Capítulo 7

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Lunes por la mañana y yo no quiero salir de la cama. A duras penas me visto y tomo mis cosas. La conversación que había tenido con aquél chico de cabello castaño no me había dejado dormir durante el fin de semana. ¿Se lo habrá contado a alguien?

El auto de mi hermano estaciona frente al gran instituto y los nervios empiezan a invadir cada espacio de mi cuerpo. Siento la mirada de Chad sobre mí, pero no me atrevo a mirarlo para confirmarlo. Hace un sonido con la garganta y suelta una risilla ronca.

-¿Qué esperas, pulga? Abajo.

Giro el rostro para centrar la mirada en él y hago mi mejor esfuerzo en poner una cara de perrito regañado. A diferencia de mí, él sacó los ojos color miel como mamá. En ésta ocasión lleva el cabello suelto haciéndolo ver más atractivo. Me hace recordar la era de Harry Styles del 2015 cuando tenía el cabello así.

Las cejas de mi hermano se fruncen.

-¿Y si me llevas contigo a la universidad y te doy mi dinero de la semana para que no le digas a mamá?

Chad pone los ojos en blanco y ríe.

-¿Por qué no quieres bajar? ¿Pasa algo?- pregunta y niego rápidamente con la cabeza.

-Es solo que tengo examen de matemáticas y no estudié nada- respondo con una mentira a medias.

Ayer por la noche recordé que hace dos semanas atrás el profesor nos había asignado un examen muy pronto, pero no sabía que con ese pronto se refería a hoy.

-Con mayor razón debes entrar-insiste.

Lo miro suplicante aunque sé que no cambiará de opinión. Refunfuñando agarro mi mochila y salgo del auto. Cuando subo los primeros peldaños del instituto escucho a Chad gritar: "Ten un lindo día pulga, te quiero" antes de poner el auto en marcha y desaparecer por la carretera.

Suelto un suspiro y me animo mentalmente.

«Tu puedes, Mac. Sólo di que el chico es un drogadicto, que está loco y listo, pan comido» Ojalá fuera tan sencillo como aquello.

Me aproximo hasta mi casillero para sacar algunos libros que necesitaré para el resto de las clases, y cuando ya tengo los necesarios cierro la puerta metálica encontrándome con el rostro molesto de Kiara. Aquello me hace soltar un pequeño brinco en mi lugar.

-Eres una perra, debiste enviarme siquiera un mensaje para saber que llegaste bien- dice en tono de reproche.

Mi ceño se frunce al escuchar sus palabras.

-¿De qué hablas? Me dejaste tirada en aquella fiesta- contraataco.

Ahora ella luce como si la hubiese abofeteado.

-¿De qué hablas? Ese niño raro de Alec me dijo que te habías ido con tu hermano. ¡Que él llegó a buscarte y te fuiste!

Esperen...¡¿Qué estaba pasando aquí?!

¡Así que Alec le dijo eso a Kiara! Él sabía que era lo suficientemente tonta como para subir en cualquier auto que estuviera abierto, e hizo todo aquello...¡¿Solo para sacar a relucir el tema de la bulimia?! Ese chico sí que estaba loco y me iba a escuchar.

Quién sabe si realmente se habría quedado sin gasolina... lo dudo mucho.

-Si no te fuiste con el caliente de tu hermano, ¿con quién te fuiste?- pregunta. En su tono hay una pizca de picardía y yo ruedo los ojos.

-Olvídalo. Tengo que ir a matemáticas, tengo examen- hago una mueca ante ello.

-Te compadezco- soba mi hombro en forma dramática- ¿haz escuchado las noticias que abundan el día de hoy por los pasillos?

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