Capítulo 58

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Una broma.

Eso debía ser, ¿no?

Una jodida y muy retorcida broma de mal gusto.

La mano de Connor que aún sujeta mi cabello finalmente pierde fuerza, pero se mantiene detrás de mí, muy cerca, para obligarme a mantenerme quieta en mi lugar. Mis mejillas se encuentran húmedas por las lágrimas que descienden de mis ojos, y en un hilo de voz logro decir:

-Quiero ir a casa- la súplica y el miedo son palpables en mi voz.

El chico tatuado suelta una risa atípica y cierra la puerta asegurándola con llave.

-Y yo sólo quiero mi puto dinero- dice elevando el tono de voz. Ha sido tan repentino que me ha hecho dar un paso hacía atrás, haciendo que mi espalda choque contra el pecho de Connor.

Su cálida respiración golpea la piel sensible de mi cuello y no duda ni un segundo en presionar sus fríos labios sobre él.  Quiero apartarme, pero me encuentro tan llena de miedo que temo que si lo hago, los otros dos se unan a él y hagan conmigo lo que ellos quieran . Los labios de Connor succionan mi piel y uno de los dos chicos presentes hace el intento por no estallar a reír ante la mueca que se ha formado en mis labios de repulsión.

- Por favor, quítate- ruego. Un sollozo se escapa de mi boca y eso parece producir algo en el chico que se encuentra libre de tatuajes.

Un suspiro pesado lo abandona y rueda los ojos antes de decir:

- Ya la escuchaste Connor, así que deja de comportarte como un niñato hormonal y quita tus manos de ella.

Connor rechista, pero al final termina cediendo.

El oxígeno vuelve a correr por mis pulmones cuando noto la distancia que vuelve a haber entre nosotros.

-¿Qué se supone que haremos, entonces?- cuestiona entonces el chico en el que una vez deposité mi confianza, cruzándose de brazos- ¿Echarnos un partido de ajedrez?

-Lo que haremos será tratarla como la dama que es, así que déjate de tonterías y si tan necesitado estás, ve a darte una ducha de agua fría- replica mirándolo fijamente. Connor le sostiene la mirada durante unos escasos segundos antes de dirigirse a las escaleras y empezar a subir los peldaños de madera rechistando con cada paso- Me disculpo por estos dos idiotas- dice girando el rostro para mirarme- Yo soy Hugo y el idiota tatuado que está a mi lado es Walter, mi hermano.

En ese preciso instante las palabras de Adam resuenan dentro de mi cabeza haciendo eco. Internamente empiezo a atar cada uno de los cabos y no me queda ninguna duda de que son ellos. El miedo se expande por cada espacio de mi cuerpo al asegurarme que los tipos que se están reteniendo en contra de mi voluntad son los mismos a los que Alec les debe dinero.

-¿Qué es todo esto?- me atrevo a preguntar.

-Ahg, pero mira que es curiosa- la voz severa de Walter hace que mis ojos se posen sobre él. Aunque su mirada denota fastidio, sus ojos lucen retadores en todo momento.

Hugo hace un ademán con la mano, restándole importancia.

-Te lo contaremos todo, no te preocupes. Ahora vayamos al comedor, porque me muero de hambre.

Walter a su lado, eleva las comisuras de sus labios.

- Por primera vez estamos de acuerdo en algo, hermanito- Su sonrisa no es cálida y amigable, de hecho, es tan retorcida que no puedo evitar pensar en el Wason al verlo. Sus ojos se encuentran con los míos, y como si fuera posible, sonríe aún más- Estoy tan hambriento, que sería capaz de matar a quien intente robar mi presa.

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