Capítulo 1

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Inhala...exhala...inhala...exhala.

Las manos me tiemblan y las lágrimas se acumulan en el interior de mis ojos, mientras los latidos de mí corazón aumentan. Tomo una inspiración profunda y comienzo a contar mentalmente hasta diez.

«Vamos, Mack, puedes hacerlo. Solo intenta más profundo esta vez»

Aquellas palabras son lo único que necesito para volver a intentarlo. Meto dos dedos en el interior de mi boca, esta vez un poco más profundo. El sudor empieza a deslizarse por mi frente y casi puedo escuchar las manecillas del reloj haciendo eco dentro de mi cabeza, ¡Mierda! debo darme prisa antes de que alguien entre. Pronto, la bilis empieza a subir por mi garganta y es justo en ese momento cuando me dan arcadas.

Me encuentro en cunclillas frente al váter del instituto. Fue lo primero que hice, tan pronto bajé del auto de mi hermano. Han pasado alrededor de cinco minutos desde que iniciaron las clases y yo aún me encuentro aquí, tratando de desechar todo el desayuno que mis padres me obligaron a ingerir. No quiero que mis padres sospechen que algo va mal conmigo. No quiero volver a asustarlos como la última vez...

Saco los dedos de mi boca lo más rápido que puedo, mientras el líquido del vómito me quema la garganta y aterriza en el inodoro. Después de eso, tiro de la cadena y me pongo de pie, eliminando así cualquier indicio de mi desayuno expulsado.

El sabor amargo que queda en mis papilas gustativas es desagradable, no voy a negarlo.

Salgo del cubículo en el que me encuentro y lavo mis manos con abundante agua, antes de buscar entre mis cosas mi cepillo de dientes y esparcir la pasta dental que traigo siempre conmigo. Varios minutos más tarde, vuelvo a guardar todo dentro de mi mochila y miro mi reflejo frente al espejo.

Una mueca de desagrado se forma en mis labios.

Mi cabello castaño cae sobre mis hombros ligeramente. He pasado dos horas cepillándolo para estar un poco más presentable esta mañana, pero aún así siento que no ha sido suficiente. La blusa celeste que llevo puesta hace que mi piel se vea mucho más pálida que de costumbre.

«Necesito broncearme» pienso.

Miro cada ángulo de mí cuerpo, tratando de encontrar algo en lo cual trabajar. Cada noche me esfuerzo por hacer una rutina excesiva de ejercicios, sin importar que eso disminuya mis horas de sueño, por lo que unas notables ojeras se encuentran debajo de mis ojos, pero aún así, trato de levantarme el ánimo.

« Ya no eres la gorda de la que todos se burlaban. ¡Mírate! Jamás imaginaria que de ser una gorda obesa, pasarías a ser la chica delgada que eres ahora» Aunque no puedo dejar de sentirme como lo que un día fui: "La gorda Mack"

Constantemente me preguntaba por qué si había bajado tantos kilos, aún seguía siendo invisible ante los ojos de Ashton Thompson. Un suspiro me abandona y mi corazón da un vuelco de tan sólo pensar en él.

El chico más popular y deseado por todo el instituto Sorendy Crew. El chico que provoca que me suden las manos y se me corte la respiración. Literalmente no puedo estar frente a él, sin parecer una completa idiota.

Tal vez para él aún siga siendo la gorda Mack...

Una sonrisa triste aparece en mi semblante de tan sólo imaginarlo, pero rápidamente me las arreglo para borrarla.

Salgo de los horribles baños del instituto y me encamino a mi primera hora de clase; Matemáticas. Camino por los pasillos con pasos vacilantes, y me percato de que la puerta está abierta milagrosamente, lo que quiere decir que el profesor Méndez aún no ha llegado.

SCARS ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora