Capítulo 43

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Alec

¿Alguna vez has sentido que todo a tu alrededor se detiene o que en algunas ocasiones, que sólo sucede más rápido y no tienes tiempo de hacer preguntas y mucho menos procesarlo?

Bien, entonces sabrás lo que estoy sintiendo en este momento.

Ni siquiera dejo que Adam termine de hablar por completo, ya que mis pies se mueven instantáneamente hacía la furgoneta mientras meto las manos en los estrechos bolsillos de mi pantalón e intento encontrar las llaves de ésta con la castaña pisándome los talones.

Una vez dentro, mis manos se aferran con fuerza al volante y respirar se convierte en un verdadero desafío para mí. Soy consciente del cuerpo tembloroso de Mack y no puedo evitar lamentarme internamente al ponerla en una situación como esta.

Adam mencionó que Gemma había estado intentando contactarme desde ayer, pero que al no ver señales mías decidió recurrir a él y decirle que Kendall no aparecía en ninguna parte del hospital. Aquellas palabras no han dejado de resonar dentro de mí cabeza desde entonces, lo cual me pone aún más nervioso.

Voy más allá de la velocidad permitida pero lo cierto es que me importa una mierda. Sólo quiero llegar lo más rápido posible y tener a mi hermanita entre mis brazos, a salvo.

¿Cómo es posible que en el hospital no estén pendientes de una niña tan pequeña como Kendall? ¡¿Cómo es posible que dejen que los pacientes escapen así como si nada?!

Me detengo en un semáforo y giro mi rostro hacía la castaña para observarla, pero me sorprendo cuando noto las lágrimas deslizarse por sus ojos mientras empañan sus mejillas. Pongo una de mis manos sobre su rodilla y le doy un leve apretón para reconfortarla porque sé que parte de ella se siente culpable al haber preferido pensar en nosotros dos y no en los demás al hacer este viaje, pero es demasiado tarde para arrepentirse de lo que ya está hecho.

Sólo hasta cuando el semáforo vuelve a verde reanudo mi marcha.

[...]

Una hora más nos basta llegar al hospital Olswen. Mi corazón parece querer salirse de mi pecho con cada paso que doy hasta la recepción. La rabia y desesperación se apoderan de mi sin poder evitarlo, y creo que eso salta a la vista.

-¿¿Dónde está Kendall?!- le pregunto furioso a Chloe.

La chica se levanta de golpe y abre la boca para responder, aunque en realidad dejo de escuchar en cuanto mis ojos se encuentran con Jorge, el doctor que se encarga de Kendall.

Ni siquiera sé qué estoy haciendo, lo único que hago es moverme en su dirección y tomarlo por su estúpido uniforme para propinarle un fuerte golpe en el rostro. El impacto del golpe hace que se tambalee un poco pero rápidamente logra sostenerse y no pierde el equilibrio. Sus manos suben hasta su nariz, la cual empieza a sangrar.

-Joder, ¡me haz roto la nariz!

-¡¿Dónde diablos estabas tú?!- ataco.

Mis ojos se nublan en cuestión de segundos por las lágrimas que amenazan con desbordarse de ellos. Unas manos suaves se envuelven a mi alrededor para calmarme.

-Alec, tranquilízate- susurra Mackenzie con voz angustiada, y entonces me desmorono.

Giro sobre mi propio eje y la abrazo mientras las lágrimas se deslizan por mis ojos.

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