Mackenzie
Me sentía mal por haberme peleado con Alec. Sé que tal vez actúe como una niña inmadura, pero la idea de ser juzgada también por él, me hiere de una forma indescriptible. Creí que nos estábamos entendiendo. Que tal vez él era igual que yo, pero resultó ser todo lo contrario a mí.
Me encuentro sentada en uno de los sillones de la casa de Ashton. En otra ocasión me sentiría nerviosa por estar a solas con él, pero lo cierto es que mi cabeza está hecha un lío desde que salí del instituto.
Por alguna razón, aquellos ojos verdes no logran salir de mi cabeza. Es una completa tortura. Mi cabeza me juega una mala pasada, recordándome lo tonta que he sido.
Sé que Ashton está hablándome en este momento y que puedo parecer mal educada al no prestarle la suficiente atención a lo que me dice, así que parpadeo un par de veces antes de volver a la realidad.
-...Y es por eso que amo tanto el Básquet. Es una de las cosas que tanto me apasiona- asiento incapaz de responder a cualquier cosa. No sé en qué momento terminamos de ver una aburrida película, para pasar a charlar sobre deportes.
-Eso...es muy interesante, Ashton- mi voz es baja y por un segundo dudo que me haya escuchado, sin embargo confirmo que lo hace cuando responde:
-Lo es.
Seguido a esto, un silencio incómodo se instala entre nosotros.
Una pequeña parte de mí espera a que me revele algo vergonzoso sin que se lo pida. Que me obligue a hacer algo tan estúpido, como para después reírnos de ello, sin embargo, nada sucede.
-¿Puedo usar el baño?- pregunto rompiendo aquél tedioso silencio.
-Claro...hay uno en mi habitación, puedo enseñarte dónde está, si quieres.
Asiento y ambos nos levantamos del sofá para subir las escaleras.
Llegamos hasta la planta superior y nos encontramos de frente con una puerta, la cual deduzco que se trata de su habitación. Él gira la perilla y cuando la puerta se abre, una sensación extraña me cala los huesos.
Espero a que me deje sola en la habitación para dirigirme al baño y fingir hacer algo, pero en su lugar, se mantiene a mi lado en todo momento. Barro con la mirada el lugar, estudiando cada espacio de su habitación, hasta que mis ojos se encuentran con la cara sonriente de un pequeño Ashton enmarcada a un portaretrato que descansa sobre su mesita de noche.
Con pasos cautelosos, me acerco y tomo la fotografía en mis manos. Luce tan tierno e inocente, que parece casi imposible contener la sonrisa que empieza a deslizarse por mis labios.
-Es muy linda esta foto, Ashton- confieso de repente.
La piel se me pone de gallina cuando siento su respiración en mi nuca y el pulso se me acelera.
-No tan linda como tú luces ahora - su voz es ronca y me hace estremecer.
Mi pobre corazón está tan acelerado, que por un momento temo que él pueda escucharlo.
Trago saliva y giro sobre mi propio eje. La respiración se me corta al percatarme de nuestra repentina cercanía. Nuestros rostros están a escasos centímetros y casi puedo sentir su respiración golpearme los labios. Un solo movimiento bastaría para que nuestros labios se toquen y se junten en un maravilloso beso.
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SCARS ✔
Ficção AdolescenteMackenzie Jones ha sido víctima del Bullying por cuatro años consecutivos. Cursando ya su último año escolar, el chico roto de ojos verdes parece despertar su curiosidad y todo lo que le rodea. Negativo. Eso eran ambos. ¿Y qué si las leyes de la m...