El castaño mantiene el ceño fruncido y su mirada viaja con alternancia entre Ashton y yo, una y otra vez. Es como si tratara de responder a alguna pregunta interna dentro de su cabeza, hasta que finalmente sus ojos caen sobre mí. Guardo la fotografía que llevo en mis manos con algo de disimulo dentro de la cartera que cuelga de mi muñeca derecha antes de encararlo.
La presencia del chico ojos verdes acapara nuestra atención.
-¿Qué hace él contigo en una habitación?-pregunta con firmeza, y aunque la vulnerabilidad de sus ojos me invita a querer abrazarlo, no me permito desmoronarme frente a él.
Me enojo de hombros.
-¿Eso qué más te da?-inquiero cruzándome de brazos- Tú y yo no somos novios- escupo.
La mandíbula de Alec se tensa con tanta fuerza, que por un segundo pienso que se está haciendo daño.
-Creo que será mejor que me vaya- la voz de Ashton denota confusión entre ambos.
-Sí- suelta Alec entre dientes.
-No- respondo yo al unísono.
Alec me lanza una mirada asesina a lo que yo no dudo en responderle de la misma forma. ¿Quiere estar con Gemma? Pues perfecto, porque ya me he cansado de ser la estúpida Mack de la que todos se quieren burlar.
-En serio, mejor me voy- insiste el rubio poniéndose en pie y acercándose a mí para que sólo yo pueda escucharlo- Gracias por lo de hoy y lamento mucho si alguna vez llegué a lastimarte- susurra en mi oído.
Cuando se aleja dispuesto a marcharse, me encargo de regalarle una cálida sonrisa antes de que desaparezca de mi campo de visión. El sonido de la madera abriéndose y cerrándose a su paso me pone la piel de gallina, mucho más cuando en la habitación sólo nos encontramos Alec y yo.
Ambos nos mantenemos a una distancia prudente para mi mente y mi pobre corazón, aún así, el olor de su loción masculina logra colarse por las fosas nasales de mí nariz, logrando que mi pulso se acelere.
-¿Podemos hablar?- pide el castaño hundiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. Las palabras han salido en un susurro muy bajo, y a pesar de los escasos ruidos del exterior, lo he escuchado a la perfección.
- No tenemos nada de qué hablar- le recuerdo.
Un suspiro cargado de frustración se escucha de su parte mientras se encarga de pasar las palmas de sus manos por el rostro.
-Soy un idiota, ¿de acuerdo?- empieza a decir.
-Concuerdo con eso.
-Y sé que muchas veces puedo ser complicado porque me cierro en mi pequeña mierda cada día, y lo hago porque sé que soy un desastre; toda mi vida lo es y no quiero arrastrar a nadie más a esto. No te quiero arrastrar a ti, Mack- su voz suena entrecortada, y sé que está luchando por mantener aquella imagen dura que lleva como escudo- Pero soy egoísta, tú me obligas a serlo, porque junto a ti me siento completo por primera vez en mucho tiempo- empieza a dar pasos hacía mí y aunque quiero retroceder, mis piernas parecen no responder- Porque eres esa pequeña la luz de esperanza que necesitaba, y porque te amo más de lo que un día imaginé. Lo que siento por ti es muy fuerte, Mackenzie, tanto que duele. Te vi esconderte de la mirada de todos, pero se te olvidó hacerlo de mí. En cuanto mis ojos te encontraron, supe que tenías que ser tú y nadie más. No importa que todo esto sea un desafío para ambos, así se supone que es el amor, ¿no?
Me encuentro luchando contra las lágrimas que se han agolpado en mis ojos y que amenazan con deslizarse por mis mejillas en cualquier momento. Mi corazón martillea contra mi pecho a un ritmo antinatural y mis manos tiemblan.
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SCARS ✔
Teen FictionMackenzie Jones ha sido víctima del Bullying por cuatro años consecutivos. Cursando ya su último año escolar, el chico roto de ojos verdes parece despertar su curiosidad y todo lo que le rodea. Negativo. Eso eran ambos. ¿Y qué si las leyes de la m...