Capítulo 62

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Riley

Por suerte, la noche se pasó sin complicaciones. Me quedé dormida con la cara en el borde del colchón, aún sentada sobre la misma silla que hacía más de siete horas. Me había despertado un par de veces cuando había oído a una enfermera o a Ian mismo acercarse para comprobar el estado de H, pero había vuelto a quedarme dormida inmediatamente.

Me llevé casi una hora despierta, mientras la luz del día iluminaba la enfermería. Me di cuenta entonces de que el estómago me rugía de hambre.

-Buenos días.- me sobresalté al oír la voz de Ian aproximándose.

Le sonreí cansadamente cuando lo vi. Lo observé mientras él evaluaba la información que le aportaban las máquinas a las que H estaba conectado. Tenía mejor color que la noche anterior, lo que era buena señal. 

Me sobresalté cuando H respiró más profundo de lo normal, dejándonos saber que se estaba despertando. Lo miré impaciente, necesitando volver a oír su voz. Había llegado a creer que no volvería a escucharla.

Ian y yo lo observamos mientras sus párpados intentaban abrirse. Finalmente, lo hicieron, causando que H gruñera y se tapara los ojos por el exceso de luz. 

-Buenos días.- dijo Ian. Podía ver en su rostro lo aliviado que estaba de que H hubiera sobrevivido la noche.

Harry frunció el ceño y se pasó las manos por los ojos, antes de separarlas y mirarnos con confusión.

-¿Qué...?- se vio interrumpido por otro gruñido cuando intentó incorporarse sobre la camilla.

-Túmbate mejor.- le aconsejó Ian, apoyando una mano en su hombro para mantenerlo en aquella posición. H obedeció con el rostro contraído por el dolor y llevó una mano inconscientemente al vendaje que le cubría la herida. Ian se colocó el estetoscopio que le rodeaba el cuello y apoyó la base del instrumento sobre el pecho de H.- Respira.

El pecho de H subió y bajó con profundidad unas cuantas veces mientras Ian cambiaba el aparato de lugar. Finalmente, se lo quitó satisfecho con lo que había oído y sacó una pequeña linterna del bolsillo de la bata blanca que llevaba.

-Mira aquí.- le dijo, abriéndole el ojo derecho con la yema de los dedos. Después hizo lo mismo con el izquierdo. Los irises verdes de H brillaban con la luz de la linterna, pero aún guardaban un destello de confusión.- Bien.

-¿Qué me ha pasado?- preguntó, mirándolo.

Ian lo miró entonces con más seriedad, sentándose en el borde de la cama.

-¿No te acuerdas de nada?- preguntó.

-¿De qué?- insistió H. Miró a Ian durante unos segundos hasta que finalmente me miró a mí por primera vez desde que se había despertado.

Tragué saliva sin aún ser consciente de todo lo que había pasado en las últimas horas. Quería envolverlo con mis brazos y abrazarlo lo más fuerte que nunca, pero me contuve y le cogí la mano de la misma manera, llevándomela a los labios para depositar allí un beso.

-Ian, ¿qué ha pasado?- volvió a preguntar, mirándolo de nuevo.

El corazón se me aceleró un poco al procesar que verdaderamente no recordaba lo ocurrido, sin saber desde dónde no recordaba.

-¿Qué es lo último de lo que te acuerdas?- preguntó Ian.

H apartó la mirada ante eso, intentando hacer memoria. Después, volvió a mirarme a mí con concentración. Lentamente, una pequeña sonrisa se le formó en los labios.

Ay, Dios.

Aparté la mirada de él con el rostro encendido, siendo perfectamente consciente de qué era lo último de lo que se acordaba. Solo esperaba por lo que más quisiera que no lo dijera en voz alta.

Gunshot [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora