a mi cama, clavándome una de las esquinas del somier en la rodilla.
Me senté en el colchón, dejando caer la cabeza sobre las manos, ni siquiera sintiendo el golpe que me había dado. Enredé mis dedos en lo más profundo de mis rizos y tiré con fuerza, maldiciendo mentalmente el día en el que se me había ocurrido nacer. No podía dejar de reproducir en mi cabeza el momento en el que sus labios se habían posado en los míos y en cómo me había hipnotizado por completo. Tiré aún más fuerte de mi pelo. Entonces, oí la puerta abrirse.
-Eh, fiera.- dijo Louis, causando que levantara la cabeza.- He oído el portazo desde el final del pasillo, ¿qué pasa?
-Que soy gilipollas, eso pasa.- dije, arrastrando mis manos por mi cara lentamente.
-Eso ya lo sé, me refiero a que si hay algo nuevo.- dijo con socarronería.
-No estoy para bromas.- le advertí de mala uva.
Su mueca cambió entonces a una más seria y pareció dispuesto a escucharme.
-¿Qué pasa?- volvió a preguntar.
-Tenemos que sacar a esa chica de aquí.- sentencié, mirando a un punto muerto en el suelo. Era la única manera. No me fiaba de ella, y ahora parecía que no podía fiarme de mí mismo si estaba cerca. Y eso sí que era un problema.
Oí a Louis suspirar a mi lado.
-Tío...- comenzó con un poco de tacto.- ¿Nunca te has parado a pensar... Que quizá el motivo por el que la detestas tanto es porque se parecen mucho?
-¿Qué?- lo miré confundido. Eso sí que no me lo esperaba.- ¿De qué estás hablando? ¿Parecerse a quién?
-A... A Maddie.- contestó Louis con miedo a mi reacción. Hacía bien.
-¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! ¿Te estás escuchando?- sacudí la cabeza repetidamente.- ¡Maddie no tiene nada que ver con esto ni con esa niña!
-¿Ah, sí? ¿Estás seguro?- inquirió Louis. Genial, ya estaba ganando la confianza suficiente para encararme.- Tío, se parecen bastante. Y no me refiero a solo físicamente. Tiene ese algo que tenía Maddie. No sé qué es pero me recuerda mucho a ella. Y estoy seguro de que a ti también pero eres demasiado cabezota para reconocerlo.
No lo era. Vi el parecido el primer día que posé mis ojos en ella. Lo que pasa es que prefería olvidarlo a toda costa. Sin embargo, Riley era mucho más cabezota y tenía más carácter que Maddie. Era mucho más irritante.
Me quedé en silencio, sin saber qué decirle.
-Riley no me parece mala chica, H.- dijo con un tono de disculpa.- Cassie me contó que la habían amenazado con matar a su padre, ¿acaso no harías tú lo mismo?
-No tengo padre para imaginarlo.- respondí cruelmente.
Louis pareció tragarse lo que fuese a decir y suspiró, probablemente quedándose sin paciencia para lidiar conmigo.

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Gunshot [h.s]
FanfictionSobrevivir. Esa es la única preocupación que puedes tener en un mundo como en el que vive Riley. Tras la guerra que arrasó Inglaterra, nada ha vuelto a ser igual. La vida de Riley gira en torno a la seguridad de su padre y la suya propia, pero todo...